Resulta que los introvertidos (a veces catalogados como tímidos), pueden ser grandes líderes, también. Ello según un estudio reciente que refuta la teoría de que hay que ser extrovertido para ser un buen líder.
El estudio realizado por el Prof. Adam Grant de la Universidad de Pensilvania llegó a la conclusión de que los líderes extrovertidos – que pueden ser grandes conversadores y cómodos compartiendo opiniones – son muy buenos con los subordinados, que tienden a ser más pasivos con que le digan qué hacer. (Adam Grant, F. Gino, D. A. Hofmann (2011), Reversing the extraverted leadership advantage: The role of employee proactivity, Academy of Management Journal).
En las organizaciones donde los subordinados son más dinámicos y agresivos, los líderes extrovertidos pueden entrar en conflicto pues a menudo no escuchan lo necesario de los demás. Esto contrario a los introvertidos que son buenos oyentes, hacen muchas preguntas, y comunican ideas de manera efectiva. Por ende son más receptivos a las buenas ideas de sus subordinados.
Ahora bien, la persona que es introvertida tiene que manejar ciertas barreras sociales y de comunicación que le entorpecen en su desarrollo profesional. Los introvertidos, tienden a ser más reservados y menos sociables. Parte del proceso puede ser aprender a involucrar a otros y compartir información con más frecuencia. En estas circunstancias un coach ejecutivo puede ser una herramienta valiosa para el líder.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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