Steve Schifferes BBC, Shangai |
El sistema de transporte está a punto de superar en tamaño al de Londres. |
Shangai es la ciudad emblemática cuando se habla de los efectos de la globalización en ciudades y regiones.
La ciudad más grande de China languideció durante 30 años cuando la economía china se cerró a la influencia extranjera, y mientras el país atravesaba las procelosas aguas de la revolución cultural.
Todo esto cambió radicalmente cuando China abrió sus mercados a Occidente en la década de 1980, y a Shangai se le dio luz verde para "volverse rica".
En los últimos 15 años, la ciudad se ha transformado en una metrópolis espejada de 21 millones de habitantes, con más rascacielos que Nueva York.
Su sistema de transporte está a punto de superar en tamaño al de Londres.
La ciudad ha triplicado su superficie y su influencia ahora se extiende por toda la región del delta del Yangtze, la más rica de China.
Plaza financiera líder
Pero no es el tamaño y la velocidad de sus transformaciones, sino sus brillantes proezas económicas, lo que atrapa de Shangai.
El gobierno de Shangai quiere que la mayoría utilice sistemas de transporte público. |
La región de Shangai, incluyendo las dos provincias adyacentes, suma el 30% de las exportaciones chinas, atrae el 25% de toda la inversión extranjera en el país, y supone el 20% de los productos manufacturados que salen del gigante asiático.
El producto interno bruto de la región de Shangai llega a US$450.000 millones, el equivalente a la mitad de la economía india.
Más de 500 compañías multinacionales, desde General Motors a Volkswagen, tienen filiales en Shangai.
Se ha convertido en una de las plazas financieras clave del Este asiático: los bancos líderes hacen fila para establecerse en su flamante centro financiero, construido desde los cimientos en el nuevo distrito de Pudong.
Cada año, más inversión extranjera fluye solamente hacia Shangai que a cualquier otro país en desarrollo. El monto supone dos veces el total de lo que se invierte en India.
Además, la tasa de crecimiento económico es fenomenal: 12% anual, más que el ya de por sí descollante promedio chino.
Consumo y boom inmobiliario
El veloz crecimiento económico ha transformado las perspectivas económicas de los habitantes. |
El veloz crecimiento económico ha transformado las perspectivas económicas de los habitantes en Shangai.
El ingreso per cápita creció de US$125 por año en la década de 1950, a US$1.000 en 1997, y US$6.000 en 2005.
Una clase media en expansión disparó un boom en el consumo y en el sector inmobiliario.
Las casas occidentales dominan la vía peatonal de Nanjing Lu, mientras los locales más elegantes del antiguo protectorado francés incluyen ahora la firma H&M, la tienda de ropa femenina más grande del mundo.
Restaurantes de moda con chefs de renombre se agolpan en el Bund, el puerto que constituía el centro financiero en la década de 1930.
Dislocados
El crecimiento de Shangai ha estado acompañado de grandes desplazamientos humanos.
Más de un millón de hogares fueron trasladados a los apartamentos de los suburbios para hacer lugar a las construcciones masivas en el centro de la ciudad.
Casi cuatro millones de inmigrantes en busca de trabajo y atraídos por la ciudad de las oportunidades inundaron Shangai, provenientes de áreas rurales, en los últimos 20 años.
Representan hoy uno de cada cuatro del total de los trabajadores de la ciudad.
A estos inmigrantes no se les reconocía el derecho a la salud ni a la educación, y han sufrido condiciones de vida mucho más bajas que los residentes originales.
Aún a estos, el alto precio de las propiedades está haciéndolos considerar un mudanza del centro hacia las afueras.
Muchos se ven forzados a posponer el casamiento y la vida familiar.
Obstáculos políticos
El despegue de Shangai ha generado algunas disputas políticas. |
Si el gobierno de Shangai tiene alguna característica sobresaliente, es su ambición.
Para asegurar que Shangai domine el comercio exterior, se está construyendo el mayor puerto de contenedores en una isla a 30 kilómetros de distancia, conectado a tierra firme por un puente de seis carrilles.
La municipalidad también planea descentralizar el desarrollo, creando nueve ciudades satélite, capaces de albergar hasta 500.000 residentes.
También tiene grandes planes de aumentar el uso del transporte público, subir los niveles educativos, y fomentar el uso de Internet.
Tal como Pekín sueña con las Olimpíadas de 2008 y centra su desarrollo en esa meta, Shangai se esfuerza de cara a la WorldExpo 2010 -que se espera atraerá a 70 millones de personas- para rediseñar la orilla del río.
Pero el gran obstáculo para el desarrollo futuro de Shangai es político.
Luego de que se lograra el despegue de crecimiento durante la gestión del alcalde Jiang Zemin en la década de 1990, la nueva dirigencia del Partido Comunista chino parecería querer cortarle las alas.
En octubre, el secretario del Partido para Shangai fue arrestado con cargos de corrupción y recién en marzo se lo reemplazó.
Los analistas creen que detrás de la movida se busca limitar el poder de Shangai, y lo vinculan al interés del gobierno de llevar tierra adentro el desarrollo de las zonas costeras, para reducir la brecha en los ingresos.
Pero Shangai, con su tradición empresarial y con la mentalidad puesta en hacerse rica, siempre ha reaccionado.