Por Luis J. Sanz |
El dilema del fundador: ¿cuándo dejar la empresa en manos de un gerente profesional?
Los fundadores de empresas suelen ser hombres de gran visión y coraje. Sin embargo, no siempre son eficientes administradores. Entonces, a veces es necesario dejar la empresa en manos de un gerente profesional. ¿Cómo tomar la decisión?
Por Luis J. Sanz
Existen casi tantas motivaciones para crear una compañía como fundadores. Desde la búsqueda de rentabilidad hasta la satisfacción de dejar un legado perdurable en el mundo. Y, por supuesto, éstas no tienen por qué ser excluyentes.
Anita Roddick fundó The Body Shop con la intención de cambiar al mundo. Durante el tiempo en que ella estuvo a cargo, la empresa se esforzó por establecer prácticas gerenciales acordes con este imperativo, recurriendo a proveedores locales siempre que podía, manteniendo altos estándares ambientales e implementando programas de responsabilidad social.
Y, al contrario de lo que muchos podrían pensar, la empresa también era rentable. Sin embargo, llegó el momento en que Anita debió dejar la gerencia general de la empresa en otras manos. Para la gran mayoría de los emprendedores esto sería impensable.
Después de todo, ¿no era el ser su propio jefe una de las principales motivaciones para emprender la creación de una nueva empresa?
Por supuesto, ella continuó siendo accionista de la compañía, y obtuvo ganancias importantes cuando la misma fue vendida el año pasado. Con este dinero, Anita puede continuar su misión, sólo que ahora el medio ha cambiado.
Cuando Robin Wolaner concibió la idea de una revista dedicada al segmento de padres de clase media con niños pequeños, necesitaba un socio que le aportara no sólo los recursos necesarios sino también experiencia en la producción y comercialización de revistas.
Al aceptar a Time como su socio, Robin consiguió lo que buscaba. Pero, a cambio, tuvo que consentir en la posibilidad que Time adquiriera su participación en Parenting Magazine, lo que finalmente sucedió. Mientras tanto, Robin se convirtió en una exitosa ejecutiva, publicó un libro donde aconsejaba a Carly Fiorina (ex CEO de HP), y recientemente inició un nuevo emprendimiento.
Incluso, Steve Jobs debió dejar la conducción de Apple por un tiempo. El que luego haya regresado triunfante a darnos productos como el iPod o el recientemente lanzado iPhone tiende a hacernos olvidar el hecho que, en algún momento, se consideró que Jobs no tenía las cualidades gerenciales que demandaban el crecimiento y la consolidación de Apple.
Si bien Jobs lo tomó inicialmente como un fracaso personal, fue este hecho el que precisamente lo motivó a continuar y seguir desarrollando nuevas tecnologías que lo catapultaron de nuevo al tope, no sólo de Apple sino del mundo tecnológico.
Podría continuar enumerando historias de emprendedores que, a pesar de su gran éxito, han tenido que dejar la gerencia de la empresa que crearon en otras manos. En algunas situaciones lo hacen voluntariamente al reconocer que su compañía necesita otras capacidades.
En otros casos, el fundador es obligado a abadonar la firma en contra de su voluntad. Así, es inevitable que surjan sentimientos de expropiación. Sin embargo, el mensaje principal es que, al iniciar una nueva compañía, todo emprendedor debería reflexionar hasta qué punto estaría dispuesto a dejar de manejarla si resulta no ser el gerente adecuado.
En efecto, es muy probable que la clase de habilidades necesarias para crear una empresa a partir de una idea sean diferentes de aquellas necesarias para guiarla en su crecimiento y consolidación.
Si el emprendedor quiere asegurar que el nuevo emprendimiento perdure en el tiempo, debe preguntarse si él es el más capacitado para asegurar este objetivo. En caso contrario, debe contratar un gerente que sí posea estas habilidades. El problema es que, muchas veces, la pasión asociada al proceso creativo no deja ver este simple hecho con claridad.
Por eso es preciso que desde el principio el emprendedor se responda a sí mismo una simple pregunta: ¿gerente o fundador?
Si la respuesta es la segunda, si su principal motivación no es gerenciar el emprendimiento, entonces su foco debe ser crear la mejor compañía posible, una tan atractiva que será capaz de atraer el mejor talento disponible.
Fundador o gerente, un simple dilema con profundas ramificaciones. Tanto para el emprendedor como para los inversionistas que respalden su idea. Muchos inversionistas buscan precisamente un emprendedor cuya satisfacción provenga principalmente de ser el fundador. Porque entonces estará dispuesto a hacer los sacrificios necesarios para que el emprendimiento resulte exitoso. Aún si esto significa dejar de ser el gerente general.
Luis J. Sanz
Ph.D., profesor de INCAE, consultor en finanzas, gobierno corporativo y empresas familiares. Su investigación ha sido publicada en libros, revistas académicas y de divulgación en América Latina, Estados Unidos y Europa, recibiendo premios internacionales.
Luis.Sanz@incae.edu
Existen casi tantas motivaciones para crear una compañía como fundadores. Desde la búsqueda de rentabilidad hasta la satisfacción de dejar un legado perdurable en el mundo. Y, por supuesto, éstas no tienen por qué ser excluyentes.
Anita Roddick fundó The Body Shop con la intención de cambiar al mundo. Durante el tiempo en que ella estuvo a cargo, la empresa se esforzó por establecer prácticas gerenciales acordes con este imperativo, recurriendo a proveedores locales siempre que podía, manteniendo altos estándares ambientales e implementando programas de responsabilidad social.
Y, al contrario de lo que muchos podrían pensar, la empresa también era rentable. Sin embargo, llegó el momento en que Anita debió dejar la gerencia general de la empresa en otras manos. Para la gran mayoría de los emprendedores esto sería impensable.
Después de todo, ¿no era el ser su propio jefe una de las principales motivaciones para emprender la creación de una nueva empresa?
Por supuesto, ella continuó siendo accionista de la compañía, y obtuvo ganancias importantes cuando la misma fue vendida el año pasado. Con este dinero, Anita puede continuar su misión, sólo que ahora el medio ha cambiado.
Cuando Robin Wolaner concibió la idea de una revista dedicada al segmento de padres de clase media con niños pequeños, necesitaba un socio que le aportara no sólo los recursos necesarios sino también experiencia en la producción y comercialización de revistas.
Al aceptar a Time como su socio, Robin consiguió lo que buscaba. Pero, a cambio, tuvo que consentir en la posibilidad que Time adquiriera su participación en Parenting Magazine, lo que finalmente sucedió. Mientras tanto, Robin se convirtió en una exitosa ejecutiva, publicó un libro donde aconsejaba a Carly Fiorina (ex CEO de HP), y recientemente inició un nuevo emprendimiento.
Incluso, Steve Jobs debió dejar la conducción de Apple por un tiempo. El que luego haya regresado triunfante a darnos productos como el iPod o el recientemente lanzado iPhone tiende a hacernos olvidar el hecho que, en algún momento, se consideró que Jobs no tenía las cualidades gerenciales que demandaban el crecimiento y la consolidación de Apple.
Si bien Jobs lo tomó inicialmente como un fracaso personal, fue este hecho el que precisamente lo motivó a continuar y seguir desarrollando nuevas tecnologías que lo catapultaron de nuevo al tope, no sólo de Apple sino del mundo tecnológico.
Podría continuar enumerando historias de emprendedores que, a pesar de su gran éxito, han tenido que dejar la gerencia de la empresa que crearon en otras manos. En algunas situaciones lo hacen voluntariamente al reconocer que su compañía necesita otras capacidades.
En otros casos, el fundador es obligado a abadonar la firma en contra de su voluntad. Así, es inevitable que surjan sentimientos de expropiación. Sin embargo, el mensaje principal es que, al iniciar una nueva compañía, todo emprendedor debería reflexionar hasta qué punto estaría dispuesto a dejar de manejarla si resulta no ser el gerente adecuado.
En efecto, es muy probable que la clase de habilidades necesarias para crear una empresa a partir de una idea sean diferentes de aquellas necesarias para guiarla en su crecimiento y consolidación.
Si el emprendedor quiere asegurar que el nuevo emprendimiento perdure en el tiempo, debe preguntarse si él es el más capacitado para asegurar este objetivo. En caso contrario, debe contratar un gerente que sí posea estas habilidades. El problema es que, muchas veces, la pasión asociada al proceso creativo no deja ver este simple hecho con claridad.
Por eso es preciso que desde el principio el emprendedor se responda a sí mismo una simple pregunta: ¿gerente o fundador?
Si la respuesta es la segunda, si su principal motivación no es gerenciar el emprendimiento, entonces su foco debe ser crear la mejor compañía posible, una tan atractiva que será capaz de atraer el mejor talento disponible.
Fundador o gerente, un simple dilema con profundas ramificaciones. Tanto para el emprendedor como para los inversionistas que respalden su idea. Muchos inversionistas buscan precisamente un emprendedor cuya satisfacción provenga principalmente de ser el fundador. Porque entonces estará dispuesto a hacer los sacrificios necesarios para que el emprendimiento resulte exitoso. Aún si esto significa dejar de ser el gerente general.
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Saludos
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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Renato Sánchez 3586 of.10
teléfono:56-02- 2451113. celular: 09-3934521
Santiago -Chile
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