Lobbying y grass-roots: sobre el cabildeo del sindicato del Ayuntamiento
En inglés se le llama grass-roots y, como producto de varios y concatenados cambios significativos a los largo de los últimos años en el sistema político mexicano, en Puebla ya no es novedad.
Una de las formas de cabildeo es la movilización social en las calles. Desde los años 60, aunque puede decirse que desde finales del siglo XIX también, empezaron a organizarse campañas de lobbying que combinaban el cabildeo directo con el indirecto, para lograr que una petición fuese favorablemente tomada en cuenta por el gobierno. En síntesis: los distintos grupos suman diversas tácticas de persuasión política para buscar incidir a su favor en las decisiones del gobierno y así, como se puede observar con las protestas del sindicato de trabajadores del ayuntamiento de Puebla, se llevan a cabo cabildeos hacia dentro del sistema político y hacia afuera de éste. Es decir, gestionar intereses, hacer lobbying o cabildear puede implicar que se organicen movilizaciones de distinto tipo, como pueden ser las marchas del silencio o las protestas sindicales.
Los sindicatos son un tipo de grupo de interés, más que nada enfocados a las demandas laborales y a los intereses de los trabajadores agremiados a sus organizaciones. Como todo interés organizado, los sindicatos cabildean. Dependiendo de las teorías con que se mire a la democracia y al cabildeo, los "grupos de interés" también pueden ser identificados como "grupos de presión". Justamente, muchos interpretan que los grupos como los sindicatos hacen "presión", en términos peyorativos, porque para influenciar en las decisiones del gobierno cortan calles o amenazan con un paro general de labores, lo cual perjudica a muchos ciudadanos y genera una percepción negativa de lo que algunas de estas manifestaciones producen.
Como lo demuestra el caso de la capital poblana en estos días, mientras los líderes sindicales buscan incidir desde arriba o directamente en el seno del gobierno, los agremiados lo hacen desde abajo o de forma indirecta. Entonces, aunque una manifestación social o sindical es mucho más que una campaña de grass-roots o un cabildeo indirecto, cuando los líderes sindicales toman la decisión de un paro general de actividades o cuando deciden movilizar la base sindical para cortar el paso de los transeúntes del centro de la ciudad y presionar al gobierno, esa decisión también puede ser contemplada en términos de una campaña de cabildeo indirecto.
Lo mismo sucede con los grupos civiles que marchan pacíficamente para solicitar medidas que bajen los niveles de criminalidad, secuestros y narcotráfico. El caso reciente del escritor Sicilia, que organizó una marcha del silencio en Cuernavaca, Puebla y otras ciudades del país, como también la megamarcha por la seguridad que se hizo en 2004 son ejemplos claros de cabildeo indirecto. Aunque muchas veces se argumenta que este tipo de lobbying no se asemeja en efectividad al lobbying directo, no es poco decir que desde el 2004 a la fecha el gobierno ha intentado incrementar mejorías en las políticas de seguridad –con todo y que la oposición legislativa no se ha decidido a aprobar una reforma en esa materia–.
Otro ejemplo claro de grass-roots poblano se dio en los años 2009 y 2010, con los defraudados de las cajas de inversión en bienes raíces Coofia, Sitma e InverGroup. Aquellos ciudadanos, que no eran cabilderos profesionales ni sindicalistas, se organizaron para reclamar por la devolución de sus ahorros apropiados ilegalmente por esas firmas inmobiliarias. Así, hicieron manifestaciones en frente del Congreso del Estado, en frente de Casa Aguayo, se manifestaron en el Zócalo, cortaron calles y mantuvieron reuniones privadas con legisladores y funcionarios del gobierno. Buscaban un objetivo político concreto, hicieron cabildeo directo e indirecto pero sólo consiguieron su objetivo de manera parcial. Claro que el oficio del cabildeo es de tiempo completo y los integrantes de estos grupos ciudadanos eran aficionados, por así decir. Además, una campaña de lobbying no asegura el éxito político de un determinado grupo.
Concluyendo, si se piensa que lo que está haciendo el sindicato de trabajadores del ayuntamiento de Puebla es una forma de cabildeo indirecto, es posible analizar el asunto desde la variable del lobbying. Así, no sería en vano que los encargados de diagramar y ejecutar la estrategia sindical entendiesen que, a veces, una campaña de lobbying alargada y ruidosa –en pos de un beneficio para una cantidad de personas muy por debajo a la cantidad de personas y sectores económicos que está perjudicando con sus medidas–, muchas veces se transforma en perjudicial para ese grupo. Es decir, el lobbying indirecto hace que sea más visible el directo, y si lo que se está cabildeando no es bien visto por la opinión pública, puede que esa campaña de cabildeo sea negativa y poco efectiva.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
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