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Un salario ético es una definición compleja y desde luego no técnica, por lo que no puede ser concluyente desde el punto de vista científico
La remuneración que una empresa o persona paga a sus empleados es un tema complejo y con muchas aristas. Desde luego, la remuneración puede ser distinta para personas que hacen una misma labor, aunque se desempeñen en el mismo lugar y dependerá de la calidad y eficiencia con que cada persona ejecuta ese trabajo. El nivel de educación y capacitación es determinante al momento de encontrar una base o un piso en las remuneraciones, pero también inciden otros elementos al momento de llegar a la remuneración total, como es la calidad del trabajo, el nivel de productividad con que la persona lo ejecuta, la habilidad personal, la experiencia, etc.
Cuando se trata de definir remuneraciones básicas resulta tentador para alguien que quiere tener la imagen de bondadoso sugerir que ésta sea relativamente más alta. Es más, es fácil y natural caer en la tentación. Sin embargo, esa aparente bondad con algunos no es simétrica, toda vez que al determinar un salario mínimo mayor se está impidiendo que personas menos capacitadas o dotadas puedan acceder a un trabajo. De otra forma no tendríamos los altos niveles de desempleo que encontramos en los jóvenes en nuestro país. Es decir, al momento de la verdad, o sea al mirar los números, enfrentamos una realidad poco bondadosa con al menos ese segmento de la población.
No se trata de que los empresarios sean más o menos egoístas, como algunos han planteado. Hay muchas realidades. Es muy distinta la situación de una empresa consolidada que el de una empresa emergente. Son mejores las remuneraciones en las grandes empresas que han consolidado sus posiciones de mercado, pero naturalmente las personas mejores y más calificadas prefieren trabajar en lugares que ofrecen mejores rentas y menos riesgos, es decir en empresas consolidadas. Las empresas emergentes enfrentan esta dura realidad de que logran emplear a personas de menor capacitación y de menor productividad y para sobrevivir en sus mercados deben pagar remuneraciones más bajas.
El mercado no es cruel, es sólo la realidad en que estamos insertos y refleja una serie de factores con una compleja serie de elementos que lo componen. Como en todas las cosas hay que mirar el problema desde varias perspectivas y enfrentarlo en su conjunto. Un salario ético es una definición compleja y desde luego no técnica, por lo que no puede ser concluyente desde el punto de vista científico. Lo ético dice relación con la moral y la moral se refiere en este aspecto a la conducta humana para el conjunto de la sociedad y es un tema cercano a la filosofía, debatible.
El análisis de este tema debe considerar las responsabilidades de las partes y no sólo los derechos. Por un lado, tenemos a un gobierno que ha decidido poner el tema en la agenda y le corresponde asumir su cuota de responsabilidad. El gobierno debe proveer una educación de calidad tal que permita a los ciudadanos acceder a una remuneración "ética" y en esto no queda otra cosa que reconocer que la gestión en educación de la Concertación ha sido lamentable. El gobierno debe examinar su actuar y reconocer su falla al no mejorar la calidad de la educación habiendo recibido mayores recursos para ello. De otro lado están los trabajadores que deben reconocer que la remuneración está y debe estar alineada con la calidad del trabajo, la disciplina laboral y la productividad. Esto se debe enseñar y es parte del mea culpa de Educación. Están también los empresarios, donde hay situaciones muy distintas y condiciones muy diversas en el mundo empresarial que deben ser consideradas.
Es humano querer maximizar ingresos con el mínimo de esfuerzo. Es parte de nuestra naturaleza y no hay nada malo en ello. Sin embargo, uno echa de menos el reconocimiento y divulgación de la historia de los países que han logrado el desarrollo y de cómo han llegado a ello. El esfuerzo, el trabajo duro, la honestidad y la disciplina, el mérito, la lealtad y tantos otros atributos que son necesarios para el éxito final en cualquier emprendimiento, son valores que debemos promover y al menos tener claro que son necesarios para llegar al tan anhelado desarrollo. Estos son conceptos que la ciudadanía comprende si se les explica, pero pocos lo predican y es conveniente y ético que se dé a conocer lo que debe aportar cada una de las partes para lograr mejorar las remuneraciones y, más importante que eso, para algún día llegar a ser un país desarrollado y con una distribución de ingreso digna. El camino fácil de repartir lo ajeno, la plata fácil o el engaño y populismo no conducen al progreso. INTERESANTES NOTICIAS DEL DIARIO FINANCIERO,PINCHA AQUÍ
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