jueves, enero 14, 2010

Están Estados Unidos y otros mercados 'sembrando las semillas' de la próxima crisis?


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Interdependencia global: ¿Están Estados Unidos y otros mercados 'sembrando las semillas' de la próxima crisis?

A pesar del renovado crecimiento de su PIB y otras señales positivas, según el profesor de Finanzas de Wharton Franklin Allen, Estados Unidos aún no ha salido de la crisis. De hecho, el país podría estar aproximándose a un escenario "en forma de W", esto es, podría caer en breve de nuevo en una recesión. Esto depende de cómo se comporten en los próximos meses –o incluso años- una serie de factores, no sólo en Estados Unidos, sino también en el resto del mundo. Tal y como señala Allen en una entrevista reciente con Knowledge@Wharton, tanto las políticas globales sobre tipos de interés, los mercados inmobiliarios o los déficit públicos serán factores a tener en cuenta.

A continuación ofrecemos una transcripción editada de dicha entrevista.

Knowledge@Wharton: Muchos expertos parecen creer que en Estados Unidos la recesión ha llegado a su fin hace unos meses. ¿Qué cree usted?

Franklin Allen: Probablemente tienen razón. La cuestión es si vamos a experimentar "una W" (o double dip) y Estados Unidos va a volver a entrar en recesión.

Knowledge@Wharton: ¿Cuáles son las señales de que hemos salido de la crisis?

Allen: El PIB está creciendo, que es lo principal, y a los mercados financieros les va mucho mejor. Aunque existen serias dudas sobre qué parte del crecimiento del PIB se debe a la política monetaria expansiva y la mera impresión de gran cantidad de dinero por parte de la Reserva Federal. Pero potencialmente ésta es una buena noticia, señala. También hay otras cuantas cosas buenas. Los mercados inmobiliarios parecen estar estabilizándose y el desempleo al menos parece no estar cayendo tan rápido como en los últimos meses, lo cual es una señal muy positiva.

Knowledge@Wharton: Antes mencionaba el riesgo de sufrir "una W". ¿Qué factores podrían hacer que volviésemos a caer en una recesión?

Allen: Vivimos en un mundo tan interdependiente que lo que ocurra en el resto del mundo será también importante para Estados Unidos. En Asia hay buenas y también malas noticias. Las buenas noticias son que parece estar creciendo. Las malas noticias son que está teniendo problemas con las burbujas. Por ejemplo, en Singapur en el tercer trimestre los precios de la vivienda aumentaron un 16%, una cifra sorprendente dado el estado de la economía mundial y lo afectada que quedó la economía de Singapur por la crisis financiera. Los observadores han subrayado la llegada de maletines llenos de dinero desde China o Indonesia. Ésta es tan sólo una señal de parte del problema al que nos enfrentamos.

Los bancos centrales se han vuelto locos ofreciendo créditos y liquidez, lo cual ha frenado la crisis, tal y como ocurría también en 2003 y 2004. Pero esto también está plantando las semillas para una futura crisis, que es lo verdaderamente preocupante.

Knowledge@Wharton: La Reserva Federal ahora parece estar retirando algunos de los programas que puso en marcha, comprando bonos y ese tipo de cosas. ¿Es el momento adecuado para hacerlo? ¿Demasiado pronto? ¿Demasiado tarde?

Allen: En mi opinión eso es lo que debía haber hecho desde un principio. Básicamente es demasiado tarde. Pero será un problema cuando empiece a retirar los programas y presumiblemente, en algún momento, suba los tipos de interés. Esto pondrá de manifiesto la fortaleza del sistema financiero. Al igual que hicieron durante la crisis, ahora mismo los burócratas de la Reserva Federal apoyan de manera efectiva el sistema, pero con tipos de interés tan bajos también están de manera efectiva proporcionando subvenciones, en particular a los bancos.

A los bancos les está yendo muy bien, y uno de los motivos es que los tipos de interés a los que están prestando dinero no han bajado tanto como los tipos a corto plazo. Cuando los tipos de interés empiecen a subir de nuevo se producirán cambios y será interesante ver si los bancos son realmente fuertes.

Knowledge@Wharton: Con tanto apoyo por parte de los bancos, ¿por qué sigue la gente quejándose de las dificultades para pedir dinero prestado?

Allen: En toda crisis de crédito siempre se plantea la misma cuestión: ¿en qué lado del mercado surgen los problemas? ¿Es que la gente no quiere pedir prestado dinero o es que la gente no quiere prestarlo? Normalmente es un poco de todo. Pero siempre hay un grupo que quiere endeudarse y ese es el grupo al que los bancos no quieren dejar dinero porque son precisamente los que atraviesan dificultades. Este es el motivo por el que necesitan pedir dinero prestado y ese es el motivo por el que a nosotros nos llegan historias de personas que no pueden acceder al crédito. Estoy seguro de que muchas empresas quieren endeudarse, pero no pueden. No obstante, en el actual entorno económico es cuestionable cuantas empresas quieren invertir y pedir prestadas grandes cantidades de dinero. Simplemente no es un buen momento para invertir o endeudarse para la mayoría de las empresas.

Knowledge@Wharton: Otro efecto derivado de los bajos tipos de interés es que los tipos hipotecarios son extraordinariamente bajos; se sitúan cerca de los récords históricos y llevan así durante varios meses. ¿Es el mercado de la vivienda una pieza clave para la recuperación de Estados Unidos?

Allen: De nuevo esto es parte del tema de las burbujas. La Reserva Federal bajó mucho los tipos de interés, algo que ayudó mucho al mercado inmobiliario; los precios han dejado de bajar y en algunos casos incluso han empezado a subir. Pero la cuestión es si esto es sostenible. Cuando los tipos vuelvan a subir, ¿qué va a ocurrir? Este es el motivo por el que tal vez experimentemos "la W".

Knowledge@Wharton: Uno de los grandes problemas al que apenas se ha prestado importancia recientemente, aunque aún está pendiente de resolver, es el déficit. Es enorme. ¿Es realmente importante luchar para reducir el déficit?

Allen: El punto de vista convencional es que necesitamos hacer algo con el déficit, pero todavía no; tal vez dentro de un par de años. Hay algo de cierto en esto, pero no deja de ser preocupante en el medio y largo plazo. Aún tenemos los problemas de largo plazo de la generación del baby boom, incluyendo los gastos médicos y la Seguridad Social. La Seguridad Social probablemente pueda curarse con unas cuantas operaciones. Los gastos médicos van a ser un grave problema al que ahora además se añaden los problemas de la recesión, los bajos ingresos por impuestos y demás. Debemos empezar a preocuparnos por todo esto.

A medida que suban los tipos de interés será mucho más costoso para el gobierno financiar todo esto. Y como nuestra deuda alcanzará niveles cercanos al 100% del PIB en un relativamente corto periodo de tiempo, cada punto porcentual de los tipos de interés significa otro punto porcentual del PIB que tenemos de devolver en forma de intereses.

Knowledge@Wharton: ¿Podría brevemente explicarnos la importancia del déficit y cómo afecta a nuestras vidas?

Allen: Importa porque las generaciones futuras tendrán que soportar la carga de esta deuda. Si piensas que los tipos reales de interés van a ser en el largo plazo del 2,5%, incluso si pides prestado el 100% del PIB, en términos reales únicamente pagarás el 2,5%.

¿Es esa una carga tan pesada? Está bien siempre y cuando tu capitalización sea relativamente baja. Pero si pones en marcha programas de gasto, normalmente no suelen ser temporales. En cuanto tienes un déficit del 5 ó 10% del PIB o más, empieza a ser muy difícil reducirlo. En unos pocos años superas con creces el 100% del PIB y luego empiezas a tener los problemas que estamos empezando a ver en Grecia; en otras palabras, en cuanto alcanzas el 120-130% del PIB la cuestión es: a largo plazo ¿las autoridades lo estabilizarán y pagarán –esperemos que gracias al crecimiento-, para reducir su tamaño?

Es terreno resbaladizo. Si a la gente le preocupa que hagas desaparecer el déficit a través de la inflación, los tipos de interés de los bonos empezarán a subir. Luego se convierten en una pesada carga porque tienes que seguir pidiendo prestado para pagar intereses. De repente toda la situación pasa a ser ingobernable y no se conceden más préstamos. Esto es lo que ocurrió históricamente en muchos países. Afortunadamente aún no hemos llegado a esta situación.

Grecia está al borde de este precipicio. Moody's no degradó demasiado su calificación, cosa que sí hicieron S&P y Fitch. Moody's quería esperar a ver que hacía. Se trata de presentar un plan para recortar el déficit ante la UE, pero si la gente en los mercados de bonos cree que su propuesta no es creíble, entonces veremos un incremento de los diferenciales en los bonos.

Grecia bien podría caer al precipicio en los próximos meses o en un par de años. Luego veremos lo difícil –o fácil- que resulta para un país soberano entrar en situación de impago. El Reino Unido también tiene problemas. Tiene un enorme déficit y ya ha aumentado sus impuestos. En un futuro próximo veremos si los puede subir aún más. Pero como consecuencia de todo esto podría producirse una huía de la libra.

Knowledge@Wharton: Dubai y Grecia no son casos aislados. ¿Hay algún indicador de la existencia de grandes problemas ahí fuera?

Allen: El problema en Dubai fue una llamada de atención: las entidades soberanas también pueden dejar de pagar sus deudas. Tras Dubai la gente volvió la vista hacia Grecia. Los diferenciales volvieron a dónde estaban a principios de 2009. Luego bajaron porque el ministro alemán de finanzas declaró que Alemania no permitiría una situación de impago. Ahora tengo dudas de que el resto de países europeos acudiesen a salvar a Grecia, en particular los alemanes. Este es el motivo por el que vuelve a estar en la agenda.

Knowledge@Wharton: ¿Aún nos queda por ver lo peor de la historia de Dubai World o ya lo hemos visto?

Allen: En mi clase alguien de la zona dijo que otros emiratos están intentando dar una lección a Dubai. Creo que en gran parte eso está pasando. Pero siempre y cuando el precio del petróleo siga en los niveles actuales no habrá ningún problema a largo plazo. Tal vez existan algunos problemas entre Dubai y Abu Dhabi y los otros emiratos, pero no se trata de problemas importantes.

Knowledge@Wharton: ¿No acabará afectando todo esto al resto del planeta?

Allen: No al menos que el precio del petróleo baje. Si baja se hará sentir rápidamente. Pero hemos visto las consecuencias para Grecia y ahora tenemos puestos allí todos nuestros sentidos.

Knowledge@Wharton: Volviendo al caso de Estados Unidos, el Presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke declaraba hace unos días que al observar la crisis actual en retrospectiva, las causas guardaban más relación con la laxitud de las regulaciones –que permitían a la gente pobre contraer deudas hipotecarias y cosas similares-, que con la persistente política federal de bajos tipos de interés aplicada a principios de la pasada década. ¿Está usted de acuerdo?

Allen: No estoy de acuerdo con Bernanke. La Reserva Federal evita por todos los medios asumir culpa por la crisis; están ocurriendo muchas cosas en el Congreso que le dejarían sin poderes –y sin responsabilidades-. Es culpable doblemente, ya que estaba supervisando y vigilando muchos de los bancos que concedían hipotecas. Tiene muy difícil su defensa. En mi opinión, los bajos tipos de interés eran el principal problema. Y la prueba está en que no sólo Estados Unidos ha tenido problemas.

España tenía una regulación bancaria muy buena y no concedió hipotecas irresponsables a individuos que no cumplían los requisitos estándar. No obstante se enfrentó al mismo tipo de problemas, e incluso peores, porque allí la burbuja fue mayor. Aunque el Banco Central Europeo no fijó bajos tipos de interés en términos absolutos, sí lo hizo en términos relativos. Los tipos de interés eran para la zona euro demasiado bajos para un contexto de boom económico. Si estudias otras partes del mundo o buceas en los archivos históricos puedes comprobar que los bajos tipos de interés suelen formar parte de las burbujas.

Knowledge@Wharton: Hemos asistido a un notable renacimiento del mercado bursátil en Estados Unidos y otras partes del mundo. ¿Continuará?

Allen: Esta es, de nuevo, parte del problema de la existencia de políticas monetarias expansivas. Suelen inflar el mercado de valores y crear burbujas. Esto es lo que está ocurriendo ahora mismo. Simplemente hay demasiado dinero fácil. Cuando la Reserva Federal empiece a restringir la oferta monetaria descubriremos si la bolsa ha sido impulsada … por un fenómeno monetario. La mayoría de los economistas niegan que exista vínculo alguno entre las políticas monetarias y el precio de los activos. Pero esa va a ser la gran cuestión.

Knowledge@Wharton: Pero algunos indicadores como el ratio precio-beneficios no se encuentran muy alejados de los estándares históricos.

Allen: Esto es verdad. Los beneficios se están comportando bien. Pero de nuevo se debe tener presente el fenómeno monetario. ¿Qué va a ocurrir en la economía? ¿Son los beneficios sostenibles? Pronto tendremos respuestas.

Knowledge@Wharton: En cuanto a China, recientemente se han oído muchas historias sobre la recuperación de China. Parece haber salido de la recesión mucho más rápido -y gozando de mejor salud- que muchos otros países. ¿Cree que ha sido así y por qué?

Allen: China tiene dos enormes ventajas. La primera es que disfruta de una fuerte posición fiscal. Tiene una deuda relativamente baja en comparación con la mayoría de las grandes economías. Esto le da capacidad para prestar y gastar grandes cantidades de dinero. La segunda es que aún tiene un elevado control de su economía. Posee una gran parte del sector industrial, bancario y muchos otros.

Esto significa que puede estimular la economía fácilmente. Sin embargo, uno de los problemas es el creciente precio de la vivienda en Pekín y Shanghai. ¿Están causando una burbuja? Y si estalla, ¿el país va a tener problemas? Debe empezar a construir algo más que meras infraestructuras -como carreteras, puentes y otras cosas necesarias en muchas partes del país- para empezar a crear infraestructura humana en términos de educación, salud y ese tipo de cosas, por debajo de la media en muchas partes de China.

Knowledge@Wharton: Si gran parte del renacimiento de China se debe a su sistema centralizado, ¿hay alguna lección que Occidente pueda aprender del modo en que China está respondiendo a la crisis?

Allen: Estaría bien que, por ejemplo, tuviésemos bancos propiedad del Estado que pudiesen competir con el sector privado. Muchos países que sufren crisis frecuentes disponen de este tipo de bancos, de forma que cuando las cosas se ponen feas no tienen que depender del banco central para convertirse en un banco comercial y tomar decisiones de crédito. Un motivo por el que China se comportó tan bien fue que posee grandes bancos y que supo dirigirlos, algo que no se puede hacer en un sistema financiero privado. No creo que debamos replicar el sistema chino, pero tal vez podríamos parecernos un poco más a él.

Knowledge@Wharton: Entonces, ¿existe una especie de sistema de seguridad?

Allen: Sí, existe una especie de sistema de seguridad.

Knowledge@Wharton: Echemos un vistazo a Japón. No parece estar recuperándose del mismo modo. ¿Cuál es en este caso el problema?

Allen: Japón tiene muchas fortalezas y muchas debilidades. Tiene una enorme cantidad de deuda pendiente de pago acumulada en las dos últimas décadas. Esto va a ser un lastre importante. Si los tipos de interés suben tendrá que destinar mucho dinero al pago de las primas. En la actualidad la cuantía es muy baja porque los tipos de interés están próximos al 0%. 

El motivo por el que Japón crecía estos últimos años era la buena marcha de la economía china. Así, cuando China se vio afectada por la crisis, Japón sufrió duras consecuencias. Y con el actual resurgir de China tampoco ha logrado recuperarse.

Asimismo, si observar empresas como Sony verás que tienen un problema de largo plazo… En la actualidad empresas coreanas como Samsung y LG están obteniendo mejores resultados.

Japón también tiene problemas políticos. La transferencia de poderes el pasado agosto desde el Partido Democrático Liberal al nuevo gobierno no es algo a lo que los japoneses estén acostumbrados. Esto está provocando mucha incertidumbre. En breve veremos como acaba todo esto. Ni siquiera está claro donde reside el poder en estos momentos en Japón, si en el líder del Partido Demócrata o en el Primer Ministro Yukio Hatoyama. Todas estas incertidumbres complican las cosas para la economía japonesa.

Knowledge@Wharton: Observando el resto de países asiáticos, ¿cree que las cosas empeorarán o mejorarán?

Allen: Depende. En Corea las cosas van muy bien. Era uno de los países candidatos a sobrevivir a la crisis; a pesar de contar con un marcado perfil exportador –como Japón o Alemania-, no se ha visto tan afectado por la crisis. Australia está creciendo. Ya ha aumentado los tipos de interés. Está aprovechando muy bien la buena marcha de la economía china y sus grandes proyectos de infraestructuras. Otros países asiáticos tienen problemas desde hace mucho tiempo. En Filipinas hay problemas. Pero en general Asia está recuperándose y esperemos que siga así.

Knowledge@Wharton: En su opinión son muchas las señales positivas, pero aún le preocupa lo que ocurra el próximo año.

Allen: Sí, aún me preocupa. Hay señales negativas en Estados Unidos y en Europa. En Asia la mayoría de las señales son positivas. Nuestra visión del mundo ha cambiado; Estados Unidos no había tenido crisis económicas en los últimos 40 años. Ahora ese mundo ha dejado de existir. ¿Cuándo tendrá lugar la próxima crisis? ¿Dentro de cinco años? ¿Diez? ¿Tenemos ahora un mundo en el que nadie es inmune a las crisis? No creo que la gente aún lo haya asimilado.

La gente piensa que algunos problemas en el sector hipotecario han sido los causantes de la crisis. Pero si hay algo que debiéramos aprender es que las crisis llevan siglos existiendo y que seguirán existiendo. Simplemente han vuelto con nosotros de un modo que hacía tiempo que no habíamos visto.

Me gustaría recomendar un libro de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff titulado This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly. En él los autores documentan las frecuencias de las crisis a lo largo de varios siglos. Cada vez que una crisis ocurre la gente se dice "Oh, ahora es diferente". De ahí procede el título. Pero las crisis siempre vuelven. Esta vez tampoco ha sido diferente.


Publicado el: 13/01/2010

FUENTE:
Saludos,
 
RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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Los ensayos y errores de la nueva estrategia energética de Chile

LA POLITICA ERRADA DE ENERGIA EN CHILE
 
Los ensayos y errores de la nueva estrategia energética de Chile

Cuando en 1995 Chile decidió importar gas natural desde Argentina y firmó el protocolo de integración gasífera con el vecino país, jamás sospechó el nefasto desenlace que tendría esta iniciativa en su matriz energética.

Hasta esa fecha, "Chile se abastecía en un 65% de hidroelectricidad", precisa Alfonso Guijón, jefe de Proyectos de Poch Ambiental -consultora chilena de ingeniería y proyectos ambientales-, pero con la promesa de que el hidrocarburo sería más barato y menos contaminante, la industria local se lanzó a la construcción de gasoductos y plantas termoeléctricas a gas natural. Adicionalmente, el país adaptó sus complejos eléctricos para operar a base del hidrocarburo, lo cual supuso inversiones millonarias.

De forma paralela, el Gobierno aprobó leyes para promover el consumo de gas natural y desalentar las centrales hidroeléctricas, transformando al nuevo suministro energético en una política de Estado. Se firmaron contratos a 20 años y más para generar el 40% de la energía eléctrica a partir de gas natural, y así cubrir los requerimientos de un sinnúmero de clientes residenciales, establecimientos comerciales, industrias y empresas.

Según datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE) de Chile, ya en 2003 más del 50% de la energía eléctrica que se consumía en el país, se generaba a través de centrales eléctricas alimentadas por gas natural. Sin embargo, esta situación no hizo más que aumentar la dependencia energética de Chile con Argentina, consolidando a la nación trasandina como su única y principal proveedora.

Hugh Rudnick, profesor del Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Católica de Chile, señala que dicha dependencia externa se debe principalmente "a la ausencia casi absoluta de combustibles fósiles en Chile, lo único propio e importante que tenemos es el recurso hidroeléctrico, el cual aún falta por desarrollar", señala en referencia a importantes iniciativas que hoy en día están a la espera de la aprobación ambiental.

No obstante, a partir de 2004, el escenario energético de Chile dio un dramático vuelco. Ese año la Secretaría de Energía de Argentina promulgó la Resolución N° 659/2004, que facultaba a la autoridad a privilegiar el abastecimiento de gas natural para el consumo interno frente a las exportaciones. Ante el incremento de la demanda energética en Argentina, el país inició una serie de restricciones que afectarían los envíos a Chile. Los recortes de gas natural alcanzaron su pick en mayo de 2007, afectando el 64% del total de los envíos, según datos de la CNE.

Posteriormente, el Gobierno argentino elevó los impuestos a las exportaciones del hidrocarburo, todo un cóctel de medidas que pusieron en jaque a la matriz energética del país. Como resultados de eso, las centrales eléctricas adaptaron rápidamente su estructura para operar esta vez a base de diesel importado, el cual resultó mucho más caro que el gas natural. Ello implicó que a comienzos de 2008 las tarifas eléctricas se dispararon hasta en un 40%, respecto del 2006.

A raíz de los racionamientos de gas natural, la industria de transformación de metales se vio muy afectada, además de todas las empresas que requieren de refrigeración de alimentos y aquellas compañías que incluyen procesos térmicos en su cadena productiva.

La nueva encrucijada que plantea el carbón

Sin duda, la crisis del gas con Argentina dejó una gran lección al Gobierno chileno y a las compañías eléctricas, quienes entendieron la importancia de diversificar las fuentes de energía. "Depender del exterior para el abastecimiento energético es razonable", asevera Sebastián Bernstein, socio director de Synex -empresa chilena de consultoría energética-, "la mayor parte de los países del mundo lo hacen, siempre y cuando las fuentes sean diversificadas".

Así, la autoridad emprendió una serie de iniciativas, que incluyeron la licitación para construir plantas a base de Gas Natural Licuado (GNL). De hecho, en junio de 2009 comenzó a operar el primer complejo de GNL en Chile -emplazado en Quintero, Región de Valparaíso- tras recibir el primer barco cargado con GNL, procedente de Trinidad y Tobago. Desde junio pasado, el país también ha importado GNL desde Guinea Ecuatorial y Egipto. Mientras que una segunda planta de GNL -ubicada en Mejillones, norte de Chile- comenzará a funcionar en los primeros meses de este año. El Gobierno además promulgó la denominada Ley Corta II, normativa que impulsa el desarrollo de centrales a carbón y complejos hidroeléctricos, muchos de los cuales iniciarán sus operaciones entre 2010 y 2012.

Entre los combustibles que actualmente Chile importa -GNL, carbón y petróleo- el carbón es el más barato y, si en 2008 costaba US$150 la tonelada, en 2009 su precio cayó a US$60 la tonelada. La proyección para este año es que el mineral bordeará los US$70 la tonelada, de acuerdo a las previsiones hechas por el banco suizo de inversión, UBS.

Y si bien la generación a carbón de la red eléctrica de Chile corresponde actualmente a 2.050 MW, lo que equivale al 15% de la capacidad instalada total, este tipo de generación está lista para aumentar a 7.200 MW si se suman los proyectos a carbón que actualmente están en construcción, aquellos que ya han sido aprobados por la autoridad ambiental y los que están en etapa de estudio de impacto ambiental.

Pero el cambio de la política energética podría tener consecuencias nefastas desde el punto de vista medioambiental. Un estudio realizado por la CNE en 2008, denominado "Política Energética, Nuevos Lineamientos: Transformando la Crisis Energética en una Oportunidad", advierte que "el aumento de las centrales a carbón en Chile puede implicar el incremento de las emisiones anuales de Dióxido de Carbono (CO2), desde las actuales 70 millones de toneladas a cerca de 300 millones de toneladas en 2030, superando las emisiones de muchos países de Europa y de otros países desarrollados".

Guijón se apronta a aclarar que, en el actual contexto mundial de emisiones de CO2, "Chile representa una mínima proporción y no llega ni siquiera al 0,5 % del total de las emisiones mundiales. Asimismo, nuestro país está en el promedio mundial de las emisiones per cápita de CO2 -aproximadamente 3,9 toneladas por habitante-, muy distante de países como España (7,6), Estados Unidos (20,6) o Australia (25,6)".

De cumplirse esta tendencia, Claudio Tenreiro, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Talca, prevé que Chile tendrá "cada vez más penalizaciones por producción con metodologías no limpias, debido a una serie de tratados vinculantes, como el Protocolo de Kioto (1996)". Este tratado apunta a reducir entre 2008 y 2012, los gases causantes del calentamiento global en un 5,2%, respecto de los niveles de 1990, siendo ratificado por más de 141 naciones incluido Chile. "Estas penalizaciones, que pueden ser aplicadas a nivel de país o de empresa, recaerán sobre todos los productos chilenos de exportación, a través de multas e impuestos adicionales. Incluso, podrían limitarse las cuotas de los productos que Chile envía al exterior, como otra forma de penalización", detalla el profesor.

Lo anterior tendría una consecuencia crítica en la actividad exportadora del país, considerando que ésta representa el 38% del PIB, y que son 5.841 las compañías que actualmente comercializan sus productos y servicios en el mercado internacional, según datos del ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.

De igual forma, Tenreiro además visualiza efectos en el ámbito político, ya que si Chile aumenta sus emisiones de CO2, el país se expone a que se use "un discurso en su contra, que podría repercutir en su comercio internacional, restando solidez al mercado chileno en su postura (abierta) frente a la globalización".

En síntesis, y a juicio de Rudnick, la diversificación de la matriz energética local proclamada por la autoridad y el fin de la dependencia, no se estaría cumpliendo. "Al contrario, al no desarrollar adecuadamente la hidroelectricidad nos estamos haciendo más dependientes ahora del carbón, con su lamentable impacto ambiental".

En un tono aún más crítico, Tenreiro recalca que "se está haciendo (a nivel gubernamental) un discurso sobre una matriz diversificada, pero éste se queda sólo a nivel de discurso y estudios no resolutivos. Tampoco se están generando acciones vinculantes que obliguen al desarrollo de fuentes alternativas, sólo se están promoviendo. Al final se usará el combustible más barato como política general y no aquél que se ajuste a una planificación energética de largo plazo controlada por el Estado, que garantice estabilidad, buen precio, seguridad en el abastecimiento y resguardo del medio ambiente".

El elevado coste de las ERNC (Energías Renovables No Convencionales)

Sin duda, las ERNC son menos contaminantes comparadas con el carbón, y es por ello que el Gobierno no se ha quedado de brazos cruzados. En 2007 la autoridad promulgó la Ley de Incentivos Fiscales para el Fomento de las Energías Renovables, la que asegura que una parte de los nuevos proyectos eléctricos en Chile, desde esa fecha y hasta el 2020, estén basados en fuentes renovables.

Mientras, Bernstein asegura que la posibilidad de que Chile aumente sus emisiones de CO2 a 300 millones de toneladas en 2030, es "perfectamente modificable", dado que no existe un plan de obras energéticas para esa fecha. "Todo puede cambiar con más generación hidroeléctrica, GNL y ERNC".

No obstante, Rudnick opina que el desarrollo de las energías renovables no convencionales no ayudará a disminuir la dependencia que en estos momentos Chile mantiene con el carbón, "porque los costes de las ERNC son aún muy altos como para constituirse en alternativas energéticas atractivas. Pretender subsidiar estas energías tendría un elevado coste para Chile, que ya cuenta con una energía mucho más cara frente a la de sus países vecinos".

En este sentido, Bernstein precisa que de todas las alternativas de ERNC, la energía eólica es la más masificable, porque se puede desarrollar a escala industrial en diferentes sitios con buenas condiciones eólicas y sus inversiones son muy predecibles. "Pero es un 40% más cara que la energía tradicional. La energía solar también sigue siendo muy cara, aunque sus costes podrían bajar en unos 10 o 20 años más. La geotermia es otro potencial recurso, pero muy riesgoso en la etapa de exploración, y de lento y complejo desarrollo".

Además, en términos prácticos, el impacto de estos proyectos alternativos en la matriz energética de Chile, es muy reducido, sentencia Terneiro.

¿Cuáles son, entonces, las mejores alternativas que Chile tiene para dejar de contaminar en el corto y largo plazo?, "potenciar la generación hidroeléctrica que aún no se utiliza, incluidos los importantes recursos de la Región de Aysén -sur del país-", responde Rudnick.

En esta región hay dos iniciativas emblemáticas que actualmente esperan el visto bueno de la autoridad ambiental: HidroAysén, impulsada por la empresas eléctricas Endesa Chile -filial local de la española Endesa- y Colbún -de capitales chilenos-, el cual aportará 2.750 MW de potencia, y Río Cuervo, emprendimiento de la minera suiza Xstrata, que contribuirá con 640 MW.

Y una vez que se haya agotado la mayor parte del potencial hidroeléctrico, el país debería desarrollar la energía nuclear a partir del 2020, en opinión de Bernstein. "La energía nuclear es, sin duda, la alternativa industrial más económica y limpia, en términos de emisiones de CO2. Su coste de desarrollo es sólo un 10% superior comparado con el de las centrales a carbón".

Energía nuclear: ¿El futuro de Chile?

Rudnick también es partidario de que en el largo plazo Chile se enfoque en la construcción de plantas nucleares, dado que se trata de un recurso abundante y estable. "En términos de costes es más barato el carbón, pero la pregunta central aquí es ¿por cuánto tiempo más podremos seguir construyendo el país sobre la base del carbón?".

Aunque Rudnick reconoce importantes vallas para el desarrollo de este tipo de energía en el país, obstáculos más bien asociados al inconsciente colectivo, que aún recuerda el accidente en la central nuclear de Three Mile Island, en Pensilvania, Estados Unidos (1978), y el de la planta nuclear de Chernobyl (1986) -norte de Ucrania-. "Estos desastres paralizaron el desarrollo de proyectos nucleares en todo el mundo. Sin embargo, los sistemas de seguridad se han perfeccionado y muchos países están reconsiderando la energía nuclear", señala.

Otra gran barrera es que difícilmente el sector privado invertirá en proyectos de energía nuclear, sin contar con el apoyo del Estado y un marco jurídico que lo respalde, comenta Tenreiro. Al respecto, la actual Presidenta de Chile, Michelle Bachelet -quien dejará su cargo el próximo 11 de marzo-, ha descartado reiteradamente el desarrollo de la energía nuclear, alentando en cambio los proyectos basados en ERNC. Pero la próxima administración, que saldrá de las elecciones presidenciales de esta semana, podría tomar una decisión al respecto. El candidato de la Coalición por el Cambio, Sebastián Piñera, y el concertacionista, Eduardo Frei, son partidarios del desarrollo de la energía nuclear y de la generación hidroeléctrica.


Publicado el: 13/01/2010


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