Se estima que la capa de hielo que cubre el Ártico protege en torno al 25% del petróleo que queda por explotar en el planeta, lo que colocaría a la región al mismo nivel que Arabia Saudita en cuanto a depósitos de "oro negro". También es rico en gas natural, carbón, hierro, plata, oro, zinc e incluso se dice que rubíes.
El deshielo está haciendo que estos recursos naturales sean más accesibles sobre todo para Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca, y Noruega, que son los países que tienen lineas fronterizas con el Ártico.
Y todos ellos codician llevarse un trozo grande de pastel.
El problema no son las fronteras terrestres, que están bien delimitadas, la cuestión que se plantea en estos momentos es de quién es el espacio marítimo y sobre todo de quienes son las enormes riquezas que contiene.
Para resolver esta disputa los cinco países se comprometieron en 2008 a respetar la Convención sobre el Derecho del Mar de Naciones Unidas que hasta el 2014 deberá dirimir las diversas reclamaciones territoriales.
Aumentan las tensiones
Pero a pesar de que hay una voluntad para llegar a un acuerdo de forma legal y pacífica, cables secretos revelados por Wikileaks indican que la disputa por los recursos naturales se está poniendo al rojo vivo, e incluso podría empeorar según dijo a BBC Mundo Robert Huebert, experto en geopolítica del Ártico de la Universidad de Calgary en Canadá.
"Los cables de Wikileaks indican que los daneses creen que tienen el derecho de reclamar hasta el Polo Norte, algo que también creen los rusos. Esto indica que los reclamos podrían sobreponerse, lo que podría ser motivo de conflicto en el futuro", indica el experto.
Otra señal de que el potencial de un conflicto futuro estaría aumentando es una paulatina e incesante militarización del Ártico. En uno de los cables, diplomáticos estadounidenses hablan de un "potencial incremento en amenazas militares en el Ártico".
Robert Huebert dice que "estamos viendo el reestablecimiento de la capacidad militar. Todos las naciones del ártico a excepción de Canadá están volviendo a desarrollar su capacidad de combate para operar en el Ártico", dice Huebert. "Pero la razón de esto no es dominar el Ártico por la fuerza, sino que la desaparición del hielo como obstáculo está convirtiendo al Ártico en un océano como otro cualquiera que permite a los países actuar en caso necesario".
"El hecho de que Estados Unidos haya establecido un número significativo de aviones de combate en Alaska y el hecho de que tenga un sistema de misiles antibalístico allí no es porque vaya a mantener una guerra aérea con los rusos. Están allí en caso de que algún día Corea del Norte lance un misil. Pero el problema es que si los estadounidenses han desplegado este sistema en el Ártico, Rusia también lo está haciendo", explicó el experto.
Las luchas del siglo XXI
Según se ha conocido, en los cables de Wikileaks se cita el embajador de Rusia ante la OTAN diciendo "el siglo XXI verá una lucha por recursos, y Rusia no debe ser derrotada en esta lucha... La OTAN sabe de dónde vienen los vientos. Vienen del norte".
También se revela que, en abril de 2008, el jefe de la armada Rusia, almirante Vladimir Vysotsky, dijo que "aunque en el Ártico hay paz y estabilidad, no se puede excluir que en el futuro haya una redistribución de poder, incluyendo una intervención armada".
En septiembre de 2010, durante una conferencia internacional sobre el Ártico organizada en Moscú, el primer ministro Ruso, Vladimir Putin, desestimó que la región pueda convertirse en un capo de batalla internacional.
"Toda especulación sobre una competencia por los recursos árticos son infundadas. A pesar de las existentes disputas territoriales entre las naciones del Ártico, todos los problemas pueden arreglarse por la vía diplomática".
Entretanto, el Kremlin no ha estado inactivo. Moscú reclama un territorio que abarca 1,2 millones de kilómetros cuadrados en el Ártico y llega al Polo Norte. En lo que es visto por los observadores como un intento de establecer su control territorial, el gobierno ruso está construyendo ocho plantas de energía en el Ártico que podrían entrar en operaciones en 2012.
En 2007, un equipo de científicos de ese país exploró el lecho del océano Ártico a bordo de dos mini submarinos. La misión científica pretendía encontrar evidencias de que una vasta cordillera submarina era la extensión geológica del territorio ruso. Como un gesto simbólico, los científicos plantaron una cápsula de titanio con la bandera rusa a 4.200 metros de profundidad.
Poco después de esto, Canadá anunció que construiría dos bases militares en el Ártico.
Futuro incierto
Por ahora, está triunfando la voluntad de los países del Ártico de resolver sus disputas por la vía política y de acuerdo a la norma internacional, y según el experto en geopolítica, a corto plazo, no parece probable que la tensión pase al plano militar.
Pero, lo que ocurrirá a largo plazo es una incógnita que algunos miran con temor. Sobre todo porque, además del acceso a los recursos naturales, el deshielo también abrirá nuevas rutas para el transporte marítimo y el turismo así como mayores posibilidades de pesca, algo que también podría convertirse en motivo de tensiones internacionales.
Y si esto fuera poco, no hay que olvidar el impacto en el medio ambiente, algo que horroriza a los ecologistas que se sienten impotentes.
Según los expertos estamos ante una paradoja: los recursos que una vez fueron inaccesibles son cada vez más fáciles de adquirir debido al cambio climático. Sin embargo, si se empiezan a explotar, el cambio climático se acelerará en la región, lo que podría tener unas consecuencias devastadoras en el planeta.
"Va a ser un desastre medio ambiental y no parece que nadie vaya a hacer algo al respecto", dice Huebert.
Proceso largo
Pero todavía van a pasar muchos años hasta que se puedan extraer los tesoros del Ártico.
Debido a las difíciles condiciones del territorio ártico, está costando mucho tiempo y dinero a los países lograr mapear el territorio.
Además, en opinión de Robert Huebert, le va a llevar mucho tiempo a la ONU examinar las reclamaciones que tienen que estar acompañadas de pruebas científicas.
El último en finalizar este proceso ha sido Dinamarca.
Esta semana, la cancillería danesa dijo que estaba preparando los documentos para someterlos a Naciones Unidas para apoyar su reclamo y que los publicaría el próximo mes.
Luego el panel de expertos de la ONU tendrá que decidir si aprueba el reclamo o no. Si lo rechaza, Dinamarca tendrá que buscar más pruebas científicas que avalen su reclamación y presentarla de nuevo como le ocurrió a Rusia en el año 2000.
Es una lucha que apenas comienza y que puede volverse más prominente en los próximos añosFuente