Para la mayoría de las personas trabajar es una necesidad para poder subsistir, una necesidad que para algunos puede ser vocacional y para otros odiosa, para unos será más necesidad que para otros, pero en general sólo se trata de eso
de una necesidad.
En cambio, para las personas con discapacidad ya no sólo se trata de una necesidad, que incluso puede ser una necesidad mucho mayor que para una persona sin discapacidad, pues necesitará más recursos para su vida diaria (ayudas técnicas, adaptaciones, asistentes personales, etc.), sino que además se convierte en un derecho, es decir, las personas con discapacidad tenemos derecho a trabajar, derecho a ser valoradas como cualquier otra persona en búsqueda de empleo, derecho a tener nuestros propios ingresos y no ser económicamente dependientes de nuestras familias, derecho a disfrutar haciendo nuestro trabajo, derechos todos ellos que en muchas ocasiones se nos niegan.
Para una gran parte de las personas con discapacidad tener un empleo va más allá de recibir un salario, pues significa motivación, autonomía, libertad, un lugar donde conocer personas fuera del ámbito familiar, un lugar donde ser valorado, en definitiva, un lugar donde realizarse como persona.
Para cualquier otra persona tener un empleo es como tener algo más en su vida, pues tiene más cosas fuera de su trabajo (amistades, pareja, ocio, etc.), mientras que en el caso de las personas con discapacidad tener un empleo significa, en muchos casos, una oportunidad para sentirse útil, para demostrar su valía, para salir de casa, para relacionarse con otras personas que no sean sus familias, ya que en la mayor parte de los casos se trata de personas con pocas o ninguna amistad, personas discriminadas y/o rechazadas por la sociedad.
Por supuesto, no en todos los casos se cumple lo que he descrito, pero sí en más de los que creemos.
De manera que cuando alguna empresa te da la oportunidad de trabajar con ellos (hasta yo misma lo considero un milagro, dadas las dificultades a las que nos enfrentamos), pues es lo mejor que puede pasarte en la vida y hacemos todo lo posible para no desaprovechar esa magnífica oportunidad que nos han dado confiando en nosotros.
Con razón luego dicen los empresarios que tienen contratado a personal con discapacidad que nosotros somos más productivos y nos tomamos más en serio nuestro trabajo que las personas sin discapacidad, pero es que dadas las circunstancias no estamos para desaprovechar la ocasión. Si los demás en su trabajo dan un 80% de sí mismos, nosotros debemos dar un 100%. Sólo así podremos demostrar que somos tan eficientes o más que los demás y romper con los prejuicios.
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