biocombustibles;
Chile sigue en carrera por los biocombustibles
Patricia Vildósola Errázuruz
Después de la fuerza que traían en los últimos años, durante 2008 la carrera por producir biocombustibles pareció detenerse. Hasta 2007 se pensaba que la materia prima para producir bioenergía eran basicamente productos agrícolas. Sin embargo, esa alternativa se volvió cada vez menos atractiva. No sólo porque al utilizar cultivos alimenticios se arriesga la ya precaria cantidad de alimentos del mundo, sino porque el balance económico y energético de elaborarlos con esfuerzo daba números azules. A ello se sumó que en muchos casos se les acusa de atentar contra el medio ambiente.
Pero la detención fue sólo aparente. La realidad es que siguen con mucha fuerza, aunque con un giro que busca que sean no sólo altamente eficientes, sino que además no tengan impactos negativos. Así, con contadas excepciones, el uso de granos o leguminosas pierden posición como materia prima y la investigación se orienta a los de segunda generación, producidos a partir de biomasa, especialmente los lignocelulósicos.
Chile ha hecho el mismo giro y ha descubierto que aquí sí tendría buenas posibilidades para ser un productor importante. Y a ello está apostando y si gana, en cinco años se podrían tener biocombustibles en volumen comercial.
En los últimos tiempos, sin dejar de producirse biocombustibles de granos, las compañías de combustibles, energías, de biotecnología e incluso las quimicofarmacéuticas del planeta se concentran en los de segunda generación, según comentó un artículo de The Economist.
"En el mundo lo que hay es una preocupación por el tema de las energías renovables, motivada por el tema medioambiental y por el encarecimiento de los combustibles fósiles. Esto está tirando la investigación y desarrollo en el mundo. En Chile está la preocupación de cómo nos insertamos y estamos tratando además de aprovechar todo el conocimiento que se está generando para desarrollar las mejores tecnologías para nuestras características, traerlas y adaptarlas", dice el ministro de Energía, Marcelo Tokman, justo antes de tomar el avión que lo lleva a participar a la "Conferencia Internacional de biocombustibles: los biocombustibles como vector del desarrollo sustentable", en Brasil.
Por estos días el objetivo es producir bioetanol y biodiésel a partir de biomasa; es decir, de restos vegetales que son sometidos a procesos de degradación y mediante ciertas enzimas, microbios o sistemas de catálisis se convierten en combustibles líquidos, léase bioetanol y biodiésel.
La idea sería plantar como un cultivo agrícola una especie forestal que entregue gran cantidad de biomasa por superficie de terreno y que puedan ser tratados y cosechados como cultivos agrícolas, o sea, con máquinas que los cortan como quien corta pasto.
"Se plantan en densidades de hasta 10 mil plantas por hectárea un cultivo forestal es del orden de mil, por ejemplo, para luego ser cosechados con sistemas agrícolas", explica Aldo Cerda, gerente del área forestal de Fundación Chile, entidad que desarrolla iniciativas e investigaciones a nivel local.
Las investigaciones internacionales están buscando qué especies no alimentarias son las más eficientes para estos sistemas; es decir, que crezcan relativamente rápido, que soporten condiciones climáticas diversas e incluso puedan ser cultivados en tierras no agrícolas o erosionadas. Todo esto los haría más eficientes, amigables con el medio ambiente, baratos y reduciría la competencia con la producción de alimentos.
También trabajan en el desarrollo de las formas de convertir esa biomasa en combustibles líquidos, buscando, por ejemplo, cuáles son las enzimas más eficientes.
"En biodiésel ya existen tecnologías que podrían adaptarse a Chile. En bioetanol, la tecnología está más atrasada, pero avanzando muy rápido. Pero hay que considerar que se hablaba que tomaría al menos 10 años para que apareciera en el mercado y la realidad es que antes de cinco años estará disponible", recalca el experto de Fundación Chile.
Mientras eso pasa en el exterior, en Chile también se está trabajando.
El movimiento interno
En el país hay dos legislaciones que obligan a que el tema de las energías renovables avance, explica el subsecretario de Agricultura, Reinaldo Ruiz.
En términos eléctricos, a partir de 2010, los nuevos contratos de suministro deben asegurar que un 5% de la energía provenga de energías renovables no convencionales (ERNC); este porcentaje deberá llegar a 10% en 2024. Y en los combustibles líquidos, al 2020 el país deberá ser capaz de reemplazar el 10% del consumo de combustibles fósiles para uso vehicular por biocombustibles líquidos: bioetanol y biodiésel.
Y si bien no hay una ley que obligue a la mezcla de biocombustibles, sí hay algunos incentivos como la eliminación del impuesto específico para los porcentajes que se mezclen con la gasolina o el diésel.
Es decir, hay un marco que incentivaría su producción y hacia eso se están enfocando privados, autoridades e incluso la academia.
En 2007, casi dos años de análisis y evaluaciones mostraron que ni el maíz, ni el trigo eran viables desde el punto de vista económico o energético; para el raps los números eran ligeramente mejores, pero si se pensaba en volúmenes, el tema se complicaba por la superficie necesaria y la competencia con otros cultivos. Es decir, los biocombustibles no eran viables, al menos como una forma de independencia y seguridad energética.
Pero cuando se empezó a hablar de biomasa, la situación cambió: su condición forestal deja al país en un muy buen pie para producir biocombustibles de segunda generación.
Por una parte, existe una gran disponibilidad de biomasa utilizable en forma inmediata, a partir del manejo de bosques y especies nativas.
"Hay 900 mil hectáreas de quila y colihue que no tienen uso y que podrían ocuparse. Además, el manejo del bosque nativo genera gran cantidad de biomasa certificada, que puede convertirse en biocombustibles", recalca Cerda.
Asimismo, el país tiene una logística, gestión y expertise que le permitiría desarrollar estas plantaciones para biocombustibles.
"Chile sigue teniendo las condiciones para ser un líder en biocombustibles de segunda generación. En este caso, su principal vocación estaría ligada a la utilización de biomasa forestal. Pero para eso tiene que prepararse y pensar hoy en cómo atender una demanda futura en 15 o 20 años. O sea, cómo producir biocombustibles sin afectar la exportación de celulosa y productos manufacturados. Además, dónde plantar y cómo distribuir sin afectar la producción de alimentos y la exportación de vinos", dice Marcelo Herskovits, socio director de Accenture, del área de Recursos Naturales para Chile, consultora que acaba de terminar un estudio sobre la viabilidad de la existencia de un mercado de biocombustible.
Sector público y privado están trabajando , y bastante unidos, en eso.
Con el objetivo de impulsar el desarrollo de los biocombustibles de segunda generación, identificar las barreras y analizar instrumentos de fomento para ello, se creó este año la Comisión Asesora Interministerial de Biocombustibles, integrada por los ministros del Interior, Secretario General de la Presidencia, de Hacienda, de Educación, de Economía, de Minería, de Agricultura, de Transportes, del Medio Ambiente, de Bienes Nacionales y presidente de la Comisión Nacional de Energía.
Además, se han dispuesto recursos específicos para investigar en el tema: US$7 millones para financiar dos consorcios de investigación de biocombustibles a partir de lignocelulosa. En Biocomsa se asociaron Enap, Consorcio Maderero S.A. y la Universidad de Chile; y en Bioenercel lo hicieron la Universidad de Concepción, la Católica de Valparaíso, Fundación Chile, Arauco, CMPC y Masisa. La idea es que a partir de lo que hagan estos consorcios, en un plazo de cinco años el país esté en condiciones de producir biocombustibles propios y rentables.
Investigarán, entre otras cosas, las condiciones productivas y de cultivo de la paulownia y la acacia; y el pasto miscanthus.
En el intertanto se realizan pruebas. Existe un convenio de cooperación técnica en etanol con Brasil, CNE, Enap, Copec y Petrobras, para el desarrollo de un plan piloto de "Uso de bioetanol en Chile", que analiza la cadena de valor de la importación, distribución y comercialización de bioetanol en Chile, cuenta Ruiz.
Además como la idea es ver el impacto del etanol en el ambiente, se probará en la práctica. "Esperamos que a partir del próximo año se avance en el uso de etanol en una flota cautiva y a partir de ahí se podría ver de ofrecerlo a través de alguna distribuidora", explica Tokman.
Algo similar se hace con Biodiésel. Enap, Terpel y buses Pullman y Andes están haciendo pruebas de laboratorio para que las mezclas cumplan con las normas nacionales, utilizando biodiésel importado desde Argentina.
A ello se suma que ya está en el Parlamento un proyecto que dejaría a la Superintendencia de Electricidad y Combustible como encargada de fiscalizar que los productos que se produzcan y su uso sean de las características y condiciones exigidas por las normas.
Es decir, Chile está en carrera. Sólo falta esperar que llegue a la meta.
Nuevos proyectos en biocombustibles
Aceites reciclados (convierten aceites usados en biodiésel).
Estermet limitada
Comercial Biodiésel Chile
Renderin Chile
Municipalidad de la Pintana (utiliza el biodiésel en los camiones municipales).
Grasa animal:
Biodiésel del Sur (VIII Región).
Agroindustrial Tarapacá utiliza la grasa de pollo y pretende instalar una planta piloto de 300 l/día y el residuo glicerol lo emplean en alimento de aves.
Aceites vegetales:
Universidad Católica estudia aceite de Guindilla, planta chilena de la precordillera.
Golden Star, inversionista extranjera, propone plantar jatropha proveniente de Ghana en el norte de Chile e instalar una planta de biodiésel en la zona sur para aprovechar los aceites de la pesca.
Empresas del sur elaboran biodiésel de raps.
En Tarapacá, Atacama y Biobío hay proyectos que estudian la producción de biodiésel a partir de jatropha.
Se evalúa producción de bioetanol a partir de tunas en Coquimbo y de nabo forrajero en Aisén.
Algas
Las universidades de Tarapacá, Arturo Prat, de Concepción, de Antofagasta y el Instituto de Transferencia Tecnológica del Biobío investigan para aplicar los conocimientos de la acuicultura en el cultivo de algas y su uso como materia prima para la producción de biocombustibles.
comentario:
LA EMPRESA GREEN FUEL INTERNATIONAL con base en España y presencia en Chile, ya estudia la producción de Jatropha para Biocombustibles de segunda Generación, además de las distintas alternativas de Biomasa. Green Fuel esta en condiciones de construir plantas con la más alta tecnología a todos los consorcios que necesiten fabricar y comercializar biocombustibles, entonces es un componente muy importante en la cadena de valor.
En materia de Jatropha lo que se busca son variedades robustas resistentes a salinidad, a la sequía y con cosechas uniformes para establecerlas en el desierto Chileno y poder emplear maquinaria en sus cosechas.
Green fuel - Chile
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