¿Biocombustibles? "Un espejismo que no es la solución para nosotros". ¿Una aspiración? "Que Costa Rica sea el primer país del mundo en alcanzar la condición de CO2 neutral" (se ha marcado como objetivo el conseguirlo en el año 21). ¿El cambio climático? "En España, ha sido atendido en tanto en cuanto había que cumplir con los requisitos de la Unión Europea, o sea, que no es parte de la estrategia nacional de competitividad y tampoco de la de energía". Nos lo ha dicho René Castro Salazar, ministro de un país, Costa Rica, en el que el Ambiente es entero (no medio, como aquí) y la Energía está íntimamente ligada al cambio climático (en nuestro país, la Oficina Española de Cambio Climático –OECC– está adscrita al ministerio de Cañete, Agricultura). Fue el alma máter de la primera transacción de CO2 de la historia, el primero que quiso ponerle precio al humo para encontrar las soluciones (al cambio climático, al desarrollo insostenible, a la deforestación); ahora las busca debajo de las piedras (dícese geotermia). Es… tal y como sigue.
La feria más importante de España, en lo que se refiere a la energía, comienza precisamente mañana, y se llama, en concreto, Feria Internacional de Energía y Medio Ambiente. En España son dos los ministerios que se ocupan de esas materias: por un lado tenemos el de Industria, Energía y Turismo; por otro, el de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. ¿Por que metió Costa Rica en la misma cartera al Ambiente y la Energía?
En 1994, Costa Rica tomó la decisión de ir hacia un desarrollo integrado… Sostenible, que es como se le comenzó a llamar a partir de esa fecha. Y pensamos que la discusión ambiente-energía, que tan conflictiva había sido en otros países, era mejor tenerla en lo interno, en un mismo ministerio, para obligar a que hubiera un balance previo a la toma de decisiones.
Bien, se convierte usted en el primer ministro costarricense de Ambiente y Energía y, desde ese cargo, en uno de los protagonistas clave de la primera transacción de CO2 de la historia. Cuéntenos...
Sí, en la Cumbre de la Tierra, en 1992, se aprueban las principales convenciones globales vigentes: la de Cambio Climático, la de Biodiversidad, se decide la Agenda del Siglo 21... Y, dentro de las convenciones, la de Cambio Climático habla de responsabilidades compartidas, pero diferenciadas. Nosotros, en Costa Rica, tomamos la decisión de que eso quiere decir que todos tenemos que contribuir al combate o a la mitigación del cambio climático con los instrumentos que tengamos a nuestro alcance. En Costa Rica, nos encontrábamos inmersos entonces en un esfuerzo nacional de recuperación de la cobertura forestal, que habíamos ido perdiendo en cincuenta años de desarrollo agrario tradicional. Y lo que nos faltaba era capital, dinero. Así que decidimos lanzar un instrumento basado en el mercado para pagar a los propietarios de tierras que quisieran volver a tener bosques.
¿Puede ser un poco más concreto?
Sí, lo que hicimos fue pagar a unos 150 ganaderos para que abandonasen su actividad y, de ese modo, pudiese regenerarse la cubierta forestal de los territorios en los que operaban. Así que hicimos una serie de estudios, encontramos entonces que los bosques tropicales fijan entre cinco y diez toneladas de dióxido de carbono por año y hectárea, calculamos cuánto podía costar una tonelada en el mercado internacional y el valor asignado fue diez dólares… Estoy hablando del año 90 más o menos. Todo ello, con mediciones exhaustivas, verificaciones anuales, auditores internacionales, emisión de certificados, etc… En 1997 se aprobó el Protocolo de Kioto, que promovía mecanismos similares a los que en Costa Rica veníamos pensando, y, por eso, fuimos los primeros en estar listos para hacer una transacción internacional: el derecho de reducción de 200.000 toneladas de carbono a Noruega. A diez dólares la tonelada, fue una transacción de dos millones de dólares más o menos. La operación implicaba además una acción proactiva, de cuido, y de lucha contra incendios, contra depredación o talas ilegales…
Se cumplen ahora veinte años desde que Río de Janeiro acogiera la Cumbre de la Tierra, esa que alumbró todas las convenciones globales que tan bien conoce usted y antes mencionaba. ¿Estamos a tiempo de evitar el cambio climático?
Yo creo que estamos a tiempo… Pero los mercados van rezagados. Porque los mercados son muy entusiastas con el presente. Y, en este momento, por ejemplo, creo que hay un sobreentusiasmo con el gas. Han encontrado grandes yacimientos de gas en los Estados Unidos y en otros países, el precio se ha venido abajo e, incluso, este se ha separado por primera vez en muchos años de los precios de los combustibles derivados del petróleo líquido. Y hay una especie de sobreentusiasmo… Como si estuviera clarísimo que hay gas para muchos años y a costes muy bajos. Y… bueno, ese entusiasmo, si lo revisamos, también apareció en la transición del carbón al petróleo. Yo creo que no durará muchas décadas y creo que, si uno quiere adelantarse y tener una ventaja competitiva, la oportunidad la tiene hoy. Mañana solo será uno más en el mercado.
Insisto, pues, ¿estamos a tiempo? Lo digo porque quemar gas –da igual que sea caro o barato– supone sí o sí emitir CO2 y los científicos han dicho que, como no espabilemos y la temperatura suba más de 2ºC, las consecuencias son absolutamente imprevisibles…
Vamos a ver: cada vez estamos menos a tiempo. Yo acabo de llegar a Madrid procedente de Washington, de una reunión con el Banco Interamericano de Desarrollo –y con muchos otros bancos de desarrollo del mundo– y allí se ha dado a conocer el último estudio del Banco Mundial. Pues bien, ese estudio dice que, con los acuerdos que hemos tomado, incluido el de la cumbre de Suráfrica, la llamada COP 17, vamos en la línea de cambio de la temperatura global promedio no de 2ºC, sino de cinco ó 6ºC. O sea, que la temperatura puede subir hasta 6ºC si nos quedamos con el nivel de inversión que hemos acordado hasta ahora. Se lo recuerdo: estamos hablando de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. Y eso es totalmente insuficiente. Todos los pronósticos señalan un aumento en la intensidad de los desastres naturales, en el agravamiento de los eventos climáticos extremos. El estudio mismo del Banco Mundial dice que si quisiéramos retomar la línea de los 2ºC deberíamos ir a una inversión anual de 700.000 millones de dólares y no de 100.000, que fue lo acordado en la cumbre de Suráfrica. Pero tampoco para mí es una novedad. Cuando yo hacía mi doctorado, en los años noventa, los científicos ya tenían estimado ese coste, y ya entonces se hablaba de alrededor del 1% del PIB mundial, y eso son 700.000 millones de dólares.
Pues frente al gas tenemos las energías renovables, que no emiten CO2. Y en su país lo saben bastante bien, por lo visto. Lo digo porque, a día de hoy, el 93% de la electricidad que consume Costa Rica es de origen renovable (entre un 70 y un 80%, hidroeléctrica). La pregunta es: ¿puede funcionar un país solo con energías limpias?
Costa Rica tiene un 93% de electricidad renovable, sí, pero es altamente dependiente en la parte de transporte. En electricidad yo me atrevería a decir que vamos a llegar al 100% en 2018 [ese es el objetivo] si las medidas en las que estamos pensando resultan posibles técnica y económicamente.
¿Y qué medidas son esas?
Sustituir gran parte de la producción hidroeléctrica, gradualmente, por geotermia. Para sostener lo que se llama la línea base, o la energía base. Si eso resulta tal y como esperamos, mi respuesta sería sí, con toda seguridad, para electricidad. Ahora mismo, la geotermia representa el siete, el 8% de la capacidad instalada nacional [algo menos de 200 MW de potencia] y requeriríamos como de 200 MW anuales para manejar el crecimiento [de demanda estimado]. Ese es el reto: saber si la geotermia puede ir sustituyendo la electricidad hidro de las grandes represas.
¿Y por qué quieren sustituir la base hidro por una base gea?
Por el cambio climático. Porque va a llover diferente. Cada vez es más difícil predecir dónde y cuándo van a caer las lluvias. Cuando yo estudiaba ingeniería civil, un análisis de sensibilidad era suficiente hacerlo con más menos diez por ciento del caudal. Ahora estamos experimentando más menos cincuenta por ciento del caudal. Eso hace difícil incluso, desde el punto de vista financiero, los proyectos hidroeléctricos. Pero es más difícil todavía depender exclusivamente de energía hidroeléctrica: Costa Rica dependía al 100% de la energía hidroeléctrica hace veinte años; ahora la mezcla es menor, pero sigue siendo elevada, del setenta, 80%. Pues bien, vamos a hacer una revisión a fondo. El Banco Interamericano de Desarrollo va a ser socio nuestro en la revisión del plan de expansión eléctrica nacional para considerar la posibilidad de sustituir la hidroelectricidad en la base por la geotermia. Nadie lo ha hecho, pero creemos que es una posibilidad interesante. En la geotermia a lo mejor tenemos la vacuna contra el cambio climático.
De acuerdo, geotermia para la base. ¿Y qué más? Porque ha dicho hace un momento, sí, que Costa Rica tiene mucha electricidad renovable, pero que a la vez es altamente dependiente en lo que se refiere al transporte. En fin, grosso modo, ¿cuáles serían las otras líneas maestras de su gobierno en materia de política energética?
Tradicionalmente, el objetivo principal había sido diversificar las matrices de generación y… Habíamos pensado en el empleo de biocombustibles y en el uso de biomasa. Pero creo que ahora tendremos que rectificar y que esa rectificación implicará reconsiderar lo que han sido las políticas tradicionales a la luz de los nuevos tiempos, los tiempos del cambio climático. Ese ajuste aún no lo hemos hecho suficientemente. Yo preveo dos cambios fundamentales: uno es el que ya mencioné –hidroelectricidad por geotermia–, que todavía no sabemos si es viable; y el otro consistiría en dar pasos más rápidos para el cambio de combustibles tradicionales en el transporte por combustibles menos tradicionales, incluyendo la electricidad… Y elementos híbridos, donde el gas sería un combustible de transición. Pero no hemos terminado de ajustar nuestro plan nacional de desarrollo energético a los tiempos del cambio climático.
Bien, por partes, ¿gas como transición hacia biodiésel y bioetanol?
Más que hacia los biocarburantes, sería hacia la electrificación. Biodiésel y bioetanol… ya sabemos que no da. Que la tierra es limitada y que… en la opción entre alimentos y combustibles… nosotros optamos por los alimentos. Ni siquiera Brasil, con todo el territorio que tiene y la inversión que ha hecho, es autosuficiente, pues tiene que importar biocombustibles. Creemos que eso fue un espejismo y que no es la solución para nosotros. Posiblemente sí tenemos una solución interesante, que es el uso de la electricidad como combustible. Tenemos un superávit nocturno y estamos tomando medidas para bajar mucho las tarifas durante la noche y favorecer sistemas de recarga. Eso solo lo puede hacer un país que tenga electricidad basada en fuentes renovables y que tenga superávit a algunas horas. Tenemos esa feliz circunstancia, no planeada, para el transporte, y vamos a tomar la ventaja. Porque le da una ventaja competitiva al país. Pero es verdad que, en cuanto al transporte… creo que estamos rezagados veinte años. En los próximos dos años, en el transporte público, buses y taxis, vamos a empezar a probar con electricidad, con híbridos, e incluso con gas, y creemos que la electricidad como combustible para transporte va a comenzar a ser una realidad en Costa Rica.
Insisto: en el marco del cambio climático, ¿qué lugar debe ocupar el gas?
Yo creo que el gas es una opción mejor que el carbón o que los combustibles líquidos derivados del petróleo, porque es menos contaminante, tiene costes de operación menores, sufren menos los equipos, pero, en mi opinión, es una energía de transición, la transición pronosticada por los científicos y los académicos de los combustibles fósiles: primero, los sólidos, como el carbón; luego, los líquidos; finalmente, los gaseosos… y transición hacia otra fuente. Y estamos en la tercera etapa de la transición.
¿La cuarta serían las energías renovables?
Sí.
Y, ahora mismo, ¿qué países del mundo pueden dar ese paso? O, perdón, mejor: ¿qué países están un poquito más adelantados que los demás?
Nadie. Simplemente unos están iniciando la tercera etapa y otros estamos más avanzados.
Coloca usted a Costa Rica en el pelotón de cabeza. ¿Y España? ¿Está en el grupo de los avanzados?
Es que España… Creo que… Para ser muy franco, creo que su discusión ha sido incompleta, porque se han sobreentusiasmado con algunas fuentes, como la eólica, que es una fuente renovable interesante, pero complementaria. La gran discusión es con qué se provee la electricidad base y ustedes la producen esencialmente con nucleares y combustibles fósiles. Esa discusión no la han atajado. La tienen pendiente. Sí, está pendiente. Y creo que también tienen pendiente una discusión profunda sobre el cambio climático. Creo que ustedes han manejado todo esto como compartimentos estancos. Y el cambio climático, hasta ahora, en España, ha sido atendido en tanto en cuanto había que cumplir con los requisitos de la Unión Europea, o sea, que no es parte de la estrategia nacional de competitividad y tampoco de la de energía.
Costa Rica fue la primera, junto a Noruega, en comerciar con emisiones. ¿Será Costa Rica el primer país del mundo en tener una electricidad 100% renovable?
Aspiramos a eso. Bueno, en realidad aspiramos a que ese sea un paso firme en una aspiración más grande: ser el primer país del mundo en alcanzar la condición de CO2 neutral para el año 20-21. El primer reto es importante, pero estamos bastante cerca, estamos en el 95% de electricidad renovable. Y sabemos que llegar desde el 95% al 100% es muy costoso. Financiera y técnicamente, pero, si no damos ese primer paso antes de 2018, mucho menos será posible el alcanzar el CO2 neutral en 2021, que implica incorporar otros sectores que no van tan rápido, como el sector transporte y el sector agropecuario. Costa Rica presentó en Suráfrica el primer café CO2 neutral del mundo. Ahora vienen una piña y banano y quesos... Pero es un reto muy grande. El retador más importante es Noruega, que lo anunció para 2030. Y Noruega lógicamente tiene mucha más plata que nosotros. Ellos, basados en una economía extractiva, en una economía que les permite acumular ahorro de la extracción basada en el petróleo; nosotros, habiendo renunciado a esa economía extractiva, y a esos ahorros, no hemos renunciado a la aspiración de ganarles en la carrera. Yo sé que a largo plazo las energías renovables dan ventajas competitivas. En Centroamérica hoy las fuentes basadas en combustibles fósiles producen a un coste de alrededor entre 42 y 50 centavos por kilovatio hora. Mientras que las fuentes renovables, en promedio, andan entre nueve y doce centavos por kilovatio hora. Una relación de cinco a uno.
Costa Rica
Índice de electrificación: 99,2% (el más alto de toda la región, con mucha diferencia). Potencia eléctrica instalada: 2.605 MW (1.553,2 hidro; 379 diésel; 347 de gas; 165 geo; 119 eólicos y 40 en cogeneración). Generacion neta: 9.503 GWh (706 gigavatios hora diésel, gas o cogeneración; resto, renovables). Todos estos datos proceden de "Centroamérica: estadísticas del subsector eléctrico, 2010", documento publicado por Naciones Unidas el veinte de octubre de 2011