La empresaria española Julia Pérez-Cerezo analiza en un libro la participación de la mujer en el crecimiento económico del gigante asiático. La autora retrata a quince mujeres de negocios y la difícil relación entre sus altos cargos directivos y la vida familiar
Multimillonarias de ojos rasgados
Según la última lista elaborada por la revista Hurun, cinco de las diez multimillonarias más ricas del mundo son chinas. Con una edad media de 46 años y una fortuna de 6.600 millones de yuanes (660 millones de euros) atesorada en el sector inmobiliario, las finanzas y las manufacturas, hay 104 mujeres entre las 1.000 personas más adineradas del gigante asiático, 16 más que el año pasado.
Esta relación la encabeza Zhang Yin, que dirige la mayor compañía papelera y recicladora, Nine Dragons, valorada en 3.343 millones de euros. A continuación se sitúan Yang Huiyan, de Country Garden y con 3.138 millones de euros, y Chen Lihua, de Wah Internacional Group y con 2.319 millones de euros.
Junto a las millonarias chinas, en la lista elaborada por el experto Rupert Hoogewerf aparecen celebridades como la escritora J.K. Rowling, la mujer más rica del Reino Unido gracias a la saga literaria de "Harry Potter", y la presentadora de televisión Oprah Winfrey, pero ambas están muy por detrás de la "Reina del Papel" Zhang Yin.
Actualizado Domingo , 08-11-09 a las 14 : 21
Detrás de cada chino hay un empresario en potencia. O detrás de cada china. Sometidas durante siglos por un machismo histórico que se remonta a la época de Confucio, quien recomendaba la obediencia feudal al padre o al esposo para preservar la estabilidad social, las mujeres también contribuyen de forma decisiva al extraordinario crecimiento económico que China viene experimentando desde hace 30 años. Y no sólo lo hacen en las cadenas de montaje de la "fábrica global", limpiando como "ayis" (criadas) en las casas de los ricos, sirviendo comidas a diestro y siniestro en los restaurantes o trabajando en durísimas condiciones en el campo. También aportan su granito de arena al "milagro económico" chino dirigiendo grandes empresas que ellas mismas han levantado de la nada y ocupando altos puestos directivos en multinacionales estatales.
Al igual que en Occidente, los hombres suelen copar la jerarquía empresarial en el gigante asiático, pero ya hay una generación de emprendedoras que han roto el tradicional estereotipo que reducía el papel de la mujer al de ama de casa, mera consorte o incluso concubina mantenida al estilo de los antiguos emperadores. De hecho, la incorporación de las féminas al mundo laboral dio sus primeros pasos tras la caída de la última dinastía Qing en 1911 y se consolidó tras la fundación de la China comunista en 1949, cuando la propaganda maoísta predicaba que las mujeres sostenían la mitad del cielo.
Con la apertura al capitalismo iniciada por Deng Xiaoping en 1978, dos años después de la muerte de Mao, nació una nueva hornada de empresarias cuyas carreras simbolizan los tremendos cambios económicos y sociales, pero no políticos, que han transformado al "dragón rojo" durante las tres últimas décadas. Precisamente, ellas son las protagonistas del libro "Emprendedoras chinas" (LID Editorial Empresarial-Serie Empresa Viva), donde la empresaria española Julia Pérez-Cerezo ha recogido la experiencia de quince de estas mujeres de negocios.
La autora, de cercaLicenciada en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, con un Máster en Planificación Urbana por la prestigiosa Universidad de Berkeley y una amplia carrera profesional a sus espaldas, Pérez-Cerezo aterrizó en Pekín en enero de 2004 con una maleta, sin saber una palabra de mandarín y con la intuición de que ya era tarde para venir a China a comprar productos baratos, pero no para ayudar a sus compañías a dar el salto hacia la internacionalización.
Mientras aprendía el idioma a marchas forzadas, descubrió la enorme fuerza interior de las emprendedoras del coloso oriental, a las que finalmente pudo tener pleno acceso tras convencer durante más de dos años a Shi Qingqi, secretaria general de la Asociación de Empresarias Chinas. "Fue mi hada madrina y me ayudó a concertar entrevistas con cinco emprendedoras del área de Pekín, cinco de Shangai y Nanjing y otras cinco de Shenzhen y Guangzhou (Cantón)", explica a ABC Julia Pérez Cerezo, quien asegura que "al igual que en Occidente, las empresarias chinas han tenido que esforzarse más que los hombres y han desarrollado una espontaneidad, una sencillez y una inteligencia emocional que no he visto en otros países".
Las quince emprendedoras de su libro abarcan todo tipo de sectores, desde las manufacturas de calcetines y planchas metálicas hasta el suministro de gas y agua, pasando por el farmacéutico, el inmobiliario, los complementos, la asesoría financiera y bursátil, la hostelería y restauración, la distribución y la fabricación de componentes de ferrocarril. "Sus procedencias son muy diversas y sus edades oscilan entre los 40 y los 70 años, pero tienen en común una educación básica en la ciudad y que no sabían nada sobre el capitalismo ni la economía de mercado, por lo que han continuado formándose mientras trabajaban", desgrana la autora, que las ha bautizado como la "generación de empresarias de Deng Xiaoping".
Entre ellas destaca Guan Yuxian, presidenta de la fábrica de latas ORG, que cuenta con mil empleados, produce 700 millones de unidades al año y envasa la bebida energética Red Bull en China. Nacida en 1939 en la provincia de Liaoning, Guan Yuxian empezó su carrera empresarial, curiosamente, al jubilarse con 54 años, cuando se trasladó a la isla sureña de Hainan, cercana a Vietnam. Allí se dio cuenta de la oportunidad de negocio que había en el envasado de sus frutas tropicales, por lo que montó su primera fábrica de latas.
Desde 1997, vive en Pekín junto a su hijo, que tiene ya 47 años y es su socio en el negocio. "No debe haber diferencias en el modo de gestionar de hombres y mujeres, pero nosotras ponemos más atención en el cuidado de los trabajadores porque nos involucramos más con el corazón a la hora de fijar los salarios y proporcionarles el alojamiento y la comida en las fábricas", explica la principal diferencia con los empresarios varones.
Deben adaptarse a la forma de negociar en ChinaAdemás, las emprendedoras deben adaptarse a la forma de hacer negocios en China, donde los tratos millonarios se suelen cerrar al amparo de una copiosa cena regada por numerosos brindis con el fortísimo licor de arroz local ("bai jiu") o en los reservados de los karaokes amenizados por "señoritas de compañía". "Puedo ir de "ganbei" en "ganbei" (de brindis en brindis) por los banquetes y hasta sé cantar en los karaokes", se ufana la presidenta de la compañía de aguas de Shenzhen, Yu Jian, una profesora universitaria de Ingeniería que antes había reformado el sistema de abastecimiento de gas en esta megalópolis fronteriza con Hong Kong.
Otro de los retos para las emprendedoras es conciliar la vida familiar con el trabajo, ya que un tercio de las entrevistadas por Pérez-Cerezo están divorciadas porque el marido no ha aceptado que su esposa tenga más éxito y dinero que él. "La mujer ha de ser la "laoban" (jefa) en la oficina, pero al llegar al hogar debe convertirse sólo en esposa y ama de casa para cuidar a su familia. Yo nunca supe hacer esto y sufrí mucho por ello", reconoce en el libro Guo Xiumin, una divorciada cuya planta de calcetines produce 17 millones de pares al año.
Como muchas de las protagonistas de "Emprendedoras chinas", Guo Xiumin, que hasta 1990 fue directora de una firma estatal, trabaja con su hijo, pero otras han preferido que sus vástagos estudien en las mejores universidades de Estados Unidos o Europa y vivan en Canadá.
Enemigas de los préstamos bancarios, casi todas han formado sus compañías pidiendo dinero a familiares y amigos y han debido enfrentarse a la difícil transición del comunismo atroz al capitalismo salvaje. "¡Tú no sabes lo que eran esos tiempos! No podíamos tener relación con extranjeros ni aprender nada en inglés. Tuve muchos problemas con el Gobierno hasta 1983, pero afortunadamente esos tiempos pasaron y todo empezó a mejorar a partir de 1988", desvela en el libro Wang Jieming, una médica que dirige el grupo farmacéutico Hebei Anguo y varios hospitales neurológicos.
Víctima también de la planificación económica socialista, Shen Xiuxiu fue trasladada al campo durante la "Revolución Cultural" y luego movida de destino en destino como empleada estatal. "Pasé 20 años en una situación que no podía cambiar porque no me estaba permitido hablar ni expresar que no estaba conforme con ese tipo de vida. De los 40 años que estuve casada, sólo conviví dos con mi marido y apenas pude ver a mis hijos", se queja la mujer, quien en 1995 tuvo por fin libertad y dinero para mudarse a Nanjing, la ciudad donde vivía su familia y montó una flota de taxis gracias a un préstamo bancario. Shen Xiuxiu no sólo tuvo que luchar contra los inhumanos planes del régimen comunista y las crueles adversidades empresariales, sino también contra la fatalidad del destino, que en 2004 le arrebató a su esposo e hijo en sólo un mes. Pero continuó adelante y amplió su negocio hacia la hostelería y promoción de parques industriales gracias a un carácter emprendedor "made in China".
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RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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