Precio de los alimentos se mantendrá elevado al menos hasta 2015
Producto del clima, el mayor ingreso de las economías emergentes de China e India, la gran demanda por biocombustibles y la especulación, los analistas estiman que el mercado de los commodities alimenticios no cederá en sus valores en al menos siete años, de acuerdo a las proyecciones del Banco Mundial.
Mauricio Rodríguez
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Doscientos kilos de maíz pueden procesarse y convertirse en suficiente etanol para llenar el estanque de 90 litros de una 4x4 una vez, o pueden proveerle a una persona las calorías que requerirá durante todo un año.
Evidencias como ésta impulsaron la semana pasada al ministro indio de Hacienda a decir que "cuando millones de personas están hambrientas, es un crimen contra la humanidad que se desvíen alimentos hacia los biocombustibles".
Palaniappan Chidambaram participó en las reuniones de primavera del FMI y del Banco Mundial, el sábado y domingo últimos, en Washington, donde también se reunía el G-7. Las principales autoridades del orbe confluyeron para buscar soluciones a los reveses económicos y financieros que hoy se agolpan.
Pero entre la crisis crediticia en marcha hasta la caída sistemática del dólar americano y la desaceleración de la economía global, coincidieron en que el más grave de todos es la inflación de los alimentos, fenómeno sólo en parte producido por el boom de los biocombustibles.
El alza es tal que si alguien creyó que los controles de precio, restricciones a exportaciones y demás parches poco ortodoxos son monopolio argentino, se sorprenderá que otros 15 países en todos los continentes hacen el mismo tipo de política.
MAGNITUD
En el curso de las tres décadas entre 1974 y 2005, el precio real de los alimentos cayó en 75%, según el índice de precios que elabora la Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU (FAO).
En los tres años que van desde 2005, sin embargo, éstos subieron de vuelta ese mismo 75%. En otras palabras, el costo del trigo, mantequilla, leche, maíz, arroz, pollo, carne de vacuno, aceite de palma y la yuca, entre otros, está hoy más alto que en décadas. Sólo el año pasado, el valor de esa canasta aumentó 40%, comparado con un alza de sólo 9% en 2006.
Mientras en Chile el alza de los alimentos se traduce en una mayor inflación, la que grava el bolsillo de los pobres, en otras decenas de naciones el efecto es dramático. En Indonesia, Yemén, Ghana, Uzbekistán y Filipinas, comprar comida representa un gasto de entre la mitad y tres cuartos del ingreso de una persona pobre.
Por ejemplo, una bolsa de dos kilos de arroz le cuesta a una familia de Bangladesh la mitad de su ingreso diario. "No hay margen para sobrevivir", dice el Banco Mundial.
La entidad señala que, derivado de esto, al menos 33 países están en riesgo de caos social.
LAS CAUSAS
Cuatro nuevas fuentes de demanda por alimentos son responsables de esta situación.
Por una parte, el mayor ingreso per cápita en China e India, tras más de una década de crecimiento económico explosivo. Ambos países representan dos tercios de la población mundial.
Mayor bienestar económico está asociado a la vez con un cambio en las preferencias alimenticias, las cuales se mueven desde los cereales y granos a productos de valor más elevado, como carnes rojas, pollo, pescado, productos lácteos, frutas y verduras. Las emergentes clases medias cuya dieta estaba basada en arroz y maíz está moviéndose a productos elaborados a base de trigo.
Así, la demanda de China por carne se duplicó entre 1990 y 2005, y sigue creciendo, al punto de que presiona al alza también el precio de los granos para ganado.
Pero mucha de esa demanda por trigo y granos no podrá ser satisfecha debido al clima. Este segundo factor se expresa claramente en Australia. Es uno de los principales productores de commodities alimenticios, pero en 2008 cumple seis años con sequía. El país ha sido siempre sujeto de sequías, pero ésta es la peor en más de un siglo.
Pese a que se han registrado lluvias recientes en el continente rojo, la pérdida de gran parte del último cultivo de trigo en 2007 fue un golpe de proporciones para el mercado global del recurso.
La cotización del petróleo sobrepasando los US$ 100 por barril tampoco es buena noticia para el precio de los alimentos, pero sí para los productores de biocombustibles.
Y si eso fuera poco, el gobierno de EE.UU. subsidia la producción de biocombustibles. En suma, para los agricultores estadounidenses, que son los mayores productores de maíz en el mundo, les es mucho más atractivo vender maíz a los generadores de etanol que alimento al tercer mundo.
Así, en 2007 EE.UU. registró una cosecha récord de maíz, la mayor desde 1944. Un volumen récord también, un tercio del total, se destinó a la industria del etanol.
No es raro: la demanda por maíz para etanol hizo subir el precio de la canasta de maíz (bushel) a más de US$ 6 este año, desde US$ 2,5 hace tres años. Se proyecta que al mediar este ejercicio la cotización llegará a US$ 7,5.
Un cuarto factor que sustenta precios elevados de alimentos es la especulación en el mercado de los commodities, tal como sucede con el cobre y cuanto otro metal se mencione, lo cual, asimismo, contribuye a una mayor volatilidad de la cotización.
La especulación sobre los precios futuros de los commodities afecta el precio spot, exacerbando las alzas actuales, lo cual, a su vez, es aliciente para más especulación. El volumen de opciones y futuros agrícolas transado en las plazas globales registra actualmente un aumento de 30% respecto de 2006.
¿UNA NUEVA ERA?
Las perspectivas en el mercado no apuntan a menores precios, al menos en el medio plazo.
De hecho, un estudio que el Banco Mundial elaboró con ocasión de las reuniones de primavera estima que al menos hasta 2015 el valor de seis commodities clave se mantendrá por encima de su nivel de hace cuatro años.
No es menos cierto, sin embargo, que éstas son sólo proyecciones y pueden errar. "El precio del trigo se ha casi triplicado desde el inicio de 2006, debiera aumentar otro 50% hacia 2009", dice, por ejemplo, Jochen Hitzfeld, de UniCredit, el banco de inversiones.
Simultáneamente, el Departamento de Agricultura de EE.UU. proyecta que el valor del trigo está alcanzando un peak ahora y que bajará a partir de la temporada 2008/2009.
Pero, en general, los analistas apuntan a un cambio estructural. Esto no quiere decir que a partir de una recesión en EE.UU. o la desaceleración proyectada de la economía global las cotizaciones actuales no puedan bajar en cierto grado. Lo que sí significa es que la mayor parte del alza de los últimos años no se revertirá hasta devolver los precios a sus niveles, siquiera, de fines de los 90 e inicios de este siglo, cuando azotaron recesiones en Asia y EE.UU.
BIOCOMBUSTIBLES
Tanto para el Banco Mundial como para el International Food Policy Research Institute (Ifpri), en Washington, un factor que puede empeorar aún más el panorama es el comportamiento futuro de la demanda por biocombustibles.
El Ifpri evalúa dos escenarios potenciales hacia 2020.
El primero, que está basado en los planes reales de inversión en este sector en varios países y el supuesto de que las economías con alto potencial van a elevar su producción, contempla un alza del precio del maíz de 26% y de 18% para el de aceite vegetal, respecto de su nivel actual.
El segundo caso potencial considera un crecimiento doble en magnitud a aquel del primer escenario, lo cual derivaría en un aumento de 44% del precio de aceite vegetal y de 72% en el caso del maíz llegado 2020.
"Ambas posibilidades conducirían a una drástica reducción en los niveles de disponibilidad y acceso a alimentos, estimándose que el consumo de calorías decrecerá en todas las regiones", dice Joachim von Braun, director general del Ifpri.
Exacerban el problema las malas políticas. En su afán por promover el uso de etanol, EE.UU. subsidia su producción a partir de maíz y traba la entrada de etanol de Brasil, donde el gas se produce mucho más eficientemente, dicen los expertos, a partir de la caña de azúcar.