Con motivo de la visita de la reina Margarita de Dinamarca, no está de más recordar cómo actuar ante la realeza
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Cristina Salmerón
El Universal
Domingo 17 de febrero de 2008
maria.salmeron@eluniversal.com.mx
En este país las monarquías se extinguieron hace ya casi dos siglos, así que es conveniente recordar el comportamiento protocolario ahora que nos visita un personaje real.
S.M. Margarita II estará en museos como el Franz Mayer, el Museo Nacional de San Carlos y visitará varias sedes del Festival Internacional de Cine Contemporáneo (FICCO), así que en caso de toparse con ella, es mejor estar prevenido para saber cómo actuar.
Quienes ya han tomado cartas en el asunto son los directivos y empleados de dichos recintos culturales, que para no incomodar a la reina, tomaron un curso exprés, pero conciso, sobre las principales reglas de comportamiento ante monarcas.
Así, ya tienen muy en cuenta que cuando la soberana Margarita de Dinamarca, esté ante ellos, deben saludar con una caravana (las mujeres doblando la rodilla derecha e inclinándose; los hombres deberán agacharse ligeramente).
A la reina no se le hacen preguntas, les indicaron, y si acaso se dirigieran a ella siempre se le habla por "Su majestad", nada de "Doña Margarita", "Señora" o "Reina".
Y por si a alguno se le ocurre decir: "En unos minutitos comenzamos, nada más que llegue el Jefe de Gobierno o el director del..." ¡Nada!, a la reina nunca se le hace esperar, al contrario, todos la esperan a ella. De modo que cuando haga su entrada, se puede dar por hecho que el evento comenzó.
Lo básico en el protocolo real
Los miembros de la realeza deben de tener siempre en mente la forma en que se comportan frente a los demás, cuidan sus gestos, el vocabulario que usan, cuándo hablar o callar, en fin, reflejan una total educación, por eso esperan que el trato que se les dé no sea inferior a ello.
Aunque las normas de conducta entre la nobleza y ante ellos no es ni sombra de lo que fue en años pasados (y en especial la de Dinamarca, que no es tan estricta como lo es la británica), quienes tratan con nobles no se pueden dar el gusto de relajarse.
Entre las reglas básicas a seguir para tratar a un monarca, tal como indicaría uno de los maestros del protocolo, "chambelanes" o mayordomos mayores de la Corte, están:
A la reina no se le habla hasta que ella dirija la palabra.
Si se da el caso de que le dirija la palabra a alguien, éste debe responder siempre antecedido por la frase: "Su majestad".
Al igual que ellos se debe guardar un profundo sentido de la privacidad y un extremado control sobre sí mismos.
Está prohibido fotografiar a los reyes cuando comen. De ahí que en los banquetes oficiales de gala, únicamente se permiten imágenes de los brindis.
No debe haber acercamientos porque los reyes siempre guardan su distancia.
Nunca mirarlos fijamente.
Los apretones de mano, abrazos y besos para con los nobles están prohibidos, la reverencia es suficiente. En todo caso, son los miembros de la realeza quienes deciden el tipo de saludo. Entre menos contacto físico, mejor; la gente no debe tomar avances en el tipo de saludo.
No pasar antes que ella, ni decirle, "con permiso", bueno, esto es casi impensable por el equipo de seguridad que acompaña a la soberana.
No se debe coincidir en el color de vestido que eligió la reina.
Al dirigirse hacia los príncipes debe hacerse como "su Alteza real".
Si se entona el himno danés, es obligatorio ponerse de pie.
Los hombres deben usar corbata, sólo se excusa si es un acto realizado en el campo.
Al seguir estas sencillas (aunque un poco exageradas) recomendaciones, se tendrá la seguridad de no "meter la pata" y pasar como todo un conocedor del protocolo real.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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