Efectos de la crisis subprime en su empresa | |
(Publicado : 24/12/2007, 5:0 horas) |
Luis Hernán Paúl |
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No debe olvidarse que estamos frente a un fenómeno en evolución, cuya tendencia no ha sido buena A estas alturas ya no es sorpresa para nadie que la crisis subprime, que tuvo su origen en Estados Unidos, va a tener consecuencias en el resto del mundo. Lo que partió siendo un problema que afectaba a un segmento del mercado inmobiliario norteamericano, se ha transformado en una crisis que se está empezando y va a continuar sintiendose, al menos durante 2008, en varios países, sectores y empresas. Por de pronto el impacto que ha tenido en el sistema financiero internacional y en algunos de los bancos mas importantes del mundo a la fecha es significativo. Falta conocer, eso sí, los impactos que sufrirán los clientes de los bancos. Me refiero no sólo a los deudores hipotecarios, sino que también a los deudores de créditos de consumo y a las empresas, especialmente las con mayor deuda.
En este contexto, la pregunta que surge naturalmente es cuáles son las consecuencias que podría tener todo esto en nuestra economía y a nivel de las empresas en Chile. La respuesta no es definitiva, ya que se trata de un fenómeno en evolución. Sólo es factible aventurar algunos posibles efectos dado el estado actual de las cosas, pero resulta fundamental estar atentos a la dinámica que tome el fenómeno a futuro. Al final los resultados podrían ser más o menos delicados según la dirección que éste siga.
Partiendo por lo macro, se puede decir que Chile está en bastante buenas condiciones para hacer frente al nuevo escenario. La balanza de pagos y las cuentas fiscales están sólidas. El sector privado no está sobre endeudado en general, aunque hay algunas empresas y personas que sí lo están. Los precios de los bienes raíces son razonables y el mercado de créditos hipotecarios está sano. El sistema bancario está en una posición sólida.
Pero es claro a estas alturas que la economía mundial va a disminuir su tasa de crecimiento en 2008, a niveles que todavía se consideran razonables. La economía chilena, por su parte, debiera seguir un rumbo similar, con lo cual los crecimientos en las ventas y en las utilidades de las empresas probablemente también serán algo menores en comparación a lo observado en 2007.
Las condiciones de financiamiento tanto en el mercado accionario como de deuda se debieran apretar un poco. Esto implicará probablemente un alza en su costo de financiamiento para gran parte de agentes económicos y mayores limitaciones en el acceso a financiamiento para aquellas empresas y personas que presentan niveles de riesgo más elevados. En este contexto, la inversión y el empleo debieran resentirse algo.
Como contrapartida, debieran surgir tanto en Chile como Latinoamérica opciones de fusiones y adquisiciones en condiciones atractivas para las empresas chilenas que tengan balances sólidos.
En definitiva, nos aproximamos a un año 2008 en el cual el país y sus empresas continuarán creciendo, pero a tasas menores que las del año que termina. Sin embargo, dados los riesgos en el entorno internacional, la recomendación para los dueños y ejecutivos de empresas es actuar con cautela. No debe olvidarse que estamos frente a un fenómeno en evolución, cuya tendencia no ha sido buena. La lectura que se hace hoy de la crisis es peor que la que se hacía un mes atrás y ésta a su vez es peor que la que se hacía en agosto, cuando se produjo la primera caída fuerte en las bolsas.
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