Guillermo y Kate dan nuevos aires a la realeza tras boda con récord de audiencia
Tomaron por sorpresa a todo el mundo con el paseo que realizaron en un Aston Martin desde Buckingham hasta Clarence House.
por Cristina Cifuentes
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Con dos besos cortos, pero emotivos, el príncipe Guillermo y Kate Middleton, desde ahora los duques de Cambridge, sellaron su unión en el balcón del Palacio de Buckingham ante el aplauso y vítores de miles de personas que se apostaron en el lugar para saludar a los recién casados. Fue una boda perfecta, que transcurrió tal como había sido planificada, y sin precedentes mediáticos, ya que se estima que más de dos mil millones de personas siguieron la transmisión de televisión en todo el mundo. Incluso, tuvo una sorpresa: el paseo que la pareja realizó en un Aston Martin descapotable de los años 60 por la avenida The Mall, una vez que abandonaron el palacio para dirigirse hacia Clarence House, residencia del príncipe de Gales. Un gesto de cercanía que fue agradecido por la multitud y que marca el inicio de nuevos aires en la realeza.
Todo comenzó a las 8.00 de la mañana (4 horas de Chile) con la llegada a la Abadía de Westminster de los invitados civiles. Tres horas después, Kate hizo su entrada acompañada por su padre, Michael Middleton, y ambos recorrieron durante tres minutos la nave de la abadía hasta llegar al altar, bajo la atenta mirada de las 1.900 personas que allí se encontraban, entre ellos miembros de casas reales extranjeras, políticos, diplomáticos y destacadas figuras del mundo del espectáculo.
La novia sobresalió por su elegancia y sencillez, con un traje diseñado por Sarah Burton, directora creativa de la firma Alexander McQueen, el fallecido diseñador británico (ver página 56). La joven, que llevaba una tiara de diamantes de 1936 que le fue prestada por la reina Isabel II, destacó por su belleza e incluso el príncipe Guillermo le dijo apenas llegó a su lado: "Estás hermosa", según expertos que leyeron sus labios.
Por su parte, Guillermo se casó vistiendo el uniforme escarlata de la Guardia Irlandesa, de la que es coronel honorario, y llevaba también la banda azul de la Orden de la Jarretera. Su actitud fue más bien relajada, al punto de bromear con el padre de la novia cuando llegaron al altar: "Se suponía que esto iba a ser una cosa pequeña y familiar", le dijo riendo.
La abadía destacó por su inusual decoración, después de que le instalaran cuatro toneladas de follaje, incluidos ocho árboles grandes, para crear el efecto de que tanto los invitados como los novios caminaban a través de una frondosa "avenida natural". Sentados en las primeras filas se encontraban la reina Isabel II, vestida de amarillo; el príncipe Felipe, el príncipe Carlos y su esposa, Camilla.
En la ceremonia, oficiada por el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, la pareja prometió amarse, honrarse y respetarse, pero eludió la "obediencia" que marcaba el rito tradicional. Otro signo de modernidad lo marcó la novia al retirarse el velo desde el comienzo de ésta. Tras el preceptivo "sí, quiero", Guillermo tuvo algunos problemas para poner la alianza en el dedo anular de la mano izquierda de su esposa, y tuvo que insistir y apretar durante unos instantes para colocar en su sitio el anillo de oro, un regalo de la reina. De alguna forma, Diana estuvo presente también en la ceremonia, tal como lo quería Guillermo. Se escuchó su música favorita, en los asientos se encontraban algunos de sus amigos, como el cantante Elton John, y también estuvo su hermano, el conde Charles Spencer y su familia. Incluso, hubo espacio para los representantes de la ONG con las que ella colaboró y con las que su hijo trabaja ahora. También estuvo presente -para sorpresa de muchos por su conocida enemistad con la reina- Mohamed Al Fayed, el padre de la última pareja de Diana, Dodi Al Fayed, quien murió junto a ella en un accidente en París en 1997. Y quizás, en el mayor simbolismo de todos, la novia llevaba en su mano el anillo de zafiros y diamantes que Diana recibió para su compromiso. Guillermo y Kate salieron del templo como duques de Cambridge después de que la reina Isabel II le concediera a su nieto este título, el de mayor rango en la nobleza británica, además de los títulos de condes de Strathearn y barones de Carrickfergus.
Tras el enlace, los novios partieron en un carruaje, conocido como el State Landau, hacia el Palacio de Buckingham, donde la reina Isabel II ofreció una recepción. "Fue fantástica", afirmó la monarca sobre la boda de su nieto, según informó la agencia de noticias británica PA. Mientras que Kate expresó su felicidad por el desarrollo de la boda. "Me alegro de que el tiempo aguantara (las previsiones en los días previos hablaron de lluvias que no aparecieron). Hemos tenido un día maravilloso", dijo a la agencia PA. Los novios descansaron en Clarence House y luego volvieron a Buckingham donde disfrutaron de una fiesta organizada por la hermana de Kate.
Datos clave
Menú del almuerzo en Buckingham: El palacio dio a conocer el menú de su almuerzo de recepción por la boda real que contó con unos 650 invitados. Primero se sirvieron variados canapés, además de pato y cordero, entre otros. Destacó la comida tradicional, como elpudding Yorkshire y el salmón escocés.
Récord en internet: El evento batió récord de streamings, transmisión de video en vivo por internet. Según la empresa Akamai, que se encargó de entregar imágenes para Fox News, CBS y otros sitios web, la boda registró un tráfico récord, con un peak de 2,9 millones de transmisiones en vivo, rompiendo la marca de la última Copa Mundial de Fútbol (1,6 millón).
The Guardian saca versión republicana: El diario británico ofreció ayer en su formato digital una versión "republicana" para aquellos lectores que no tengan ningún interés en los asuntos relacionados con la la boda real del príncipe Guillermo y Kate Middleton. Su formato impreso, por el contrario, destacaba el enlace real en su portada.
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