Lunes, 13 de Agosto de 2007
Economía y Negocios, El Mercurio
NIEVES ARAVENA E.
En los últimos días, los dirigentes han estado en asambleas y "colectivos" de trabajadores en el país incitando a una gran demostración nacional de descontento el 29. Exigen el fin de la brecha de salarios por subcontratación y ampliar la negociación colectiva e interempresas. Pero no todos los sectores adhieren y hay diferencias al interior del movimiento.
Cada vez es más probable que las señales que los empresarios leen en el horizonte, de un clima laboral de mayor agitación, sean acertadas. Y no sería de extrañar que haya un aumento en los hechos recién vistos, como bloqueos de caminos, tomas, huelgas ilegales y negociaciones bajo presión para exigir mayores remuneraciones y cambios en las condiciones de contrato.
La demanda laboral está estallando con fuerza, al igual que los ánimos de negociar bajo movilizaciones, como un efecto coletazos del conflicto de las empresas contratistas de Codelco, que lideró el presidente de la Central de Trabajadores del Cobre (CTC), Cristián Cuevas, quien ni siquiera tenía calidad de trabajador subcontratado allí.
Pero, como coinciden varios dirigentes, ese acuerdo encendió la mecha de lo que vendrá.
Y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), dominada por una mesa PS y PC, está apostando ahora a cosechar de la efervescencia que Cuevas consiguió sembrar en cosa de dos meses con su recién creada CTC (en junio de este año) y afiliada a la CUT.
Arturo Martínez (PS), el presidente de la CUT, ha dicho esta semana que el próximo 29 de agosto "Santiago y las ciudades de regiones no van a funcionar", aludiendo a la jornada de movilización "Pre-Párate" en contra de un modelo basado "en la explotación de los trabajadores, el trabajo precario y las alzas".
El anuncio lo hizo sentado junto a Cuevas, mostrando una intención de aunar fuerzas. El dirigente de la CTC asegura que Martínez va a liderar esto, no él: "lo importante es la convergencia en un gran movimiento sindical".
Si esta vez tendrá o no capacidad de convocatoria la CUT, está por verse. Sin embargo, admiten ya estar trabajando en ese sentido: a lo largo del país, el asambleísmo cunde en el norte y en el sur, en los "colectivos de trabajadores" sobre todo a nivel de subcontratistas y en las zonas como Concepción, Lota y Coronel, donde Cuevas ha estado en los últimos días.
Para ellos, el diálogo con el empresariado y con el gobierno está suspendido, por ahora, hasta que se muestre la fuerza de la movilización para hacer cambios al Código Laboral y a la negociación colectiva.
Según Cuevas, fue un logro instalar la negociación supraempresas. Y afirma que "cuando los trabajadores no son escuchados, las movilizaciones son medidas legítimas, y no las vamos a descartar".
Discrepancias
Sin embargo, la estrategia de negociar movilizados y tensionando el clima laboral no compromete a todos los trabajadores. La otra central, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que dirige Diego Olivares (DC), no va a adherir a ese movimiento, y considera que si bien la demanda por mejoras salariales es justa, se está equivocando el camino. A su juicio, lo que corresponde es llegar a un pacto social entre empresarios, gobierno y trabajadores, que permita avanzar a través del diálogo y estableciendo confianzas (ver nota aparte).
La UNT, acusada hasta de "entreguista" desde la CUT y otros sectores, intenta mantener el diálogo con las distintas ramas de la producción, en busca de acuerdos, y no va a adherir a la convocatoria de la CUT, aunque no descarta que ellos obtengan una respuesta sindical mayor que otros años, porque el descontento en el ambiente laboral ha ido in crescendo, sobre todo por las subcontrataciones.
En otros casos, a nivel de organizaciones de subcontratistas, van a adherir a la jornada del 29, pero aclaran que no se trata de darles un cheque en blanco. "Creemos que la CUT no ha estado a la altura ni con los conocimientos mínimos de este sector de trabajadores", dice Sergio Alegría, del Sindicato de Trabajadores Contratistas y Subcontratistas (Sintrac), surgido tras la toma de la mina Radomiro Tomic en 2003, que asegura representar transversalmente a quienes laboran en varias áreas de la producción, incluso los temporeros de la fruta.
"Nos vamos a plegar, aunque no estamos en la CUT, pero esto no es un respaldo para que ellos vayan a negociar entre cuatro paredes con los empresarios", señala. Alegría, quien niega identificarse con Fuerza Social de izquierda, no cree que estén dadas las condiciones para el diálogo y búsqueda de acuerdos: "Lo haremos cuando tengamos una fuerza para negociar. Sentarse en estado de debilidad con el empresario es perder. Se negocia cuando hay fuerza", remarca.
Sintrac le disputa el logro, en la reciente negociación de ENAP con la contratista DSD, a la federación de trabajadores del petróleo, que lidera Jorge Matute. Este último ha explicado que los sindicatos de empresas contratistas de ENAP negocian colectivamente y que su organización los ha apoyado en conseguir mejores condiciones de sueldos y seguridad. "No es lo mismo que lo de Codelco", replicó, ante las intenciones de la CTC y de Sintrac de reproducir el conflicto de la minería en ese sector.
No a subcontratación
Uno de los focos del movimiento es combatir los sistemas de subcontratación y los trabajos temporales, que han significado una "precarización del trabajo", ya que las grandes empresas licitan aquellas que tengan menores costos, y éstas, dicen, son justamente las que pagan los salarios más bajos.
Y esto sucede tanto en las empresas estatales como en el sector privado, advierten.
Pedro Marín, presidente del sindicato de Escondida y de la Federación Minera (que agrupa a 12 sindicatos y a 7 mil afiliados), señala que se está dando el postergado momento de revisar el tema del subcontrato en Chile, el mismo que ya tuvo fuertes repercusiones en Europa y Estados Unidos. Dice que el 66% de la masa laboral en la minería privada trabaja como subcontratado y gana un tercio del salario de los trabajadores de planta.
El asunto, dice Marín, importa a los trabajadores de planta: "siempre estamos amenazados de subcontrato, de externalizar áreas, porque los gerentes actúan como mercenarios". En Escondida ya existe una alerta de externalización de áreas, a lo que se respondería con un paro.
El dirigente advierte que el escenario de Codelco "se puede replicar en la minería privada con movimientos más organizados".
El líder sindical de Codelco, Cristián Cuevas, apuesta a impulsar ahora una "convergencia" a nivel nacional
¿A cuántos dicen representar?
Aunque sería esperable que la Dirección del Trabajo tuviera un registro público del número de organizaciones y la cantidad de afiliados por sector, esa información no está disponible.
La CUT afirma representar a unas 300 mil personas, principalmente del sector público, las que aspira a movilizar el 29.
Aquí van algunas cifras de cuántos dicen representar: la CTC, que lidera Cristián Cuevas, de las empresas contratistas de Codelco, reuniría a 12 mil; la Federación Minera, a 7 mil, de 12 sindicatos de la minería privada; Sintrac, de los contratistas de la construcción y servicios, unos 14.500 trabajadores.
No adherirá la UNT, que suma unos 80 mil trabajadores.
Gobierno excluye y no impulsa "pacto social"
Diego Olivares dice que el Ministerio del Trabajo sólo busca entenderse con la CUT, que está por la confrontación.
"Si la CUT cree que la estrategia es la confrontación, allá ellos. Yo creo que la confrontación no sirve ni a los trabajadores ni a los empresarios, ni mucho menos al país. Lo importante es prever los conflictos y resolverlos entre los actores", sostiene el presidente de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), Diego Olivares.
El dirigente se queja de que el Gobierno ha privilegiado la relación con la CUT, desconociendo que existe otra central importante que es representativa de muchos trabajadores del sector privado y parte del sector público, como es la UNT, que surgió de una división de la organización de Martínez en 2003.
Olivares acusa al gobierno de "exclusión inaceptable" respecto de su organización y señala que en julio de este año lo ha demandado ante la OIT por "no respetar la pluralidad de las organizaciones sindicales en el país".
Según Olivares, su central está por el diálogo, y aunque reconoce los problemas existentes, rechaza las medidas de fuerza, por eso cree que es el momento de rescatar el "pacto social" entre el gobierno, trabajadores y empresas, propuesto con un acuerdo parlamentario, que impulsó el ex presidente Eduardo Frei, en junio del año pasado, sin que esta administración lo haya tomado en cuenta.
"Llegó el momento en que el Gobierno convoque a este pacto social porque es necesario para el país, para resolver los problemas que tenemos, los que hoy se demandan", afirma. La UNT ha estado esta semana conversando con la CPC, la SNA y otros sectores empresariales sobre cómo mejorar las condiciones laborales.
Rodrigo González Fernández
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