Una situación económica general ruinosa; su empresa va por mal camino; numerosas señales le indican que usted va a perder el empleo; y fuera no hay dónde encontrarlo... Es un cóctel dramático para su futuro. Surgen múltiples preguntas: cómo debe reaccionar; qué motivación es posible en esa circunstancia o si conviene reciclarse radicalmente y dar un giro profesional de 180 grados.
Tirar la toalla o mantener un comportamiento profesional impecable... Dejar pasar el tiempo, sin más, o aprovechar la oportunidad para abrirse nuevos horizontes... ¿Cuál es la actitud correcta si nuestra empresa hace aguas y sospechamos -con más o menos fundamento- que nos van a echar? No es difícil -porque todos conocemos a alguien- ponerse en la situación de quien vive una circunstancia laboral complicada, con su empresa en horas bajas y la amenaza del paro como realidad casi inevitable. Pero no resulta fácil aconsejar a aquellos que viven esta dramática circunstancia.
La primera señal para intuir que nuestro empleo corre peligro está en los resultados de la compañía. Las alarmas pueden saltar si en otros departamentos o en otras firmas del sector se están produciendo ajustes, o si se advierten recortes de gastos masivos.
Euprepio Padula, director general de Padula & Partners, recuerda que "hay casos en los que las empresas advierten varios meses antes de que se produzca el despido". Cuando los avisos son evidentes, el tipo de contrato que uno tiene es un factor importante. Si las señales son de recorte, deberían preocuparse primero aquellos a quienes les vence ya el contrato. Ellos tienen prioridad en una hipotética lista de despedidos.
Conviene replantearse las propias habilidades y cómo encajan en sectores diferentes
Es bien sabido que, como norma, no hay nadie imprescindible, pero el tipo de trabajo que se desarrolla y la versatilidad de cada cual determinan quién puede estar en la cuerda floja. Algunas personas desempeñan funciones que pueden ser realizadas por otros, y esto les hace más o menos indispensables. También la antiguedad en la empresa es un factor que nos puede llevar a incrementar nuestros niveles de preocupación. Quien menos tiempo lleva suele ser más viable, si se atiende a los los costes de indemnización.
Aunque la recomendación es fácil de proponer y difícil de cumplir, en general los expertos aconsejan desechar cualquier tipo de actitud pesimista y negativa. La mayoría añade que se puede contemplar la situación actual visualizando un futuro mejor; que todo esto acabará en nuevos retos, en cambios esperados o no; que traerán nuevas oportunidades, mucho aprendizaje o una gran satisfacción por haber sido capaces de superar las dificultades. También se puede tomar la decisión de dejarse llevar, y así caeremos en los errores anteriores, dejando que la influencia negativa que provenga del entorno no encuentre ningún escudo protector. Si uno cree que al final todo irá bien, así será, y además disfrutará del camino. Si no se plantea nada, o todo es negativo, obtendrá "nada o algo negativo".
Lo más razonable es mantener la profesionalidad, incluso en una situación dramática y extremadamente complicada. Las nuevas circunstancias pueden llevarnos además a aprovechar oportunidades únicas para emprender un cambio profesional.
Cambio de rumbo
De todas formas Nekane Rodríguez, country manager en Creade Lee Hecht Harrison, del grupo Adecco, niega la mayor: "Evidentemente, la situación económica influye, pero es la creencia de que no lo vas a encontrar lo que mata la posibilidad de conseguir un empleo. Vivimos anclados en percepciones y creencias, y así da igual lo que se haga. Lo más cómodo es asumir el 'no puedo', pero hay otra manera de plantear la realidad que, obviamente, implica esfuerzo".
Euprepio Padula insiste en que "es necesario adoptar una actitud positiva, incluso en el caso de que haya miles de candidatos que buscan lo mismo que uno cuando se presenta una opción de empleo. Incluso en una compañía que sabes que te va a despedir... En realidad, nunca se sabe. Hay que pensar que las cosas pueden cambiar".
La mejor opción es siempre el comportamiento profesional impecable
Padula sostiene que "la máxima profesionalidad ayuda siempre, no sólo a pasar lo mejor posible el tiempo. Lo contrario nos lleva a la depresión". Y Vivian Acosta, socia y managing director del área de consultoría de Norman Broadbent, coincide en que "la mejor opción es siempre el comportamiento profesional impecable. Es tu imagen pública y, además, todos nos conocemos y coincidimos en algún momento".
Acosta añade que un episodio dramático como el que se puede dar si tu compañía está a punto de quebrar o sospechas que te van a despedir puede servir para mirar fuera y renovarse: "Si en mi campo de experiencia no hay realmente oportunidades es tiempo de reciclarse y de formarse. Uno no puede esperar a la situación cero. Hay que poner los mimbres para garantizar que se tienen opciones en otras funciones o en otros sectores".
Euprepio Padula también cree que los malos momentos deben aprovecharse para sacar partido: es bueno que en esas circunstancias difíciles nos pongamos en discusión a nosostros mismos. Resulta razonable, ante una situación dramática como la descrita, plantearse cómo ha trabajado uno en su vida, y es deseable proponerse cambios profesionales, de sector, incluso radicales.
Nekane Rodríguez argumenta que la manera de enfrentarnos a una circunstancia como la de que nos pueden despedir, o que nuestra empresa pueda cerrar es "analizar qué ha cambiado en el mercado para ver si puedo tener éxito".
Marta Cao, consultora de Randstad HR Solutions, coincide en que "puede ser el momento ideal para un cambio, para un nuevo proyecto, aunque sea necesario empezar desde abajo". Cao insiste en que, desde el punto de vista del empleado, "este no debe atormentarse y ha de ser realista, tratando de cambiar aquello que sea capaz de transformar. Y si uno no es capaz de hacerlo, lo último que se debe hacer es trasladar la frustración a aquellos momentos que suelen ser los mejores de cada día, cuando estás con tu familia o tus amigos". Cao explica que, desde el punto de vista de las compañías, "estas buscan que sus empleados estén motivados, teniendo en cuenta el estado de incertidumbre. Muchas empresas nos piden formación dedicada a marca personal para que los empleados desarrollen su pensamiento innovador. Esto no quiere decir que no vaya a haber reducciones de personal, pero se trata de que puedan poner en valor su trabajo y se diferencien del resto".
Puede ser el momento ideal para un nuevo proyecto, incluso empezando desde abajo
Nekane Rodríguez añade que "en un escenario de escasísimas ofertas de trabajo, de descenso de los contratos y los salarios y con millones de candidatos compitiendo por los trabajos, uno debe preguntarse antes que nada si quiere seguir jugando en ese mercado. Si la respuesta es 'no', debo irme a otro país, pero si acepto las reglas actuales he de hacer todo lo posible por mejorar mi empleabilidad". Esto va ligado a lo que el mercado dice de cada uno, y también a la visibilidad que tenemos en ese escenario laboral.
La country manager de Creade Lee Hecht Harrison considera fundamental analizar cuánto tiempo se invierte en pensar acerca del valor que aportamos al mercado; en qué sectores podemos entrar y en cuáles no: "En estas circunstancias adversas conviene que cada uno se plantee las habilidades con las que cuenta y en qué otros sectores diferentes al propio podrían encajar". Nekane Rodríguez recuerda que hoy el camino es más largo y complicado: "hay menos posibilidad de entrevistas de trabajo y una competencia mucho mayor. No podemos dejar nada al azar y debemos hacernos responsables de nuestro propio comportamiento, preparándonos adecuadamente y resistiendo emocionalmente".
Buscar trabajo desde el propio trabajo
Es posible que la incertidumbre le lleve a decidir que su lugar está fuera de la empresa. Si a pesar de la precaria situación usted tuviera realmente la oportunidad de buscar (y encontrar) un trabajo desde su actual trabajo, hay muchas maneras de preparar el terreno:
- El primer paso es concretar qué tipo de puesto, organización y condiciones son las que desea.
- Defina los objetivos y realice un análisis de las condiciones laborales que está dispuesto a aceptar. Esto se resume en tres puntos: qué quiero, cuándo lo quiero y dónde quiero trabajar.
- Actualice su currículo y trabaje el 'networking' interno y externo.
- Para encontrar nuevas salidas, los expertos recomiendan recurrir a algún hobby o centrarse en un interés personal que pueda convertirse en un nuevo puesto.
- Es bueno que uno mismo se eduque acerca de cómo funciona una compañía o un sector y que esté pendiente de la legislación que puede afectar a las perspectivas de empleo en un campo determinado.
- Es conveniente contar con algún tipo de asesoramiento para identificar sus fortalezas y saber explicar lo que le hace diferente.
- Para encontrar nuevos caminos profesionales se debe examinar la propia experiencia. Resulta común para muchos ejecutivos cruzar a otros sectores e industrias, y para eso es importante identificar los valores propios y las herramientas transferibles.
- Desarrolle una estrategia de comunicación, utilizando el currículo, herramientas y redes sociales o profesionales para lograr visibilidad y credibilidad en el nuevo mercado de trabajo.
- Construya una identidad digital o una marca personal.
Cuidado con lo que dice... y a quién se lo dice
Cuando uno busca trabajo desde su trabajo, las consecuencias dependen de quién lo sepa. No es igual mantenerlo en secreto o que los compañeros, o el propio jefe, tengan noticia de esa búsqueda.
- Lo primero que hay que aclarar es que, entre que el jefe sepa o no que uno busca trabajo, es mejor la segunda opción. Si lo sabe, puede pensar que hay un desenganche emocional hacia el trabajo que usted tiene actualmente.
- Desde el punto de vista de la persona que está planteando cambiarse de trabajo, la decisión depende de la cultura de cada organización; de si esta permite conversaciones abiertas; de cómo sea el jefe; de uno mismo y de cómo sea la relación con el superior.
- Sería aconsejable que, al menor atisbo de insatisfacción, existiera la posibilidad de ponerle remedio, y para eso hay que crear un entorno de confianza y comunicación para que la gente pueda hacerlo. Un entorno que permita anticipar los desencuentros.
- En una relación sana, lo deseable sería que el colaborador y su jefe tuvieran la confianza suficiente para contrastar el momento de ciclo profesional y las expectativas de desarrollo. Lamentablemente, esto es poco frecuente.
- Hay que estar seguro de que el propio valor corporativo tiene un valor de mercado. La estrategia de empleabilidad de quien tiene un valor y es apreciado por la organización pasa por el uso de técnicas de marca personal.
- Quien tiene un alto valor y talento puede estar interesado en que el hecho de que está buscando empleo se haga saber de forma indirecta, para que mejore su statu quo. Se trata de una estrategia de alto riesgo en la que uno se puede quemar.