FERNANDO VIAL, ANDREA SIERRA Y ÁLVARO FARÍAS
LOCALES CIERRAN POR MENORES VENTAS:
"Así como van las cosas, el Persa va a morir"
Temprano en la mañana, el guardia de seguridad Carlos Segovia entra por San Diego en dirección al Persa Biobío para comprar artículos de vigilancia. "Pero es la última vez que vengo. Desde mi casa podía tomar dos (distintas) micros que me dejaban acá o el Metro. Pero ahora o me vengo en Metro, que siempre está lleno, o no tengo cómo llegar", asegura.
El Transantiago generó una brusca baja en el número de líneas que convergen en el Persa. Cosa que, según David Llaña, presidente de Nueva Esperanza -una de las cinco cooperativas que aglutinan a 2.500 microempresarios-, "ha causado que las ventas bajen un 70%".
Llaña explica que "el Transantiago nos ha afectado enormemente. El poco flujo de micros que llegan por San Diego hizo que mucha gente que venía de Santiago, Maipú o Pudahuel no volviera a aparecerse por aquí", dice resignado.
La falta de compradores ha hecho que se tomen medidas drásticas. "Estoy tratando de abaratar costos. Recién tuve que decirle a las tres personas que trabajaban conmigo que se fueran", dice Juan Alberto Irrutia, vendedor de ropa de calle San Diego.
Como él, Francisco Arcallaga, comerciante de artículos electrónicos, augura que "así como va la cosa, el persa va a morir; uno o dos años más le doy. Las ventas han bajado casi 80% y estamos pensando cerrar el local". Hoy, gran parte de las galerías de este lugar, que antes solían estar atiborradas de gente -sobre todo en vísperas navideñas- parecen abandonadas. "A las seis ya no hay nadie. La gente se va temprano. Si no, no encuentran micros".
HELADAS COMPENSAN EFECTOS EN LA VEGA:
"Nos salvó el factor climático"
Las nevazones caídas en junio pasado, que causaron una debacle en la industria agrícola, paradójicamente fueron un alivio para los locatario de la Vega Central. "Nos salvó el factor climático", confiesa Manuel Caro, administrador del lugar.
Explica que las heladas "hicieron que subiera el precio de las frutas y las verduras, y entonces gente que antes compraba en supermercados vino a La Vega".
Aun así, las ventas a mayoristas -quienes luego revenden los productos en ferias locales- disminuyeron un 60%. Según Caro, porque quienes llegaban a la Vega en una sola micro, con el Transantiago ahora deben tomar dos o tres buses y optaron por otros sitios para abastecerse. Con ello las ventas en términos generales han bajado un 40% desde febrero, asegura.
"Tengo que tomar seis micros y el Metro", dice María Salgado, vendedora de feria de Puente Alto. Durante años iba religiosamente cada jueves a la Vega para comprar la fruta que vendería los viernes. "Pero como ahora no puedes llevar bolsas en la micro porque no caben, tengo que pegarme el pique tres veces por semana".
"Antes, en la semana más mala sacabas $100 mil, pero ahora esos mismos $100 mil los sacas sólo en las más buenas", dice resignado Guillermo Aguilera, vendedor de ferretería, quien añade que "mucha gente me dice que no tiene cómo venir".
Según el administrador de La Vega, "un efecto claro de que el Transantiago nos afectó directamente es que antes había 33 recorridos que convergían acá y hoy no hay más de cuatro".
"Un efecto claro de que el Transantiago nos afectó directamente es que antes había 33 recorridos que convergían acá, y hoy no hay más de cuatro".
BARRIO FRANKLIN SUFRE POR MENOS VISITAS:
"Ahora estamos en quiebra"
"Yo en diciembre me voy de aquí, hay días que vendo menos de tres lucas, menos de lo que gasto para venir a trabajar", confiesa Mariela Orellana.
Nació y ha trabajado toda su vida en pleno barrio Franklin, pero en diez días más se marcha para siempre, porque según ella la situación no da para más.
Con una simple mirada se nota la crisis. Son las 18 horas y todos los locatarios de carritos y comercio establecido se preparan para cerrar. Ni la sombra de temporadas pasadas, cuando se iban a las 21:30 horas. La mayoría de los carros llegaban a ganar más de un millón y medio de pesos mensuales en Navidad o Fiestas Patrias. Hoy no venden más de $9 mil diarios.
Según Humberto Muñoz, director del Sindicato de Comerciantes, Anaqueles y Establecidos de Franklin, las ventas luego de la puesta en marcha del Transantiago han bajado un 70%. "Lo que pasa es que está muy mal pelao el chancho; ese Transantiago puede que después funcione muy bien, pero ahora estamos en quiebra", reclama. Esto se explica porque, de los 43 recorridos de micros que circulaban por la calle San Diego, ahora sólo pasan seis. Vienen del final de la Gran Avenida o de la Alameda solamente. "A nosotros los transbordos nos mataron, para Franklin había locomoción directa desde todos lados", explica resignado Carlos Barrera (46), vicepresidente del mismo sindicato.
Las cuadras más afectadas son las popularmente conocidas como las 7 y la 8, de Arturo Prat hacia la cordillera. En ellas abundan las tiendas cerradas y los dueños de carros simplemente no llegan a trabajar. Peor aún, las calles San Francisco y Santa Rosa -que cruzan el barrio- llevan más de cuatro meses en reparaciones, dificultando aun más la llegada de posibles clientes al sector.
Barrera alega que es una situación injusta para los más pobres, ya que para los grandes centros comerciales sí hay transporte adecuado.
El panorama es más desalentador en el sector del matadero. Desde la implementación del nuevo sistema, el 30% de sus locales cerró.
"A nosotros los transbordos nos mataron, para Franklin había locomoción directa desde todos lados", explica resignado Carlos Barrera, vicepresidente del sindicato.
BARRIO PATRONATO PIDE EVITAR DEBACLE:
"Muchas tiendas tendrán que cerrar"
"Ahora los gallegos se van a reír de nosotros por haber implementado el Transantiago", dice Clarisa Pinto, vendedora.
"Al comienzo sufrimos una disminución del 50% en las ventas y hoy bordea el 20%" asegura el presidente de la Cámara de Comercio de Patronato, Carlos Abusleme.
Pero, aunque importante, esta cifra no representa a todos. Cristián Lecaros, administrador del local de ropa "Gan Chini", cuenta que en su tienda "las ventas han bajado en 150%. Cerramos a fin de año".
El problema -dice- es la falta de recorridos. Pero también que "la gente no puede llevar muchas bolsas en los vagones del Metro. Antes, los comerciantes de provincia venían a comprar y le pedían al chofer entrar sus bolsas por la puerta de atrás. Eso ya no se puede".
Juan Yánez, asesor de las personas que quieren instalarse en Patronato, explica: "si el Transantiago sigue así como está, muchas tiendas tendrán que cerrar. Muchas ya están muriendo".
La idea, ahora, es abaratar costos para no cerrar tiendas, lo que en la mayoría de los casos se traduce en "disminuir el número de empleados", opina Alejandro Lee, copropietario de la tienda de ropa ByF.
RECAMBIO DE CLIENTES EN ESTACIÓN CENTRAL:
Salvados por los compradores de regiones
"En calle Exposición paraban entre 11 y 13 micros y ahora sólo dos. Pero la calle está siendo remodelada y no para prácticamente ninguna", dice Cristián Galarce, jefe de marketing de Estación Central.
Pero a diferencia de otros barrios comerciales, el terminal parece no haber sufrido tanto. "Hay mucho tráfico de gente que se ha mantenido por la intermodalidad de transporte", dice. Ello, porque a la zona llegan el Metro, buses interprovinciales y micros por la Alameda, que han permitido mantener las ventas. "Incluso han aumentado", sostiene.
Lo que más ha ayudado a Estación Central es que gente de regiones, que venía a la capital a comprar ropa, muebles u otros productos, cambió los viajes a Franklin y Patronato por el Mall Paseo Estación. "No sé cómo funciona el Transantiago y en el Metro no me dejan llevar paquetes", dice Miguel Marambio, de Talca, quien solía recorrer Santiago para comprar productos electrónicos.
Pero no todos están contentos. Juan Carlos Reyes, vendedor de la tienda Enzo, dice que hay menos clientes y eso produjo una baja de casi 50% en las ventas. Según él, el mayor problema es que la gente no sale de sus casas los fines de semana, "porque les da lata tener que tomar micros y esperar e ir apretados también en esos días. Antes los sábados y domingos esto se llenaba hasta el tope".
Aún así, las cifras oficiales dicen que por Estación Central circulan diariamente unas 200 mil personas, "siendo que en otros mall en fin de semana hay cerca de 30 mil", admite Galarce.
LOS DESCARGOS DEL MINISTERIO:
"Hay un problema de percepción colectiva"
Poca cobertura, baja frecuencia y demasiados transbordos. Las quejas de comerciantes y clientes llegaron en masa al Ministerio de Transportes desde que partió el Transantiago en febrero de este año.
Según cuenta el Seremi de Transportes de la Región Metropolitana, Pablo Rodríguez, fueron 1.000 los problemas que se detectaron en los barrios comerciales. Y desde febrero, afirma, se implementaron 450 soluciones.
Franklin fue uno de los barrios más afectados con el nuevo sistema de transportes, reconoce. Por eso, la autoridad decidió sumar nuevos recorridos y extender otros para evitar transbordos, lo que a su juicio está resolviendo el problema.
Algo similar hizo en el sector 10 de Julio y en la zona de Estación Mapocho, donde con el Transantiago "algunos sectores históricos quedaron desconectados directamente". De hecho, adelanta que se sumarán más recorridos en las próximas semanas.
En su opinión, la "falta de conectividad en las zonas comerciales es una realidad", pero afirma que ha habido grandes mejoras. Por eso, asegura que gran parte de las quejas de los comerciantes se deben a una "percepción colectiva" de que el Transantiago no mejora. Aun así promete: "Todo estará solucionado a más tardar el 31 de diciembre".
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