Miércoles, 07 de Noviembre de 2007
Economía y Negocios
LINA CASTAÑEDA
Antonio Peñalosa, secretario general de la Organización Internacional de Empleadores, sostiene que en el mundo se ha producido una gran baja en la afiliación sindical, y también en los partidos políticos, e instituciones empresariales y religiosas.
El diálogo social, la empresa sostenible y la responsabilidad social, son los principales temas que se debatirán en la Cumbre Empresarial Iberoamericana que se inicia hoy en Santiago.
Se trata de los principales asuntos que hoy preocupan al sector, dice Antonio Peñalosa, secretario general de la Organización Internacional de Empleadores (OIE). Es el organismo de cúpula de los empresarios en el ámbito mundial para los temas socio-laborales; representa a los empresarios de 142 países y defiende los intereses empresariales y de sus organizaciones en las Naciones Unidas.
En un contexto de crecimientos superior a lo acostumbrado, postula aunar esfuerzos y tener un diálogo social con la sociedad, sindicatos y gobiernos. "En muchos países, el Estado ha sido generoso cediendo espacio a las empresas en áreas económicas e industriales donde históricamente la responsabilidad era del Estado. Las empresas tienen que ser generosas con las respuestas que pueden dar, más allá de sus obligaciones legales y eso es la responsabilidad social", señala.
-¿Qué condiciones deben cumplirse para que exista diálogo social?
"Tiene que haber instituciones libres, representativas e independientes de empresarios y de trabajadores. Muchas veces se habla de diálogo social ampliado, pero el diálogo social es exclusivamente entre sindicatos y organizaciones empresariales. Las ONG pueden cumplir una función importante en la sociedad, pero no son parte del diálogo social".
"Es muy importante que sea un movimiento sindical libre e independiente de todo, que defienda los intereses de los trabajadores. Pueden estar marcados por un signo ideológico, pero que no sean una cadena transmisora de los partidos".
-¿Es posible el diálogo cuando la sindicalización es de 8 a 10% como en Chile?
"Es un nivel de sindicalización próximo al de España y Francia. Hay países escandinavos y europeos donde alcanza a 30 y 50%. Pero ha habido una gran baja en el nivel de afiliación sindical. En todas partes hay una crisis de instituciones, la gente no tiene la misma ceguera o apoyo hacia ellas, sean de tipo político, gremial, religioso, etc. Los partidos políticos no reúnen el apoyo ciego de antes y tampoco las organizaciones sindicales y empresariales".
"Ahora hay tendencia a dar más importancia a las voces individuales de la sociedad civil, lo que para mí no es fácil de asumir, porque creo que es muy importante que los sindicatos sean representativos que haya una voz. Un 8% puede significar pequeño, pero es representativos, y lo relevante es la eficacia del diálogo social. Quizás hay cierta dejadez, pero ya no existe la visceralidad en las relaciones obrero-patronales de antes. En la mayoría de los países hay comunidad de intereses entre empresarios y trabajadores".
-¿Preocupa a la OIE el populismo en algunos países?
"Por supuesto. América Latina es el único continente donde están despertando unos populismos socialistas que examinamos con preocupación, como es el caso concreto del Presidente Hugo Chávez en Venezuela".
"Hemos presentado una queja múltiple ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por la creación de instituciones gremiales paralelas para intentar debilitar el movimiento empresarial; la invasión de locales de la cúpula empresarial; la prohibición a 16 líderes empresariales de salir del país; el cierre de radio Caracas Televisión. Las instituciones paralelas son dirigidas por líderes gubernamentales que disponen de beneficios que los gremios independientes no tienen, como acceso a crédito y divisas".
"Las empresas tienen que ser generosas con las respuestas que pueden dar, más allá de sus obligaciones legales y eso es la responsabilidad social".
" Reforma constitucional en Venezuela amenaza a la empresa privada
No es lo mismo un Estado socialista que un gobierno socialista, y Chile es un gran ejemplo, dice José Manuel González, presidente de Fedecámaras.
José Manuel González de Tovar, presidente de Fedecámaras, la organización que agrupa a los gremios empresariales de Venezuela, destaca que su país tiene un gran potencial económico, y que es solidario con todas las naciones del mundo.
"Estamos seguros de que más temprano que tarde vamos a poder mantener una democracia como debe ser y aprovechar los inmensos recursos que tiene nuestra patria para sacarla adelante".
-¿Cuál es la preocupación fundamental de los empresarios venezolanos?
"El proyecto de reforma constitucional presentado por el Presidente de la República. Es un proyecto excluyente, que convierte a Venezuela en un Estado socialista. No es lo mismo un gobierno socialista que un Estado socialista, y Chile es un gran ejemplo de ello; es un Estado democrático con un gobierno socialista".
"Si el territorio es socialista, como el Estado, y el gobierno es socialista, eso significa que la población tiene que ser socialista, que no hay cabida para la pluralidad política; que no hay cabida para otras ideologías; que para trabajar con el Estado y contratar con el Estado hay que ser socialista. Es decir, es una exclusión total".
"Estas experiencias han fracasado en el mundo; en China, Corea del Norte, Cuba y en Venezuela pretenden imponerse. La reforma cercena la propiedad privada y la libre iniciativa queda abolida. De aprobarse esta reforma, los venezolanos no podrían decidir a qué se dedicarán; será el Gobierno el que lo haga".
-¿Tiene más alcances económicos?
"Con este proyecto, donde pareciera no haber cabida para la empresa privada, se estaría acabando con la democracia. El Banco Central pierde autonomía y será el Presidente quien decida cómo se manejan las reservas a su libre antojo y sin control. Es un proyecto inconstitucional porque está tocando la estructura de la Carta Magna, y entonces ya no es una reforma, sino una nueva Constitución. De aprobarse, Venezuela se sumiría en un gran atraso, se alejan las inversiones".
-¿Qué otros problemas los afectan?
"Tenemos un control de cambios que, sumado a una economía inflacionaria, nos resta competitividad. Y tenemos un congelamiento de los precios que asfixia al aparato productivo. Muchos de los productos controlados no se encuentran en el mercado formal. Hace diez días la gente hacía seis horas de cola para comprar un kilo de leche. Venezuela importaba históricamente US$ 15.000 millones, y este año vamos a cerrar con US$ 45.000 millones. No estamos aprovechando la bonanza para impulsar el aparato productivo y el empleo formal. Tenemos 16 trimestres de crecimiento económico basado en el gasto público; las inversiones del sector privado, dada la falta de confianza, apenas alcanzan a 9% del PIB, y lo ideal es que sea 25 a 30%. Las 12.000 industrias que había al iniciarse el Gobierno de Chávez se han reducido a la mitad, y no hay nuevas inversiones en las industrias".
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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