La era de la revolución
Gary Hamel asevera que la era del progreso ha terminado. Se inició en la Edad Moderna del Renacimiento de los siglos XV y XVI, que va desde el descubrimiento de América; alcanzó su exuberante adolescencia en la Edad de las Luces y el Arte Barroco de los siglos XVII y XVIII caracterizada por la Revolución Francesa; llegó a la madurez en la Era Contemporánea de la Revolución Industrial de los siglos XIX y XX y está muriendo con los albores del siglo XXI.
Durante varios milenios anteriores a estos cortos 600 años, la humanidad no experimentó ciertamente ningún progreso, solamente ciclos: cambiaban las estaciones, las generaciones iban y venían. La vida realmente no mejoraba sino que su calidad se repetía en un modelo sin fin. Parecía que no había futuro, pues el futuro no era diferente del pasado.
De pronto surgió la creencia inquebrantable de que el progreso no solamente era posible, sino que inevitable. Y empezó a hacerse visible con el aumento de la expectativa de vida de los individuos, la multiplicación de los medios de confort material, el crecimiento del conocimiento. Parecía que nada podía evitar ser mejorado.
Las disciplinas de la razón y las rutinas deductivas de la ciencia podían ser aplicadas a cualquier problema, desde diseñar una perfecta unión política y desempacar el átomo y su energía, hasta producir semiconductores de alucinante complejidad e infalible calidad. Durante el siglo pasado, el progreso no solamente ha sido honrado sino elevado a un culto de adoración.
Sin embargo, el progreso no es ahora tan atractivo como lo fue antes. Hay una atormentadora sensación de que mientras la humanidad continúa mejorando sus medios, no siempre mejora sus propósitos. Tenemos dos guerras mundiales peleadas muy brutalmente con moderno armamento, la amenaza del terrorismo internacional biológico y nuclear, ríos moribundos y bosques salvajemente deforestados, megaciudades atestadas con campesinos desplazados, adictos compulsivos al trabajo en todas las urbes que han sacrificado su salud y familia en el altar de la prosperidad. El progreso ha extraído su precio. La era del progreso que comenzó con esperanza está terminando en ansiedad.
El trabajador en todo el mundo está atrapado en la rueda del mejoramiento continuo y descubre que trabajando cada vez más duro recibe en compensación cada vez menos. Y el desempleo es una realidad aterradora que es el pago de sobrevivir al "downsizing" o achicamiento de las empresas para hacerlas más esbeltas y productivas, al "outsourcing" que lleva a nuestras compañías a producir en otros lugares con menores costos y a las frecuentes reestructuraciones empresariales que hacen cada vez más corta la cadena de valor de los negocios en esta era industrial.
Esta versión de progreso del siglo XX nos ha hecho cínicos. Nos prometieron algún grado de autonomía, quedamos atados a la política corporativa. Nos prometieron un sentido de verdadero propósito, conseguimos la tiranía de los dividendos trimestrales. Nos prometieron la posibilidad de contribuir, asistimos a incontables reuniones sin ningún contenido.
Nos prometieron explotar nuestra creatividad, conseguimos reingeniería. Nos llamaron frecuentemente "asociados", pero somos tan descartables como una máquina vieja. No hemos doblado el lomo hasta el cansancio, pues la era del progreso aligeró el trabajo físico, pero nuestras mentes están entumecidas y nuestro espíritu vaga por cualquier lugar, menos en el trabajo.
Ahora estamos en el umbral de una nueva era: la era de la revolución. En nuestras mentes sabemos que esta etapa ya ha llegado, en nuestros estómagos no estamos seguros si es que nos gusta. Hasta donde sabemos, va a ser una era de conmoción, de tumulto, de fortunas que se hacen y se deshacen con la velocidad de la mente. Porque el cambio ha cambiado y ya no es aditivo. Ya no se mueve en línea recta. Vamos a continuar con este tema y cómo se presenta esta nueva era de la revolución en nuestro país.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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