Foto 1. Fotos | José María Criales y Javier Paz - Agencias Agencia
Texto | Aleja Cuevas
Fotos | José María Criales y Javier Paz
Desde 2004 | Unas mil familias de provincias de Oruro, La Paz y Potosí apuestan por la carne, la fibra y el cuero de llama como emprendimiento productivo. Un proyecto con financiamiento estadounidense capacita a los comunarios en la crianza del animal y en su mejor aprovechamiento comercial. En esta nota, la elaboración de ropa y accesorios con insumos de ese camélido.
La llama, la reina de los andes, seduce al mundo de la moda. El morador del altiplano, de ojos brillantes y pelaje suave, además de ser un animal de carga por miles de años, se encamina a dejar su sello en la industria textil y marroquinera del país. Su lana y su cuero ahora se usan como indumentaria de hombres y mujeres.
Desde 2004, el proyecto Manejo Integral y Sostenible de LLamas (MIS Llamas), financiado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y ejecutado por Project Concern International (PCI), busca disminuir la mortalidad de estos animales y promueve la crianza y la transformación de sus productos como elementos estratégicos para la seguridad alimentaria y la generación de ingresos para las familias del altiplano boliviano.
Según el documento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) "Situación actual de los camélidos sudamericanos en Bolivia" (2005), el país tiene 2.622.310 llamas, el doble de las que posee Perú (1.120.285).
El proyecto MIS Llamas interviene en 21 municipios de La Paz, Oruro y Potosí. Trabaja en la producción de camélidos (dotación de infraestructura, sanidad, alimentación y mejora de la raza), en la reducción de la mortalidad y en el mejoramiento de los procesos de transformación y comercialización de los productos derivados (carne, fibra y cuero).
Según Porfirio Choque, responsable de Producción Primaria del proyecto, en los 21 municipios existen 37 comités productivos, ocho se especializan en cuero, ocho en carne y 21 en fibra.
Choque indica que hasta hace cuatro años, los productores de llamas no habían advertido el potencial económico de los derivados de este camélido. Esto fue posible gracias a MIS Llamas, que impulsó la creación de diferentes emprendimientos. Éstos buscan dar valor agregado a la carne, a la fibra y al cuero de la llama, transformando en prendas, alimentos y productos acabados.
En prendas, cuya producción apunta, entre otras cosas, a revalorizar la cultura andina, hay mantillas, ponchos, ruanas, gorros, medias, polainas, chalinas, guantes y chompas, todo en lana de llama. En cuero, hay chamarras, zapatos, cinturones, carteras y monederos.
Visitamos la comunidad orureña de Avaroa, en el municipio Santiago de Andamarca, de la provincia Sur Carangas. Aquí, los comunarios ponen en práctica diferentes emprendimientos con la capacitación recibida de PCI.
"CADA RETAZO DE CUERO AHORA CUESTA"
Trasladarse desde La Paz hasta la comunidad Avaroa demanda alrededor de cinco horas de viaje en vehículo. Hay que recorrer una carretera asfaltada y otra de tierra bajo un sol inclemente; en el horizonte se ven espejos de agua.
Llegando al pueblo de llameros se advierte una plaza en cuyo centro destaca una escultura de bronce: es una pareja de llamas.
En dicho espacio también se observa una iglesia y una pequeña capilla. De esta última, que tiene la forma de una cúpula y por dentro un altar, se cuenta que en el pasado era escenario del sacrificio de llamas. El ritual se realizaba cada año para garantizar una buena producción agrícola y camélida en la región.
Hace cuatro años, un grupo de vecinos se organizó para conformar un comité productivo con miras a transformar el cuero de llama en accesorios de uso cotidiano.
El responsable del comité, Gerónimo Vélez, recuerda que en 2007 más de 10 familias se capacitaron con los técnicos del PCI para hacer realidad un sueño: confeccionar y elaborar chamarras, maletas, maletines, llaveros, carteras y portafolios. El proyecto también apuntaba a su comercialización.
En una vivienda con piso de cemento, con estantería para enseñar los artículos y con cinco máquinas industriales fue acondicionado el taller. Padres e hijos aprendieron los secretos de la marroquinería.
Para José Ríos, técnico del PCI, fue determinante para la consecución del proyecto el entusiasmo de los comunarios a la hora de aprender. También lo fueron la adquisición de los equipos (5 mil dólares) y la materia prima.
Al igual que varios de sus paisanos, Gerónimo está contento con el proyecto. El hombre moreno y de mediana estatura recuerda que, antiguamente, los abuelos del pueblo usaban el cuero de llama para cubrirse los pies, atar al ganado, construir viviendas e incluso para alimentar a los perros.
"Ahora cada centímetro (de cuero) nos cuesta", dice sonriente Gerónimo, quien explica que el cuero bruto pasa por un tratamiento previo antes de ser utilizado en la confección. "Primero hay que 'salarlo' hasta llevarlo a una curtiembre de la ciudad de La Paz".
Una vez que el cuero del animal está sobre la mesa de corte, la parte que corresponde al cuello se destina a la elaboración de calzados; la espalda para maletas; y los retazos van a carteras, billeteras y monederos.
Gerónimo calcula que a la semana se producen cerca de 40 maletines y un promedio de cinco chamarras. Su mercado es local, vale decir Oruro, pero gracias a algunos contactos, actualmente su mercadería se oferta en Brasil.
¿Y cómo cambió la vida de los comunarios? --se le pregunta al representante del comité--. "En cuanto a mí, estoy feliz por el trabajo que tengo. Gracias a esto (marroquinería) vivimos, tenemos algo de comer, para vestir y un poco de capital; incluso podemos ahorrar".
Además de pastear a sus llamas, Gerónimo corta y cose el cuero de llama. Así como él, otros comunarios de Santiago de Andamarca han visto cambiar su rutina con el proyecto y, asimismo, mejorar su economía. Cada productor gana, por lo menos, 500 bolivianos al mes.
MANOS QUE "VISTEN"
Mientras los hombres trabajan en el cuero, las mujeres se ponen manos a la obra y tejen. En 2009, amas de casa de la comunidad se agruparon para conformar el comité productivo abocado al tejido.
El taller de las tejedoras está ubicado en la plaza del pueblo. Ellas cuentan con tres máquinas de tejer con las cuales elaboran las prendas, aunque también echan mano de los palillos para tejer manualmente. Como insumos, utilizan lana de llama y sintética.
Eugenia Ramírez, representante de las artesanas, cuenta que durante la capacitación de PCI experimentaron con lana de oveja y de llama. Destacaron las propiedades de esta última.
Desde que arrancó el proyecto, ya son 12 las mujeres que se integraron a él.
"Para nosotras, hacer tejidos significa un gran progreso", manifiesta Eugenia, cuyas manos no paran de combinar los palillos y la lana.
Según Porfirio Choque, tradicionalmente la fibra de llama era considerada de baja calidad respecto de la de alpaca, pero con el proceso de descerdado (extracción de la fibra gruesa), la calidad es similar o mejor que la de aquella. Antes, las cerdas eran retiradas de forma manual, ahora utilizan una máquina para ello.
Las experiencias de Gerónimo y de Eugenia son sólo dos ejemplos de las cerca de mil familias que ahora apuestan por estos emprendientos productivos. Para ellas, la llama ha dejado de ser sólo un animal de carga, de alimentación o de comercialización; representa también la esperanza en mejores días.
Tienda AIPC
Las prendas de vestir trabajadas en el marco del proyecto MIS Llamas son expuestas en la tienda AIPC (ciudad de Oruro), un centro comercial abierto por iniciativa de la Asociación Integral de Productores de Camélidos.
En esta tienda no sólo se expone ropa confeccionada con máquina de tejer, sino hecha a mano (palillo, macramé y crochet) y que permite observar la creatividad de las comunarias tejedoras.
Accesorios de cuero
Carpetas, billeteras, monederos, maletines y zapatos hechos de cuero de llama se exponen en la tienda de MIS Llamas, AIPC, ubicada en el centro de la ciudad de Oruro.
Los productos están trabajados en cuero de color negro y en distintos tonos marrones. Los calzados son para niños, adolescentes y adultos; para varones y mujeres. También se ofrecen a la venta chamarras para hombres y faldas para damas.
Registro de llamas
Raúl Zacarías Copa, extensionista (técnico capacitado por Project Concern International) de la zona de Pampa Aullagas, explica que desde 2010 cada familia llamera comenzó el registro de sus animales.
En las notas se describe el peso, la edad y las medidas del camélido (alto, ancho y proporción). El proceso se repite con cada animal. El objetivo es que el productor conozca más al ganado.
Embutidos de carne de llama
En la población de Belén de Andamarca (Oruro) existe un comité productivo que trabaja con la carne de llama. En una instalación de tres ambientes trabajan con equipos modernos y bajo uncontrol estricto de higiene y calidad. Ofertan chorizo ahumado, chorizo parrillero, lomo ahumando, lomo fresco, mortadela, salame, salchicas, hamburguesas y silpachos. El proyecto es una novedad para los comunarios.
Enfermedades del camélido
Gumercindo Cruz, de Pampa Aullagas (Oruro), explica que parásitos como las garrapatas y enfermedades como la conjuntivitis y la malformación de los dientes afectan a menudo a las llamas. Estos problemas son combatidos con vitaminas y antibióticos suministrados vía oral y subcutánea.
No obstante, las curas ancestrales también tienen su valía para ellos, por ejemplo, el uso de grasa de animales y hierbas.
Corrales más seguros
Dentro de la primera fase de intervención de Project Concern International (PCI), los productores de las llamas desecharon los corrales tradicionales y construyeron otros con mejores condiciones (por ejemplo, con techos para proteger a los animales de los cambios climáticos).
De esta forma, según el agrónomo Porfirio Choque, se redujo la tasa de mortalidad entre los camélidos.