El tiempo me resulta uno de los conceptos mas desquiciantemente seductores pues participa de forma activa en aquello de estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado y por tanto es responsable de prácticamente todo en la vida de cada cual aunque a nosotros nos siga dando por sustituir su poder por el de la suerte (buena o mala). Por si esto no fuese suficientemente misterioso, está la lectura que la ciencia del siglo XX le ha dado al tiempo, comenzando con Herr Einstein quien eleva el mismo a la categoría de dimensión, -eso si, intangible-; el espacio-tiempo es al vacío lo que el largo a la mesa. Es sencillamente junto al espacio, la cuarta dimensión, aunque a efectos prácticos sigamos sin tener ni idea lo que esto significa o las consecuencias que puedan tener nuestras decisiones en la espacio-temporalidad.
Por otro lado, bajo el enfoque cuántico, el tiempo no existe, es una mera ilusión donde pasado, presente y futuro es un TODO, fundido en la no-localidad que nos une -mediante la Conciencia- a todo lo que hay y existe, aquí o en cualquier dimensión. Enlazo con un par de entrevistas de este mes de la Contra de la Vanguardia, que de alguna forma nos hacen replantearnos la cuestión del tiempo y nos invitan a revisar enfoques alternativos.
Doctor Van Lommel, cardiólogo. Entrevista en La Contra 6 de junio 2012:
"La vida del doctor Van Lommel es una apuesta por la verdad, por muy inexplicable que parezca, más allá del camino trillado de la ortodoxia. Han pasado diez años desde que hablamos, pero al estrechar su mano en el aeropuerto de Amsterdam (viene de conferenciar en Atlanta) me sonríe como a un viejo amigo y experimento una íntima sensación de paz y seguridad.
Cuando enseñaba Cardiología en el hospital de Arnheim -800 camas- ya investigaba cómo algunos pacientes, tras infarto y muerte clínica, volvían a vivir. Hasta que en 1986 leí el testimonio de un estudiante de Medicina, George Ritchie, que resucitó tras nueve minutos de muerte clínica. Me impresionó tanto que empecé a estudiar en profundidad esos casos.
¿Tantos había?
En 1988 ya tenía doce episodios incuestionables y creé una red de investigación con otros diez hospitales holandeses. Iniciamos un estudio clínico prospectivo de 344 pacientes, que publicó The Lancet (2001).
Causó un impacto mundial. ¿Qué hemos aprendido desde el 2001?
Tenemos más preguntas, además de la clásica: ¿si la conciencia es un mero producto del cerebro, cómo puede sobrevivir y explicar la experiencia de la muerte?
¿Qué dice la ortodoxia médica?
Que se trata de meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno).
¿Y qué le dice su investigación?
Si la causa fuera la anoxia, todos los que vuelven a la vida tras la muerte tendrían EDM, porque todos la sufren, pero, en cambio, sólo el 18% tiene esas experiencias.
¿Qué explican sobre ellas?
Coinciden en hablar de recuerdos, cognición y emociones y mantienen la identidad, un punto crucial, porque el ego es el enlace entre la conciencia y el cuerpo.
¿Luces, voces, su vida en un instante…?
Las han experimentado miles de personas, pero no todos las explican por temor a ser tachados de lunáticos o porque creen que las causan la medicación o la enfermedad.
¿A qué se refiere?
Es la revisión de la vida pasada, pero también la futura y presente: algunos, al volver, anticipan sucesos y reinterpretan los ya pasados, así que suelen cambiar de pareja, de trabajo, de existencia, porque han contemplado su vida en conjunto durante su EDM.
¿Cómo son esas visiones?
Inefables, a menudo el lenguaje carece de términos para explicarlas. Una EDM de tres minutos puede requerir semanas de testimonio en el que no se repite un solo episodio. El tiempo, como le decía, transcurre de un modo único en síntesis con el espacio y una constelación de familiares y afectos.
¿Cómo sabe que esos pacientes clínicamente muertos siguen conscientes?
Lo prueban cientos de casos. En "Conciencia más allá de la vida" explico el de un hombre de 43 años que nos llegó cianótico, frío, sin tensión y con las pupilas dilatadas. La enfermera le extrajo la dentadura postiza y la depositó en un cajón. Resucitó inexplicablemente tras un largo coma y preguntó por sus dientes.
¿Y usted qué cree?
Nuestra conciencia no es más que un retransmisor para esta dimensión de nuestro ser en varias. Es como una radio que, mientras vivimos aquí, sintoniza con este universo. Nuestra muerte sólo es un cambio de conciencia, una transición. Sólo morimos en una dimensión para pasar a otras.
¿Es una convicción religiosa?
Es física cuántica. Yo no soy creyente. Muchas religiones se han acercado a esa realidad con técnicas de paso entre esas dimensiones, como la meditación o el misticismo.
¿Cómo lo sabe?
Porque estudio casos -me consultan decenas cada día- y las experiencias son recurrentes y concurrentes: confluyen tiempo -pasado, presente y futuro: tienen visiones- y espacio en sensación de unidad.
¿Todo está conectado?
Ven la luz (los niños me cuentan que un ángel; los ateos hablan de "una energía" y los creyentes, de Dios). Todos se refieren a lo mismo y que en ello se sienten integrados.
¿Por qué la ciencia lo ignora?
Hasta ahora, la mecánica cuántica demuestra que la luz consta de partículas que al mismo tiempo son ondas -creo que nuestra conciencia las retransmite- dependiendo del estado del observador.
La experiencia de lo objetivo, al fin, depende de tu estado subjetivo.
Así que, desde los gurús milenarios hasta los físicos cuánticos, cuando asumes tu transición sin miedo experimentas un anticipo de esa sensación de plenitud.
ENTREVISTA A JOHN WEARDEN, EXPERTO EN EL TIEMPO
El tiempo es extraño.
Muy extraño y paradójico.
Se alarga y se encoge.
Eso parece, e incluso a veces lo hace al mismo tiempo. Mi madre tiene 90 años y dice que sus días son eternos pero que los meses vuelan, y todos sabemos a qué se refiere.
Todo depende de la perspectiva.
Hemos constatado que la experiencia del momento y el recuerdo de ese momento son mecanismos diferentes de nuestro cerebro. Cuando te lo estás pasando bien tienes la sensación de que el tiempo vuela, pero esa es una conclusión a posteriori, porque no has sido consciente del paso del tiempo.
En cambio cuando te aburres no paras de mirar el reloj y el tiempo se estira.
Pasa lento porque eres consciente de él.
Compliquemos un poco más la cosa.
Bien. Hay investigaciones muy interesantes sobre percepción del tiempo y atracción física. Cuando dos desconocidos sienten atracción y se miran a los ojos, el tiempo para ellos se ralentiza. Si en el laboratorio la gente mira una cara atractiva, tiene la percepción de que esa imagen está más tiempo en pantalla que la de cualquier otra persona.
¿La atención plena alarga el tiempo?
Enamorarse a primera vista podría estar relacionado con pequeñas distorsiones en la percepción temporal. En ese caso un roce de mano hace que tu reloj interno se altere.
Ante la maravilla se detiene el tiempo.
La percepción del tiempo está relacionada con la memoria y con la vista. Si subjetivamente tienes la sensación de que el tiempo está pasando despacio ves más cosas y las recuerdas mejor.
¿Por ejemplo?
La velocidad de reacción, reconocimiento de las cosas, la memoria. Es un descubrimiento muy reciente. Hasta ahora se pensaba que el reloj interno sólo servía para percibir el tiempo, pero estamos empezando a darnos cuenta de que controla muchas otras cosas.
INFORMACION ADICIONAL:
Blog de Van Lommel
Estudio del Dr. Van Lommel en la Revista The Lancet
Entrevista anterior de la Contra de la Vanguardia 2002
Entrevista a Van Lommel
Libro de Van Lommel, Conciencia: Mas Allá de la Vida
Entrevista a John Wearden
Fuente
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