Frente al aumento de los residuos y su acumulación en vertederos, el compostaje es una de las posibles soluciones. La basura orgánica se convierte en un material capaz de enriquecer plantas y cosechas, o de luchar contra la contaminación. Un sencillo contenedor, unos cuantos consejos y un poco de paciencia son suficientes para que cualquier consumidor composte en su casa. A gran escala, diversas instalaciones industriales utilizan también este sistema en todo el mundo. Las iniciativas para generalizarlo son cada vez más numerosas y los consumidores pueden beneficiarse de ellas.
Para qué sirve compostar
España genera más basura que la media europea y recicla un 40% menos, según datos de 2007 de la oficina estadística comunitaria, Eurostat. El resultado: el 60% de los residuos acaba en los vertederos (la media de la UE es del 42%).
El compostaje puede ser una alternativa ecológica y económica para reducir la cantidad de residuos orgánicos urbanos, agroforestales y ganaderos. Al igual que en el sistema convencional, se utiliza un contenedor para depositar los restos, denominado compostador. Pero la basura no se lleva al vertedero, sino que se aprovecha. Los microorganismos del compostador realizan un proceso de descomposición aeróbica (con oxígeno) que transforma la basura en compost. Si se realiza de forma adecuada, no genera malos olores.
El compostaje puede ser una alternativa ecológica y económica para reducir la cantidad de residuos orgánicos
La materia resultante se puede aprovechar como complemento al abono en agricultura y jardinería, para controlar la erosión, mejorar la estructura de los suelos y recuperar los deteriorados o para destruir organismos patógenos. El compost también se utiliza en sistemas de biorremediación, para degradar hidrocarburos del petróleo y otros compuestos tóxicos y conseguir su reciclaje.
El resultado se puede obtener con diversas técnicas: en activo o caliente, en pasivo o a temperatura ambiente, o mediante la utilización de lombrices rojas o de la familia Lumbricidae (vermicompost).
La producción de compost en España a partir de desechos biodegradables se mueve en la media de la Unión Europea (17%), desvela Eurostat, pero está lejos de países como Austria, que alcanza el 38%. Las comunidades autónomas que más compostan son la valenciana y la cántabra, según el informe "Sostenibilidad en España", del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM).
El compostaje también puede ser una buena práctica de educación ambiental. Las organizaciones ecologistas, las instituciones locales o los centros educativos pueden poner en marcha un programa para hacer compost. De esta manera, se aprende el valor de la reducción de residuos, el proceso natural de descomposición o cómo las plantas lo utilizan para crecer.
Consejos prácticos para compostar
Diversas instituciones han publicado información práctica para adentrarse en el mundo del compostaje. En Internet se pueden descargar algunos de estos contenidos, como el "Manual de compostaje" de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, la "Guía de compostaje doméstico" de la Mancomunidad Comarca de Pamplona o el "Manual de compostaje doméstico" del Departamento para el Desarrollo Sostenible de la Diputación Foral de Guipúzcoa.
Los consumidores también pueden contactar con los responsables de Medio Ambiente de su ayuntamiento o su comunidad autónoma. Las instituciones ponen en marcha diversas iniciativas prácticas y formativas que se pueden aprovechar. Si no las hay, los ciudadanos más proactivos pueden solicitarlo. Por su parte, organizaciones medioambientales como "Amigos de la Tierra o "Ecologistas en Acción promueven diversas actividades prácticas para fomentar el uso del compostaje.
Las personas más decididas y amañadas pueden construir su propio compostador. Varios manuales ofrecen ideas para fabricar estos contenedores. Los materiales pueden ser reutilizados y muy variados: palets de madera, cajas de fruta, bidones, malla metálica, ladrillo, etc.
Otra posibilidad es adquirir alguno de los modelos que diversas empresas comercializan desde hace años: con electricidad para acelerar el proceso, naturales sin ayuda eléctrica, especiales para vermicultura, para usos rurales o urbanos, etc. Los precios oscilan entre 60 euros y 290 euros. Marcas como Nature Mill, Sustainable Community Development, Joraform o Tumbewood diseñan compostadores para todos los gustos y necesidades. En España, trabajan empresas como Compostadores
Qué se puede compostar y qué no
Una gran cantidad de residuos pueden compostarse. Los más conocidos (y abundantes) son las pieles de fruta y vegetales, hojas y hierba. Pero la lista de materiales es numerosa:
- De la cocina: posos de café y sus filtros, bolsas de té, servilletas de papel usado, cajas de cartón (en trozos pequeños), bolsas, platos y toallas de papel, restos de pan, pizza, pasta y arroz cocidos, galletas, cereales, bolsas de celofán (no de plástico), cáscaras de frutos secos (a excepción de las de nuez), hierbas y especias caducadas, tapones de corcho, queso con moho, helado derretido, mermelada, jalea o conservas caducadas, cerveza y vino pasados, palillos.
- Del baño: toallitas faciales usadas, cabello del cepillo, rollos de papel higiénico, esponjas naturales, recortes de las uñas, orina, restos de productos con 100% de algodón, aplicadores de tampones de cartón, condones de látex.
- Del resto de la casa: ropa vieja de algodón y lana, pelusa de la secadora, contenido de la aspiradora o su filtro, prensa vieja, plantas de interior muertas y sus hojas, flores, cerillas, cenizas de la chimenea o la barbacoa.
- De la oficina: recibos, facturas y otros documentos usados, sobres (menos los de ventana de plástico), virutas de lápiz, notas adhesivas, tarjetas de visita (salvo las plastificadas).
- De restos de fiestas: envoltorios, manteles y serpentinas de papel, globos de látex, rafia, paja decorativa, árbol de Navidad.
- De animales domésticos: pelo de perro o de gato, excrementos y las camas de conejos y hámsteres, periódico y excrementos de la parte inferior de la jaula de pájaro, plumas, heno de alfalfa o pellets para alimentar a los conejos, masticables para perros, alimentos para peces, comida seca para perros o gatos.
La lista de materiales que pueden introducirse en el compostador es numerosa
La lista puede ampliarse con los siguientes residuos, aunque en este caso con precaución: productos lácteos (en pequeñas cantidades), granos (podrían atraer a roedores y otras especies), agujas de pino, pelusa de la secadora (si ha tenido ropa con fibras naturales) y malas hierbas.
Los restos que nunca deberían acabar en el compostador son: excrementos de perro o gato (pueden introducir parásitos e infecciones), restos de carne y huesos, mayonesa, aderezos para ensalada, materiales plastificados o tratados de forma química.
Ciudades que se apuntan al compostaje
Algunas instituciones locales se han tomado en serio la práctica del compostaje. San Francisco es la primera ciudad de Estados Unidos que ha aprobado, a finales de octubre, una ley para generalizar este sistema entre sus ciudadanos. En la actualidad, sus habitantes evitan que el 72% de sus residuos urbanos acabe en vertederos. Con la nueva ley, aspiran a lograr el 100% en 2020.
Podrá multarse a los ciudadanos que no composten, pero en general el recibimiento de la nueva ley ha sido positivo. Las instituciones locales ofrecen asesoramiento y formación, así como contenedores y cubos gratis.
En Reino Unido, la Red Nacional de Compostaje Comunitario (CCN) funciona desde 1996 para generalizar esta práctica entre los británicos de manera colectiva. Sus responsables coordinan unos 300 grupos y colaboran con 17 ayuntamientos. La Sociedad de Reciclaje Comunitario del Este de Londres facilita el material necesario a los vecinos que quieran participar.
Gracias al compostaje, San Francisco aspira a evitar los vertederos en 2020
En España también se pueden encontrar diversas iniciativas para practicar el compostaje tanto de forma individual como en grupo. Unas 200 familias de cinco municipios castellano manchegos participan en un proyecto piloto para reciclar los residuos orgánicos y convertirlos en compost. Para ello han recibido unos pequeños contenedores y unas clases de formación práctica.
En Sevilla, la organización ecologista Amigos de la Tierra ha puesto en marcha una experiencia de compostaje comunitario. Sus impulsores explican que esta modalidad es más indicada para grandes ciudades, donde la mayoría de las personas carecen de espacio. Los participantes, ciudadanos y centros educativos llevan sus residuos orgánicos al compostador colectivo.
Las instituciones más interesadas en el compostaje crearon el año pasado la Red Estatal de Entidades Locales por el Compostaje Doméstico y Comunitario. Su sede está en Rivas Vaciamadrid, la localidad española con mayor cantidad de compostadores y vermicompostadores, con más de 900 participantes. Por su parte, la Red Española de Compostaje reúne a más de 300 expertos de empresas, universidades y centros de investigación especializados en este sistema.
Instalaciones industriales de compostaje
El compostaje a gran escala ofrece muchas posibilidades. La ciudad estadounidense de Boston planea la construcción de una gran planta urbana que aprovecharía el metano generado en la descomposición del material orgánico y producir electricidad para 1.500 hogares.
En España también se pueden encontrar varias iniciativas. Salamanca estrenó en junio una planta única por sus características. La instalación integra el compostaje de residuos vegetales en ciclo cerrado, la actividad de viveros y la investigación en laboratorio. Con una inversión de casi 900.000 euros, esta central dará trabajo a trece personas discapacitadas (sus impulsores, Viveros El Arca, pertenecen a la Asociación Salmantina de Padres de Discapacitados Intelectuales).
En Andalucía, la Consejería de Agricultura y Pesca concederá ayudas para la construcción de plantas de compostaje en las industrias alimentarias de esta comunidad. Su objetivo es aumentar el aprovechamiento del alperujo, la pulpa de la fruta y otros subproductos de este sector.
En Murcia la empresa Cespa (filial del grupo Ferrovial) gestiona desde 2003 una planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos con un sistema de compostaje en nave cerrada. La instalación tiene capacidad para reciclar 140.000 toneladas de lodos al año para convertirlos en abono, y utiliza biogás como energía. La inversión ascendió a 22 millones de euros, financiados por la UE.