Yo no tengo una empresa, tengo un Taller. No soy empresario, soy Artesano. Mis herramientas son mis libros, mi computadora, mi palabra y mis escritos. Mi materia prima es la información y el conocimiento. No trabajo con mis manos sino con mi mente; lo que produzco es intangible, es conocimiento dinámico y en constante evolución. Mi ética no es la capitalista salvaje, mis valores son Hackers y lo que hago, lo hago por pasión.
Creo en la libertad del conocimiento, en su libre circulación, no practico el copyright sino el Copyleft.
En mi taller no hay jerarquías, no obstante, todos sus miembros cumplimos un rol. No hay figuras de autoridad, el respeto e influencia se obtiene por nuestra producción intelectual y por el aporte a la comunidad.
Es más fácil salir del taller que entrar. Pero a diferencia de una empresa, para ser parte del Taller no se requiere ningún tipo de prueba psicotécnica, ni tampoco una entrevista de trabajo estresante. La entrada al Taller es por meritos intelectuales y afectivos; es decir, se debe demostrar el potencial y ser buena persona. El proceso de admisión dura lo que el aspirante quiera y siempre tiene las puertas abiertas para hacerse merecedor a su ingreso.
Quien entra a formar parte del Taller lo hace como Aprehendiz. A partir de su ingreso, comienza un proceso de formación y desarrollo afectivo, intelectual y práxico que lo puede llevar a emanciparse y fundar su propio taller, no sin antes recorrer su camino. En efecto, cuando el Aprehendiz ha hecho los meritos suficientes, puede asumir su segundo rol, se puede convertir en Oficial.
Ser Oficial implica asumir nuevas responsabilidades consigo mismo, con los nuevos aprehendices y con el Taller. Implica mayor lectura y estudio, se convierte en un guía de los aprehendices y en coordinador de proyectos del taller. Cuando el oficial ha hecho los meritos suficientes, puede asumir su tercer rol, se puede convertir en Maestro.
Quien llega a ser Maestro lo hace por merito. Porque ha demostrado su evolución afectiva, intelectual y Práxica. Porque ha alcanzado un nivel de reflexión y construcción de conocimiento que le permite convertirse en un ejemplo, en un modelo a seguir por su ética y su generosidad humana. El Maestro coadyuva en la administración del Taller, en la negociación de los productos y servicios, en el establecimiento de estrategias, en la formación de los Oficiales y Aprehendices; en la valoración del progreso de éstos para ser promovidos al siguiente nivel. Cuando se llega a este punto, el Maestro ya está ad portas de su emancipación, se acerca a su partida, se empieza a preparar para la apertura de su propio taller. La decisión de partir es libre y voluntaria, cuando ese día llegue, se habrá cumplido con el propósito del taller y el Maestro pasa a convertirse en Aliado.
Ser Aliado significa que el Maestro se ha emancipado del Taller. No obstante el vinculo sigue, la relación no se termina, tal y como ocurre con la energía, se transforma. Un taller, para que sea tal, ha de tener un límite de crecimiento, debe facilitar el proceso de sus miembros, su meta es llevarlos a la emancipación. El Aliado se convierte en un embajador de la filosofía del taller, ahora su misión es replicar el modelo, poner en práctica todo lo aprehendido, formar a sus Aprehendices y Oficiales, ofrecer sus productos y servicios de conocimiento. El Aliado que constituye su propio Taller entra a formar parte del GREMIO, y como tal, a ser parte del cuerpo de artesanos del conocimiento que con sus respectivos talleres, trabajan cooperativamente para expandir el modelo y llevar a cabo trabajos de mayor envergadura que requieran del concurso de más de un Taller.
Ahora bien, hasta aquí te he presentado parte de la dinámica del Taller, la pregunta obligada a continuación es: ¿Qué es un Taller?
Pues bien, un Taller es un modelo de organización y gestión del trabajo, alternativo a los modelos industriales. Es una forma de emprendimiento que difiere de aquellos cuyo propósito es constituir una "empresa-fabrica" o una "fundación-fabrica" en la que para cumplir con su objeto, contratan personal y tienen una relación de empleador-empleado, en la que no se busca el crecimiento de las personas, sino, su explotación a cambio de una remuneración que nunca será justa, ni acorde con el valioso trabajo hecho por el colaborador. Además, la relación de poder, lleva a que el empleador pueda prescindir en cualquier momento y -muchas veces sin justa causa- de los servicios del empleado. Hay una relación de dependencia, de temor ante la perdida de esa única fuente de ingresos, que lleva a las personas, -en no pocos casos- a comprometer incluso su dignidad y sus convicciones.
En este modelo industrial de emprendimiento, la relación entre el empleador y el empleado está mediada por un contrato y no por la coincidencia de unos valores y principios. Lo único que interesa es la rentabilidad económica, por encima de la rentabilidad social, por eso, cuando hay que reducir costos, lo primero que se reducen son los mal llamados "recursos humanos".
En un Taller en cambio, la relación es entre iguales. La única diferencia esta dada por el conocimiento y la experiencia que es justamente reconocida.
El propósito del Taller es facilitar el desarrollo afectivo, intelectual y práxico de sus miembros y de paso aportar en la conquista de su autonomía.
Los ingresos dependen del rol que desempeñe el integrante al interior del Taller; es decir, son diferentes las ganancias de un aprehendiz, un oficial y un maestro; pero a diferencia del modelo industrial, pasar de un nivel a otro no depende del capricho de un jefe, sino, del progreso demostrado, del merito; en otras palabras, aprehendes y durante el proceso de formación, empiezas a facturar. Entre más aprehendas, entre más conocimiento produzcas y compartas, más ganas, mayor ingreso obtienes.
Quien hace parte de un Taller no tiene miedo a ser despedido, pues al igual que su ingreso, su retiro es voluntario. Aunque puede darse en cualquier momento, el ideal es que se produzca cuando se ha hecho Maestro, está listo para emanciparse y constituir su propio Taller.
Los miembros de un Taller no están ligados a éste por un contrato. No hay ninguna clausula que determine su relación. Ésta más bien se fundamenta sobre la coincidencia en unos valores y principios. Son éstos los que fortalecen la relación, no un frio contrato deshumanizante que no permite la construcción de confianza. El valor más importante de esta relación es la pasión, la misma que nos permite dedicarnos a lo que realmente nos gusta, trabajar con el conocimiento relevante y necesario para la sociedad, por eso en un Taller se prima la rentabilidad social, ocupando su justo lugar la rentabilidad económica, la cual depende de los proyectos llevados a cabo por el Taller.
De lo anterior se desprende entonces lo siguiente: en el Taller se trabaja por proyectos. Cada uno de ellos es gestionado por los diferentes equipos del Taller. Un equipo es un grupo de aprehendices, liderado por su respectivo Oficial. Un paquete de proyectos esta a cargo de su correspondiente Maestro. Los ingresos netos generados por cada proyecto, son distribuidos equitativamente entre los integrantes y de acuerdo al rol que se desempeñe.
Ahora abordemos los diferentes momentos del Taller, sus proyectos y los conceptos articuladores de éstos.
El Taller está estructurado alrededor de cuatro momentos: Formación, Co-Creación, Difusión e Integración. A continuación te presento una relación detallada de cada uno de ellos.