Papás de baja por paternidad
Julia rie con inocencia. Más contenta que unas castañuelas está sentada junto a su papá, le muestra sus primeros tres dientes y balbucea con gracia delante de él. La pequeña de moño rubio está de buen humor. Así pues, hoy es una de las mañanas más tranquilas para Peter Kasza, su moderno padre de baja por paternidad.
Julia tiene justo un añito y, aunque en sus primeros siete meses su madre ha cuidado de ella, desde junio le toca a su padre hacerlo: cambiar pañales, bañar y vestir a la hijita, hacer el desayuno, recoger el suelo él mismo, vaciar el lavavajillas, poner la lavadora, etc. "Y ese es solamente el programa de la mañana" dice el papá de 36 años
Dos meses es muy poco tiempo
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Peter Kasza y su hijita Julia juegan en la cocina.
Peter Kasza tuvo muy claro desde el principio que él quería baja por paternidad. Además no se conformaba con los tipicos dos meses que toman la mayoría de los padres, sino que directamente él quería siete. Anteriormente él trabajaba como redactor ejecutivo de una agencia berlinesa de televisión a través de internet, más de diez horas sentado en la oficina.
Su día a día de ahora es completamente distinto "stress positivo, no comparable con el otro trabajo". Mientras lleva a Julia bien abrigada hacia el Centro de Padres, se acuerda de la que fue la hora de la verdad para su jefe. "Al principio fue genial porque él pensaba que yo tomaría la baja de los dos meses. Pero cuando le dije que no, que quería siete meses de baja, él incluso saltó un poco de la silla".
El tiempo de baja, el tiempo más bonito
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Una mañana en el Centro de Padres de Berlín. Mientras Peter Kasza empuja el carrito a través de "Prenzlauer Berg" en el norte de Berlín, se entretiene pensando sobre el concepto de la baja por paternidad. Él esperaba un poco más de tiempo libre y algo más de tiempo para sí mismo, sin embargo ahora tiene una jornada laboral de 12 horas a tiempo completo. Julia, su nueva jefa, se divierte ruidosa por el camino empedrado lleno de baches hacia el Centro de Padres.
Dentro del centro, tres padres permanecen alrededor de un enorme autódromo y dan rienda suelta a sus instintos más infantiles mientras sus niños gatean en el suelo. Peter Kasza descubrió el centro para papás por casualidad durante un paseo, cuando desesperado buscaba a padres preocupados como él. Aquí los ha encontrado.
No es un centro para debiluchos
El Centro de Padres de Berlín fue fundado hace dos años. Al principio fue dificil entusiasmar a los padres con la idea, recuerda Martin Schulte. Él es padre de tres niños y uno de los monitores del centro, donde participa desde la inauguración. Las primeras reacciones de los jóvenes padres con respecto a su idea solían ser: "Es estupendo que eso exista, pero no lo necesitamos".
Sin embargo, la opinión de los vecinos cambió rapidamente. El centro para papás no está hecho ni para padres solteros, ni para padres con problemas. "Y por supuesto tampoco para alguna clase de debilichos que hacen ganchillo", die Marc Schulte para defender a su tropa de hombres. Aquí no hacemos ganchillo y, por supuesto, esto tampoco es un centro social para casos problemáticos. Alrededor de 40 padres acuden regularmente cada semana para desayunar, jugar a los dardos, al futbolín o a las carreras de coches.
La baja por paternidad pone en peligro el empleo
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Peter Kasza con su hija Julia delante del Centro de Padres de Berlin.
"Alrededor del 95 por ciento de los visitantes tienen carreras universitarias. Muchos rondan los 40 años y ya han alcanzado un buen puesto de trabajo dónde ganan bastante dinero", evalúa Marc Schulte. Sin embargo, muchas madres trabajadoras temen también las desventajas laborales para los padres comprometidos. "La baja de dos meses está aceptada por la sociedad pero los padres que van más allá corren el riesgo de, por lo menos, quedarse atrás con el trabajo" dice Schulte. "Hay empresas que perjudican después a sus trabajadores de diferentes formas, desde una reestructuración del puesto de trabajo hasta el despido."
"En el Centro de Padres también se escuchan rumores acerca del trabajo, pero de todas maneras, no acerca de las grandes conexiones sociopolíticas" dice Peter Kasza. Lo que a él más le gusta es el ambiente relajado que se vive allí. Mientras su padre habla sobre todo esto, Julia se acuesta cómodamente en su regazo. Ella no ha entendido nada sobre los pequeños y grandes problemas de su papá, a pesar de ello se rie con complicidad.
Autor: Ronny Arnold / ASG
Editor: José Ospina Valencia
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RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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