ERIKA LÜTERS GAMBOA Todas las empresas extranjeras en Cuba tienen su dinero congelado en un "corralito", que en estos momentos asciende a unos mil millones de dólares. Así lo aseveró a "El Mercurio" desde Miami el analista y doctor en Economía Eugenio Yáñez.
Según el experto, de esos fondos, 600 millones corresponden a empresas españolas, las que mantienen los dineros congelados en el Banco Financiero Internacional. Empresarios chilenos con inversiones en la isla también sufren los efectos de esta medida, como es el caso de Max Marambio, quien reclama tener US$ 30 millones retenidos en la isla.
"El gobierno les ha ofrecido devolverlo en pagos mensuales durante cinco años, con 2% de interés anual. Estaría por ver si el régimen soporta cinco años más en el poder, y si podrá honrar ese compromiso", afirma. El "corralito" puede ampliarse en cualquier momento, y como no hay mecanismos legales para enfrentar esto, las empresas están a merced de lo que el régimen decida. "Las empresas que están en Cuba no se atreven a retirarse por temor a nunca poder recuperar su dinero, pero quedándose no están mejor, porque no pueden contar con ese dinero para operaciones comerciales, es decir, necesitan más capital", dice.
Yáñez añade que esta es la penitencia que están pagando las empresas que "hicieron negocios con un gobierno inmoral para aprovecharse de la explotación de los cubanos, con salarios de miseria y sin derechos sindicales, y obtener pingües beneficios".
La gravedad de la economía en la isla la reconoció el domingo Raúl Castro durante un discurso ante el IX Congreso de las Juventudes Comunistas, donde echó por tierra las expectativas de diversos sectores de la ciudadanía que exigen reformas.
Admitió que la situación es "compleja", que su gobierno no puede mantener subsidios a la población "excesivamente paternalistas" y que hay un millón de cubanos que sobran en las nóminas estatales. Criticó a los "compañeros" que se "desesperan" pidiendo "cambios inmediatos," sin tener en cuenta "el rosario" de asuntos que él tiene por delante para asegurar un futuro a la revolución.
Hay "plantillas muy infladas, terriblemente infladas", en casi todos los sectores, y se pagan salarios no vinculados a la producción, con lo cual no se puede evitar el deterioro de la capacidad adquisitiva del pueblo, dijo Castro. Insistió en que se gastan "millones y millones" en importar alimentos que se pueden cultivar en Cuba, mientras crecen las "ilegalidades" y la "corrupción".
Castro dijo que continuará la "actualización" del modelo, pero que ante el "rosario" de temas que están siendo analizados, se debe evitar cualquier "apresuramiento o improvisación" para no crear problemas mayores.
"El sistema socialista está agotado. No produce riqueza y, lo más irónico de la revolución, es que siempre ha tenido que sobrevivir de la ayuda de afuera, recursos que se empiezan a agotar", señala Ian Vásquez, analista del Cato Institute.
"Continuar gastando por encima de los ingresos significa comernos el futuro y poner en riesgo la supervivencia de la revolución"."No ignoro que algunos compañeros a veces se desesperan, deseando cambios inmediatos en múltiples esferas (...) inquietudes que por lo general se originan en el desconocimiento de la magnitud de la tarea que tenemos por delante".
Raúl Castro
"Raúl Castro firmó nuestra sentencia de muerte"
"Ya no hay nada que hacer: rendirse o avanzar hasta las últimas consecuencias. En mi caso, con toda dignidad voy a seguir con mi huelga. Hasta mi muerte, la que fue decretada anoche (domingo) por Raúl Castro", dice Guillermo Fariñas al referirse al discurso del Presidente cubano, quien se mostró intransigente con los opositores que realizan ayunos tras la muerte del preso político Orlando Zapata.
Fariñas (48) cumplió ayer 41 días de huelga de hambre y sed. En conversación telefónica con este diario afirmó que las palabras del gobernante habían sido "un mensaje de terror para sus oponentes" y agregó que "ellos (los Castro) tienen las manos manchadas de sangre y prefieren eliminar a todos los oponentes antes que ceder un ápice".
Castro culpó a Estados Unidos y a la Unión Europea de haber lanzado una "descomunal" campaña de descrédito contra Cuba y aseguró que su gobierno no cederá al "chantaje" de las huelgas de hambre.
Según Fariñas, "la única culpa es la intolerancia de la dinastía de los hermanos Castro que no quieren perder el poder bajo ningún concepto, así tengan que asesinar públicamente a una persona como lo hicieron con Orlando Zapata o como lo van a hacer conmigo".
Una situación similar vive en la provincia de Holguín otro disidente: Franklin Pelegrino del Toro cumplió ayer 39 días en huelga de hambre.
Desde su casa en el pueblo de Cacocum, este barbero de profesión de 38 años señaló a "El Mercurio" que "no voy a claudicar por el momento". Denunció que en el hospital a donde concurrió el domingo por un cuadro diarreico sólo le habían aplicado sueros, pero que le han negado más atención médica porque el ayuno lo está haciendo por su propia voluntad.