- La autoridad monetaria se la está jugando por su credibilidad y la efectividad de la medida en el último año de De Gregorio.
- La semana pasada el tipo de cambio se ubicó peligrosamente por debajo de los $ 470, muy cerca del piso de los $ 465,8
Por Marta Sánchez
La luna de miel que vivía el Banco Central con el mercado, tras la entrega del último Informe de Política Monetaria (IPoM) terminó y amenaza con quitarle el sueño, principalmente al presidente del instituto emisor, José de Gregorio, dado su último año en la entidad.
El miércoles pasado –por primera vez en dos meses- el tipo de cambio cerró bajo los $ 470, lo que provocó una lapidaria comparación: el Consejo del Central decidió intervenir la trayectoria a la baja que mostraba el dólar cuando éste registró los $ 465,8.
Si bien son pocos los que cuestionan la intervención, sí existe coincidencia que esa decisión técnica y política, le ha costado "cara" al instituto emisor.
Primero.
Diez días después del anuncio del programa de compra de divisas por US$ 12 mil millones, la autoridad monetaria decidió mantener la Tasa de Interés de Política Monetaria (TPM) en 3,25% anual, lo que fue interpretado como la manera de respaldar su intervención, pero, a su vez, la lectura fue que el Banco Central se estaba alejando de su objetivo de controlar la inflación. Es que a esas alturas, las expectativas ya mostraban un sesgo al alza que fueron ratificadas en febrero cuando la Encuesta de Expectativas que recoge el Banco Central arrojó que para diciembre de este año las estimaciones se habían elevado de un 3,6% a 4% en un mes. Pero las expectativas no se detuvieron allí, pues llegaron en febrero a 4,4%, mientras el Banco Central -señalaban en el mercado- se veía imposibilitado de elevar más allá de 25 puntos la TPM debido a que le restaría credibilidad a su decisión de enero y afectaría el tipo de cambio. Bajo ese tenso escenario y con miradas que apuntaban directamente a su credibilidad, la autoridad optó por endurecer su discurso, elevar los tipos en 50 puntos base dos veces consecutivas en marzo y abril.
Arremetida que fue refrendada con la decisión del gobierno de recortar el gasto público entre US$ 750 millones y US$ 800 millones y con un incremento en el IPoM en la estimación de inflación para este año de 4,3%.
Segundo.
Un frente no muy tratado públicamente, pero siempre presente en la contabilidad del instituto emisor es su déficit patrimonial. En el comunicado entregado por la autoridad al momento de la intervención advierte que "el nivel propuesto para las reservas internacionales es coherente con la sustentabilidad financiera de largo plazo del Banco Central, aunque las holguras son limitadas".
De hecho, al 31 de diciembre de 2010 el déficit patrimonial del Banco Central representaba un -3,3% del PIB ( $3.449.141,0 millones), como consecuencia, principalmente, de las disminuciones producidas en las variaciones cambiarias de los activos en divisas.
Al respecto, el gerente de la División Estudios del Banco Central, Luis Oscar Herrera, indica que "el déficit patrimonial no ha sido un impedimento para el desarrollo y efectividad de las políticas del Banco Central a lo largo de los últimos años", pues ha habido un entorno favorable de la economía chilena, un sistema financiero sano y la solidez de las finanzas públicas. Pero, agrega, "en escenarios más extremos la situación de déficit patrimonial podría llegar a ser un factor relevante para la efectividad de sus políticas, particularmente, de aquellas que involucran riesgos financieros para su balance".
Tercero.
Se abrió un debate sobre la oportunidad de aplicar control de capitales para con ello defender también el tipo de cambio. De hecho, Manuel Marfán, José de Gregorio y Sebastián Claro se han sumado al debate, conscientes que una medida como esta tiene de dulce y de agraz. Ello, porque ayudaría a alivianar la carga de los exportadores y, desde el punto de vista político, también al gobierno. Pero existe una alta posibilidad de que juegue en contra del control de la inflación.
El último año
Estos tres frentes que se han abierto tras el anuncio de intervención que realizó la autoridad el pasado 3 de enero, pueden transitar por "aguas tranquilas" en la medida que la situación internacional no siga complicándose y el instituto emisor continúe elevando la TPM.
Fuentes cercanas al Central indican que este año, sobre todo, es muy importante que las expectativas inflacionarias se mantegan controladas, como ha sucedido entre marzo y abril que no se han movido del 4,4%.
¿La razón? No sólo porque la autoridad monetaria debe cumplir su mandato legal sino porque es el último año de José de Gregorio como presidente e integrante del Consejo del instituto emisor y lo que no debiera ocurrir es que entregue su mandato con una inflación muy por arriba del rango-meta, entre 2% a 4%.
Fuente:
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González FernándezDiplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
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