miércoles, febrero 20, 2008

El equitativo reparto de la riqueza IMPLICA " ACTITUDES"

spacer
BOLETÍN Nº 122 – 19/02/2008
COLUMNISTA INVITADO
instituto argentino de responsabilidad social empresarial

El equitativo reparto de la riqueza

Las empresas en las economías modernas son actores claves en la construcción de comunidades, en el desarrollo de capital social y en la generación de bienes y servicios públicos. Por ello, las sociedades modernas, comienzan a castigar a aquellos empresarios que maximizan rentabilidad minimizando inversión social. Y, por el contrario, reconocen a aquellos comprometidos con la inversión social estratégica.

Ahora bien, ¿cuándo una inversión social es estratégica? No hay una única manera de definirla, pero algunos criterios pueden ser: apoyar procesos de transformación y no sólo acciones de contención social; aspirar a la transformación en escala al acompañar agendas construidas y operadas colectivamente desde espacios colectivos como redes, coaliciones o alianzas, y no sólo para donar a programas unilaterales; promover el apoyo a líderes que generen articulación y no sólo a referentes que se construyan desde el personalismo; apostar a largo plazo y no a iniciativas cortoplacistas; incorporar al tradicional aporte de recursos financieros, intangibles, como conocimiento, inteligencia, acompañamiento estratégico, vinculaciones institucionales, voluntariado corporativo o acceso a medios de comunicación, y asumir que toda inversión social implica un riesgo controlado.

Avanzar en inversión social estratégica desde una empresa requiere aptitudes, pero, sobre todo, es fundamental la actitud político institucional que asuman sus accionistas, directores, cuerpo gerencial y plantel general. La decisión de invertir socialmente es estratégica cuando se articula con la política institucional y se expande a la cultura de la empresa, y no cuando se la concentra en una sección y se la reduce a una sumatoria de acciones desarticuladas.

La actitud empresaria es vital para convertir a la empresa en un agente de transformación social. Es por ello que identificamos cuatro actitudes, que nos dan elementos para poder identificar cuándo una empresa es estratégica en su inversión social o cuándo es apenas un mitigador de pobreza. Y en la mayoría de los casos, esa diferencia cualitativa entre aspirar a la transformación y limitarse a la mitigación no pasa por la cantidad de recursos invertidos, sino por la estrategia definida para aplicarlos.

La actitud asistencial es dar lo que sobra. Esta es la actitud básica y que más se ve en las presentaciones públicas de responsabilidad social empresaria. El resultado que genera esta actitud en la comunidad es la mitigación del problema, es decir, acotarlo sin solucionarlo; administrar la consecuencia sin abordar la causa. Y el rol social que crea es convertir a los ciudadanos en beneficiarios y a los sujetos de derecho en objetos de asistencia. Esta es la manera en la que se calca, desde el sector privado, la lógica del asistencialismo estatal. Es la privatización del modelo clientelar, que garantiza un manojo de pobres fotogénicos para el retrato, que en lugar de tener por destino el afiche político, será editado bajo el presuntuoso formato de balance social de la empresa.

La actitud de compromiso, en cambio, es transferir recursos. Es una actitud que pone a la empresa en la gatera de la inversión social estratégica, e implica transferir recursos activos, tangibles o intangibles. El resultado de esta transferencia es dejar capacidades instaladas en los emprendimientos sociales.

El impacto creado es contar con un proyecto fortalecido, pero dentro del contexto de vulnerabilidad en el que opera habitualmente. Esta actitud empresaria permite achicar la brecha tecnológica, de conocimientos y capacidades, pero no garantiza que los recursos instalados sean aplicados de manera sistémica y eficiente, de tal forma que le permita al emprendedor social superar las carencias desde las cuales desarrolla su actividad. Es la actitud que crea las potencialidades de la superación, pero no se hace cargo de su concreción.

La actitud de riesgo consiste en invertir capital. Es la actitud empresaria que, a partir de un acompañamiento proactivo a un emprendimiento en contexto de vulnerabilidad, le garantiza la incorporación y dinamización de recursos para acercarlo a la inclusión en el mercado. La actitud de afrontar riesgo no se limita a la transferencia de activos, sino a la inversión de capital. Esta actitud no sólo deja capacidad instalada en el emprendedor, sino que garantiza la creación de las condiciones para que esa capacidad pueda ser operada, por medio de capacitación, acompañamiento estratégico, apoyo en recursos financieros y humanos e inclusive acuerdos comerciales.

El resultado medido en impacto social es cambiar el contexto de vulnerabilidad y asegurar la inclusión del emprendimiento a la cadena de valor de la empresa que realiza la inversión social, cuidando de no convertirlo en cliente o proveedor cautivo. Avanzar desde la actitud de riesgo en la construcción de capital social es agregar valor para generar calidad de vida en sectores marginados del acceso a las oportunidades del sistema vigente.

La actitud de transformación es invertir en lo que el otro necesita, la de mayor plenitud que puede asumir una empresa. Asumir desde la actitud empresaria el compromiso de la transformación del modelo, implica identificar y poner a disposición del actor vulnerable los recursos que necesita. Esto muchas veces implica recurrir a recursos con los que la propia empresa no cuenta, para establecer alianzas con terceros o adquirir nuevas capacidades.

El resultado generado a partir de esta actitud es dotar a la empresa y dotar al emprendedor de capacidad transformadora. No son recursos que fluyen en dirección unilateral, sino que son capacidades y aprendizajes que retroalimentan el proceso y a todos los actores involucrados. La actitud transformadora convierte a la empresa y al emprendedor en sujetos de cambio. Invertir en lo que el otro necesita es la única forma de transformar su realidad y el modelo que lo margina.

Una sociedad que aspire a superarse necesita contar con empresarios con actitud transformadora, que asuman un rol protagónico en la construcción del entramado social y sean los garantes de la existencia de comunidades e individuos con acceso equitativo a las oportunidades. Sin equidad en el acceso a las oportunidades, el diseño social se aleja de la inversión social estratégica, para acercarse a los dos problemas señalados por el inolvidable Roberto Fontanarrosa: "El inequitativo reparto de riqueza y el generoso reparto de pobreza".

Carlos March
Miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
Representante de la Fundación Avina en Buenos Aires.

Fuente: Diario La Nación, 30 de enero de 2008
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
www.Consultajuridicachile.blogspot.com
www.lobbyingchile.blogspot.com
www.el-observatorio-politico.blogspot.com
Renato Sánchez 3586
teléfono: 5839786
e-mail rogofe47@mi.cl
Santiago-Chile
 
Soliciten nuestros cursos de capacitación   y asesorías a nivel internacional  en  RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y EL ESTADO y están disponibles para OTEC Y OTIC en Chile

No hay comentarios.: