A diez años del inicio de las exportaciones rubro de las carnes rojas aún navega sin brújula
- Se comenta que la masa bovina ha caído en cifras gruesas, aunque se desconocen números reales.
- Sistema de certificación de carnes de exportación, Pabco, presenta fuerte cifra de deserción.
Tres entrevistados que representan las realidades de los pequeños ganaderos, la de los medianos y de los grandes de la zona de Ñuble, llegaron a conclusiones similares a una década del inicio de las exportaciones de carnes rojas chilenas: El negocio es promisorio y el consumo y el valor de la carne aumenta en el mundo; las condiciones de Chile para producir pueden crecer significativamente, pero mientras el país no establezca una política ganadera adecuada, se seguirán dando contrasentidos que empañan la actividad como ocurre ahora.
César Rodríguez, gerente del Centro de Gestión Ñuble (CEGE), que trabaja en ventas asociativas de pequeños ganaderos de Indap, que entregan terneros para engorda a la ganadería en gran escala; Carlos González Mufdi, criancero y recriador mediano, y Carlos Smith, que se dedica a la engorda de ganado en escala más amplia, tienen una visión muy similar de este negocio.
Coinciden en que la masa ganadera nacional en lugar de aumentar, que era la meta propuesta, ha disminuido fuertemente. Incluso Smith señala que de 4 millones de cabezas que es la cifra tradicional que se maneja, se estima que puede haber bajado a 3 millones, merma que se ha reflejado en mayor medida en los animales de carne que en los de leche, por lo que a su juicio la masa ganadera de carne habría bajado a la mitad.
En las causas del descenso, los tres coinciden en que cuando los precios se mantienen bajos en forma estable, ante una alza, los crianceros tienden a vender vacas para aprovechar los altos valores y también los faenadores se interesan más en las vacas.
Según Carlos González, el Gobierno, si efectivamente quiere hacer del país una potencia agroalimentaria puede resolver este tema con una bonificación a la retención de vientres, lo que sería un complemento razonable a toda la inversión que se ha hecho para mantener un alto nivel sanitario (Chile está libre de fiebre aftosa, "vaca loca" y trabaja en otras pestes bovinas) y con el esfuerzo global que implicó abrir mercados a las carnes rojas.
En este mismo ámbito, los tres afirman que pese a que en la Mesa Público Privada de la Carne, que funciona desde principios del 2000, se estableció que la estrategia chilena ganadera no tenía sentido sin las exportaciones y que el país debía apuntar a los nichos de mayor valor de las carnes rojas, como la Unión Europea, no hay avance en la apertura de nuevos mercados de este tipo, ni aumento de los cupos preferenciales de la Unión Europea, que es algo que se propone hacer el país desde hace años, sin éxito.
En este punto, señala César Rodríguez (que conoce bien el tema ya que fue director regional de SAG y luego de Indap, en los años que se inició la estrategia de las carnes rojas), se desencadena una consecuencia que todos los ganaderos reconocen, que es la deserción de los Predios Animales Bajo Control Oficial (Pabco-SAG), ya que este procedimiento para certificar bovinos para los mercados más exigentes, significa un costo, pero no generaba un valor. Esta situación, recién hace tres años cambió para los crianceros, que están obteniendo un diferencial de 100 a 120 pesos por kilo del animal que va a la exportación, con respecto al precio de feria, lo que en opinión de los crianceros ha redundado en la retención de vientres.
González y Smith, que trabajan para el mercado interno y para abastecer a exportadores (a diferencia de los del CEGE que solo apuntan al mercado exterior), afirman que otro grave escollo del negocio es la existencia de un doble estándar que obliga al productor chileno a cumplir las normas de tipificación que rigen al país, en tanto que las carnes importadas no se someten a tal exigencia, lo que implica una competencia desleal amparada por el mercado. También se quejan de prácticas de comercio, de vender a costo, o bajo este, en que incurren supermercados como un "anzuelo" para atraer clientes, que pese a estar permitido, la norma establece que debe ser por tiempo breve y no algo permanente como está ocurriendo.
César Rodríguez, gerente del Centro de Gestión Ñuble (CEGE), que trabaja en ventas asociativas de pequeños ganaderos de Indap, que entregan terneros para engorda a la ganadería en gran escala; Carlos González Mufdi, criancero y recriador mediano, y Carlos Smith, que se dedica a la engorda de ganado en escala más amplia, tienen una visión muy similar de este negocio.
Coinciden en que la masa ganadera nacional en lugar de aumentar, que era la meta propuesta, ha disminuido fuertemente. Incluso Smith señala que de 4 millones de cabezas que es la cifra tradicional que se maneja, se estima que puede haber bajado a 3 millones, merma que se ha reflejado en mayor medida en los animales de carne que en los de leche, por lo que a su juicio la masa ganadera de carne habría bajado a la mitad.
En las causas del descenso, los tres coinciden en que cuando los precios se mantienen bajos en forma estable, ante una alza, los crianceros tienden a vender vacas para aprovechar los altos valores y también los faenadores se interesan más en las vacas.
Según Carlos González, el Gobierno, si efectivamente quiere hacer del país una potencia agroalimentaria puede resolver este tema con una bonificación a la retención de vientres, lo que sería un complemento razonable a toda la inversión que se ha hecho para mantener un alto nivel sanitario (Chile está libre de fiebre aftosa, "vaca loca" y trabaja en otras pestes bovinas) y con el esfuerzo global que implicó abrir mercados a las carnes rojas.
En este mismo ámbito, los tres afirman que pese a que en la Mesa Público Privada de la Carne, que funciona desde principios del 2000, se estableció que la estrategia chilena ganadera no tenía sentido sin las exportaciones y que el país debía apuntar a los nichos de mayor valor de las carnes rojas, como la Unión Europea, no hay avance en la apertura de nuevos mercados de este tipo, ni aumento de los cupos preferenciales de la Unión Europea, que es algo que se propone hacer el país desde hace años, sin éxito.
En este punto, señala César Rodríguez (que conoce bien el tema ya que fue director regional de SAG y luego de Indap, en los años que se inició la estrategia de las carnes rojas), se desencadena una consecuencia que todos los ganaderos reconocen, que es la deserción de los Predios Animales Bajo Control Oficial (Pabco-SAG), ya que este procedimiento para certificar bovinos para los mercados más exigentes, significa un costo, pero no generaba un valor. Esta situación, recién hace tres años cambió para los crianceros, que están obteniendo un diferencial de 100 a 120 pesos por kilo del animal que va a la exportación, con respecto al precio de feria, lo que en opinión de los crianceros ha redundado en la retención de vientres.
González y Smith, que trabajan para el mercado interno y para abastecer a exportadores (a diferencia de los del CEGE que solo apuntan al mercado exterior), afirman que otro grave escollo del negocio es la existencia de un doble estándar que obliga al productor chileno a cumplir las normas de tipificación que rigen al país, en tanto que las carnes importadas no se someten a tal exigencia, lo que implica una competencia desleal amparada por el mercado. También se quejan de prácticas de comercio, de vender a costo, o bajo este, en que incurren supermercados como un "anzuelo" para atraer clientes, que pese a estar permitido, la norma establece que debe ser por tiempo breve y no algo permanente como está ocurriendo.
Crianceros-engorderos
En el negocio de la ganadería hay tres negocios diferenciados. La crianza, que consiste en vender terneros hasta de 250 kilos. La engorda que compra terneros de 250 y los lleva hasta 450 o 500 kilos en un año. La recría es una ganancia de peso menor entre los 250 y los 450 kilos.
Carlos Smith, explica que los precios del ganado tuvieron un fuerte repunte hace tres años, que se ha mantenido y que a ello se suma un desequilibrio en los precios de la crianza y de la engorda. Antes, el valor del ternero era del orden de un 15 por ciento menos del novillo gordo y que ahora la situación se ha revertido. Afirma que producto del mayor precio y del valor de la materia prima que sería el ternero, los márgenes se hacen muy estrechos para el engordero y que si no se retoman los equilibrios, el negocio se verá resentido. El mismo, indica, se ha propuesto bajar su volumen de negocios, porque señala que con los valores actuales no resiste dos temporadas más.
Los crianceros están al otro lado de esta realidad y el negocio para ellos había sido siempre más estrecho, están pasando por un buen momento, aunque conscientes que para que cualquier negocio sea sustentable en el tiempo, el secreto es que de satisfacción económica a toda la cadena de producción y también a los consumidores.
En el negocio de la ganadería hay tres negocios diferenciados. La crianza, que consiste en vender terneros hasta de 250 kilos. La engorda que compra terneros de 250 y los lleva hasta 450 o 500 kilos en un año. La recría es una ganancia de peso menor entre los 250 y los 450 kilos.
Carlos Smith, explica que los precios del ganado tuvieron un fuerte repunte hace tres años, que se ha mantenido y que a ello se suma un desequilibrio en los precios de la crianza y de la engorda. Antes, el valor del ternero era del orden de un 15 por ciento menos del novillo gordo y que ahora la situación se ha revertido. Afirma que producto del mayor precio y del valor de la materia prima que sería el ternero, los márgenes se hacen muy estrechos para el engordero y que si no se retoman los equilibrios, el negocio se verá resentido. El mismo, indica, se ha propuesto bajar su volumen de negocios, porque señala que con los valores actuales no resiste dos temporadas más.
Los crianceros están al otro lado de esta realidad y el negocio para ellos había sido siempre más estrecho, están pasando por un buen momento, aunque conscientes que para que cualquier negocio sea sustentable en el tiempo, el secreto es que de satisfacción económica a toda la cadena de producción y también a los consumidores.
Lo positivo: genética y sanidad
En el aspecto positivo, la visión de los ganaderos de distintos tamaños también coincide. El aspecto genético y el estatus sanitario del país, son las grandes ventajas que tiene Chile en el mundo de las exportaciones de carnes rojas.
El ganado preferido en el mercado de las exportaciones es el Angus, que es el que mejor infiltra la grasa en el músculo, que es lo que busca el consumir y se refleja en el sabor. Al igual que los otros entrevistados, se reconoce en el aspecto genético un buen trabajo a nivel país, en que destacan entidades como el Indap. También hay reconocimiento a la labor sanitaria que ha realizado el SAG en la mantención y mejoramiento del aspecto sanitario.
En este punto Carlos González señala que aún queda tarea en el combate de enfermedades de los bovinos y que le gustaría que el Servicio Agrícola y Ganadero mantiviera la responsabilidad de las vacunaciones como lo hizo en el pasado y ahora se delegó en particulares.
Donde los entrevistados reconocen un gran déficit es en el aprovechamiento del recurso de praderas ya que en la pequeña agricultura, señala César Rodríguez, la carga animal por hectárea en algunos casos llega solo a 0,5 animales por hectárea, cuando se cuenta con técnología para poder llegar a 1,2 sin mayor problema, lo que permitiría producir el doble.
En los ganaderos más grandes, el problema no es tan evidente, ya que manejan en condiciones más eficientes sus recursos alimentcios para la cría animal y en casos como del de Carlos Smith, suplementa a sus animales y no depende solo de praderas.
El ganado preferido en el mercado de las exportaciones es el Angus, que es el que mejor infiltra la grasa en el músculo, que es lo que busca el consumir y se refleja en el sabor. Al igual que los otros entrevistados, se reconoce en el aspecto genético un buen trabajo a nivel país, en que destacan entidades como el Indap. También hay reconocimiento a la labor sanitaria que ha realizado el SAG en la mantención y mejoramiento del aspecto sanitario.
En este punto Carlos González señala que aún queda tarea en el combate de enfermedades de los bovinos y que le gustaría que el Servicio Agrícola y Ganadero mantiviera la responsabilidad de las vacunaciones como lo hizo en el pasado y ahora se delegó en particulares.
Donde los entrevistados reconocen un gran déficit es en el aprovechamiento del recurso de praderas ya que en la pequeña agricultura, señala César Rodríguez, la carga animal por hectárea en algunos casos llega solo a 0,5 animales por hectárea, cuando se cuenta con técnología para poder llegar a 1,2 sin mayor problema, lo que permitiría producir el doble.
En los ganaderos más grandes, el problema no es tan evidente, ya que manejan en condiciones más eficientes sus recursos alimentcios para la cría animal y en casos como del de Carlos Smith, suplementa a sus animales y no depende solo de praderas.
Fuente:
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU(
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