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La reunión técnica anual del 3 de noviembre dará a conocer la investigación aplicada que realiza el INIA en conjunto con los agricultores en el Valle del Aconcagua. El grupo de trabajo presentará inéditos resultados los cuales apuntan, entre otros aspectos, a descubrir qué patrones de portainjertos se adecúan mejor a las condiciones físicas de los suelos del valle como asimismo a determinar la frecuencia de riego más adecuada para provocar una mayor productividad de las plantas.
El día 3 de noviembre a partir de las 14:00 hrs., en la Asociación de Agricultores de Los Andes, se realizará una reunión técnica anual para la entrega de resultados del proyecto INNOVA –CORFO "Aumento de la productividad y competitividad de la uva de mesa de la Región de Valparaíso de Chile a través del uso de portainjertos tolerantes a suelos con limitaciones físicas y técnicas de manejo agronómico que mejore las condiciones de aireación en la zona de raíces".
Esta actividad es organizada por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias y forma parte del proceso de transferencia tecnológica que ha generado el proyecto durante los cuatro primeros años de ejecución.
Esta reunión anual está dirigida a todos los socios del proyecto, productores, exportadores, profesionales, asesores, investigadores y autoridades de entidades públicas relacionados con la industria de uvas de exportación y contará con la participación de destacados expositores.
Hace poco más de 10 años el INIA intervino en el Valle del Aconcagua generando soluciones productivas a los problemas que presentaba este valle. Uno de los primeros problemas que se estudió fue el decaimiento de los parronales, reflejado en la baja productividad y calidad de la fruta. Luego vinieron otras líneas de trabajo relacionadas con el manejo del suelo. Gabriel Sellés, director del proyecto actualmente en ejecución, financiado por Innova Corfo, es uno de los investigadores que, en conjunto con su equipo técnico de terreno, ha generado información relevante para el valle en el rubro uva de mesa. "Nos dimos cuenta que si mejorábamos la características físicas del suelo, como la porosidad, a través de subsolado o mediante el uso de camellones, íbamos a provocar un desarrollo radicular más elevado de los parrones. Por eso, hemos estudiado técnicas de subsolado, técnicas de uso de camellones, manejo biológico del suelo, favoreciendo el desarrollo de la fauna a través de la incorporación de lombrices, etcétera".
Sobre la base de todas estas temáticas, este jueves 3 de noviembre se darán a conocer los resultados de las experiencias obtenidas en estas investigaciones, siendo muy relevante los descubrimientos sobre qué patrones de portainjertos se adecúan mejor a las condiciones físicas de los suelos del valle como asimismo determinar la frecuencia de riego más adecuada para provocar una mayor productividad de las plantas.
Sin duda, uno de los aspectos importantes de este estudio ha sido definir umbrales más adecuados para decidir en qué momento oportuno regar. "Un manejo de riego más distanciado permite una mejor aireación de suelo agotando un 40% de la humedad aprovechable. Llegamos a concordar con los agricultores estrategias de manejo en el sentido que permitieran que el suelo se comportara como un almacén de agua distanciando la frecuencia de riego, lo cual iba a redundar en calidad de la fruta". Se concluyó, por ejemplo, que en el Aconcagua el consumo de agua es del orden de los 9 mil metros cúbicos por hectárea. "Con este consumo de agua, agregó el especialista, los parrones son capaces de suministrar del orden de 3 mil 500 cajas". Estos antecedentes, indica el grupo de expertos, nos estarían dando luces respecto a la Huella del Agua en el Aconcagua por la relación entre el consumo. Estamos llegando al orden de 350 litros por cada kilo de uva exportado".
El conocimiento sobre la estructura del suelo es un tema que también abordó este estudio y que interesaba a los agricultores del valle tomando en cuenta que la uva de mesa se produce en condiciones casi "contra natura", es decir, en suelos con problemas de pH, textura y porosidad. Así, lo afirma Gabriel Sellés: "Siendo los mejores suelos del país, no necesariamente son los más adecuados para producir uva de mesa. Son suelos que tienen tendencia a la compactación, a retener exceso de agua y, por ende, provocar asfixia radicular por el manejo".
Por eso, el uso de equipos y tecnologías tales como sensores de seguimiento continuo de humedad de suelo han servido para ajustar el riego y a la vez, establecer umbrales de riego teniendo como referencia la información que brindan las estaciones meteorológicas instaladas en el valle.
Otros equipamientos utilizados en esta investigación han sido lisímetros y otras tecnologías –algunas muy sofisticadas- para medir el vapor de agua que sale de los parrones o medir el anhídrido carbónico que estos absorben. "Estamos frente a diferentes aspectos de manejo concreto, lo que va a derivar en saber cuál es la captura de carbono, cuál es la distribución que tienen estos carbonos hacia la fruta y cuál va a ser el potencial productivo a que van a llegar los parrones del valle del Aconcagua", dijo Gabriel Sellés.
Lo próximo que se está investigando para el valle, anticipó el especialista, es el estudio de modelos de consumo de agua a través de imágenes satelitales de modo que el agricultor pueda recibir una alerta a partir de información que captan los satélites y así corregir una eventual condición de déficit hídrico que podrían estar sufriendo sus parronales. "Estamos avanzando en información del futuro donde el agricultor pueda conocer su consumo de agua respecto a cómo debiera estar y poder evaluar mejor si tiene que mejorar sus prácticas de riego", asegura Sellés.
Para el logro de este desafío, el equipo de profesionales del INIA se asoció con profesionales de la Universidad de Concepción con quienes se trabaja en la generación de modelos de consumo de agua en el valle a través de imágenes satelitales de tal manera de poder definir parámetros para una mayor eficiencia del agua.
En este proyecto han participado las dos principales asociaciones gremiales de productores: Asociación de Agricultores de San Felipe dirigida por Gonzalo Bulnes y la Asociación de Agricultores de la provincia de Los Andes, dirigida por Humberto Lepe. Además de las empresas exportadoras tales como Agrícola Brown Ltda., Agrícola Don Ernesto Ltda., Agrícola Los Alpes Ltda., las exportadoras Agrofrío, Frusan, Río Blanco y Subsole.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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