Pronostican una debacle bancaria a pesar del plan de rescate
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SAN FRANCISCO
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Corredores de la bolsa de Nueva York observan la votación sobre el paquete de rescate en la Cámara.
Hay algo muy cierto en estos tiempos de tanta incertidumbre: muchos bancos no sobrevivirán el próximo año a pesar del rescate federal de $700,000 millones para estabilizar el sector financiero.
La interrogantes es cuántos perecerán y cómo ocurrirá, si en simples cierres por parte de las autoridades, que se apresuren a preservar los fondos de los depositantes, o en ventas de liquidación bajo presión del gobierno.
Debilitados por enormes pérdidas en préstamos hipotecarios de alto riesgo, el sector bancario descansa sobre cimientos muy débiles desde principios de los años 90, cuando más de 800 instituciones aseguradas por el gobierno federal quebraron en tres años. Eso fue durante la fase de limpieza de un desplome de entidades de ahorro y préstamos (S&L) que acabó por costar al fisco entre $170,000 millones y $205,000 millones, después de los ajustes por la inflación.
El cometido del gobierno de invertir $700,000 millones en la compra de deuda morosa a bancos abrumados probablemente salvará a algunas instituciones que de otro modo hubieran perecido, pero los analistas dudan que sea suficiente para evitar una sacudida drástica.
"Esto ayudará, pero no va a salvar las cosas'' porque hay muchos bancos que tienen pendientes préstamos de construcción y otros tipos de activos deteriorados que el gobierno no va a asumir, pronosticó Jaret Seiberg, analista de Stanford Financial. Seiberg espera que el próximo año quiebren más de 100 bancos.
La tormenta que se cierne hace que muchos depositantes se pregunten algo que siempre parece surgir en los casos de pánico financiero, a pesar del seguros federal de depósitos. ¿Tiene más sentido poner dinero debajo del colchón que en una cuenta bancaria?
"Parece una broma [guardar el dinero debajo del colchón]'', dijo el empresario Mauricoa Quintero frente a una sucursal del Wachovia Bank en Miami. "Pero es más seguro que el caos que hay ahora''.
No es probable que quiebren tantos bancos como en la crisis de las S&L, básicamente porque hay 8,000 menos que en 1988. Pero eso no significa necesariamente que los problemas costarán o inquietarán menos: los bancos de hoy son mucho mayores que hace 20 años gracias a leyes aprobadas en los años 90.
"No veo por qué las cosas deban ser muy diferentes esta vez'', dijo Joseph Mason, economista que trabajó en el Departamento del Tesoro en los años 90 y ahora es profesor de Finanzas de la Universidad Estatal de Louisiana. "Lo que hubo fue una fiesta, en la que los individuos y las empresas pidieron demasiado dinero prestado. Había una burbuja y ahora queremos volver a la normalidad. Eso va a costar dolor''.
Aunque hay más bancos grandes, las quiebras podrían costarle caro a la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), la entidad de gobierno que asegura bancos y depósitos. La responsabilidad potencial de la FDIC aumenta según una cláusula del rescate, que aumenta el límite de seguro de los depósitos de $100,000 a $250,000.
Utilizando como guía estadísticas de la crisis de las S&L, Mason calcula que los depósitos en los bancos abrumados durante esta crisis ascienden a $1.1 billones. Después de calcular las ganancias de la venta de los activos adquiridos y algunos de los valores de los bancos, Mason estima que esta vez la limpieza le costará a la FDIC entre $140,000 millones y $200,000 millones.
El fondo de la FDIC tiene unos $45,000 millones --la cantidad más baja en 5 años--, pero la entidad puede pedir prestado al Tesoro y devolverle el dinero al correr del tiempo mediante un aumento de la prima que cobra a los bancos y S&Ls saludables.
Durante los primeros nueve meses del año, 13 bancos y S&L fueron intervenidos por la FDIC, más que en los cinco años anteriores combinados.
Es posible que la FDIC subestime los problemas, o al menos no los admitan en público. Hasta el 30 de junio, la FDIC tenía 117 bancos y S&L asegurados en su lista de instituciones con problemas, lo que representaba alrededor del 1 por ciento de las casi 8,500 instituciones aseguradas. A principios de 1991, cerca del 10 por ciento del sector --1,496 instituciones-- estaban en la lista de instituciones abrumadas de la FDIC.
Aunque la FDIC no identifica a las instituciones que califica de abrumadas, la lista del 30 de junio de este año no incluyó dos enormes dolores de cabeza: Washington Mutual Bank y Wachovia Bank. En conjunto, WaMu y Wachovia tenían más de $1 billón en activos. Los activos de las 117 instituciones en la lista de la FDIC sumaban $78,000 millones.
A fines del mes pasado, WaMu se convirtió en el mayor fracaso bancario de la historia de Estados Unidos, con $307,000 millones en activos, casi cinco veces más, ajustado por la inflación, que el récord anterior, el colapso de Continental Illinois National Bank en 1984. la FDIC no espera que la desaparición de WaMu vacíe sus arcas porque JP Morgan Chase & Co. acordó comprar los depósitos del banco y la mayor parte de sus activos por $1,900 millones.
Las autoridades normativas esquivaron otro golpe potencial al ayudar a negociar la venta de las operaciones bancarias de Wachovia a Citigroup Inc. en un complicado acuerdo que podría acabar costándole a la FDIC, en dependencia de la severidad de las futuras pérdidas por concepto de préstamos. El viernes hubo otra batalla de gigantes cuando Wachovia llegó a un nuevo acuerdo con Wells Fargo & Co. sin ayuda del gobierno, y Citigroup exigió que el acuerdo no se concretara.
Las perspectivas del sector bancario parecen todavía más sombrías cuando se miran a través del prisma de Bauer Financial Inc., que basado su análisis en información entregada a la FDIC para evaluar el estado de salud de las instituciones aseguradas por el gobierno federal durante los últimos 25 años.
Sobre la base de su análisis de las cifras del 30 de junio, Bauer Financial concluyó que 426 instituciones aseguradas por el gobierno federal encaran graves problemas, equivalente al 5 por ciento de todos los bancos y S&L.
Cerca del 15 por ciento de los bancos en la lista cautelar de Bauer tienen más de $1,000 millones en activos. No es extraño que los problemas se concentren en bancos que tuvieron la mayor actividad en mercados donde el flujo de hipotecas contribuyó a un pronunciado aumento del precio de la vivienda, que preparó las condiciones para la debacle.
Según Bauer, el mayor número de bancos en peligro están en California, Florida, Georgia, Illinois y Minnesota.