Columna: ninguna empresa es una isla
Hoy queremos compartir con ustedes la columna que Soledad Teixidó publicó en la revista Qué Pasa con motivo de la celebración del 8º Ranking Nacional de RSE PROhumana 2012. Los invitamos a leer esta interesante reflexión:
Una característica de la humanidad es que está en permanente cambio, pero nunca antes a una velocidad como la que le imprimen los avances tecnológicos y el acceso a la información de hoy. Tanto el vertiginoso acceso a la información como la redefinición de las economías han redundado en nuestros días en inesperados cambios sociales, políticos y culturales.
Sin embargo, y especialmente en lo económico, todavía no están claras cuáles serán las vías a escoger. Hoy es posible observar distintas maneras de hacer economía, desde el modelo más tradicional hasta formas muy progresistas que hablan de un total cambio de paradigmas en el modo de comprender y generar riqueza globalmente.
De lo que no cabe duda es que si antes -como seres humanos- sabíamos que éramos parte del planeta Tierra, hoy la tecnología nos permite sentirlo con más fuerza. Como nunca estamos interconectados -a través de la mayoría de nuestros sentidos- con nuestros pares, como habitantes de una gigantesca comunidad vinculada.
Este cambio de escenario ha sido muy rápido, siendo PROhumana testigo de esta transformación vertiginosa en los últimos 18 años, observándola a través de la evolución que ha tenido en Chile y globalmente el concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE)* .
Es así como constatamos que a inicios de este siglo la comprensión y práctica de la RSE era un hecho aislado y acotado. Y no como hoy, cuando se presenta como un modo de gestión masivo, midiendo el desempeño de las empresas en forma integral, haciéndose ellas responsables en las sustentabilidades económica, social y ambiental.
Cabe destacar que hoy es posible observar que la RSE* ha ido generando el ambiente adecuado para favorecer una ética empresarial. Ésta permite aunar valores y visiones de lo deseable como marco para el desarrollo de nuestras sociedades y del ser humano. Así es posible garantizar el cuidado, respeto y bienestar de éste, considerando además otros aspectos, como cuidar y mejorar el entorno en el que vivimos.
Producto de lo descrito anteriormente es que surgen alianzas entre representantes de los sectores empresarial, gubernamental y de la sociedad civil. Desde allí germinan las bases de esa nueva economía, una acorde a las demandas de este cambio de paradigma que estamos viviendo. De la misma forma que se va cuestionando el actual modelo de crecimiento que hoy nos rige, se avanza en la incorporación de variables que van más allá del crecimiento económico, tales como la inclusión, los derechos ciudadanos, el cuidado de la salud y otros.
Y es en este contexto que una empresa de hoy no puede entenderse por partes o desarticuladamente. Eso ya es historia del pasado, siendo este uno de los grandes retos que debe enfrentar Chile, y en especial sus líderes empresariales. O agilizamos el paso en esta renovada forma de entender el cómo hacer empresa o Chile también pasará a ser parte de las cifras que nos pondrán entre los países menos desarrollados en lo que respecta a la RSE
Aislados o integrados
Es posible constatar que existe hoy una tensión en Chile entre quienes no quieren comprender que tecnología no se traduce sólo en avances científicos o productivos, sino también en ciudadanía informada y participativa. Porque es así que logran plantearse escenarios diversos de construcción democrática y -por sobre todo- de un cuestionamiento al modelo económico, donde la RSE o la sustentabilidad económica, social y ambiental son formas de coordinar este cambio radical en el modo de ser y hacer empresa y de cómo se crea riqueza a nivel local y global.
Hay ciertos sectores de la empresa nacional que muestran algunas señales de cambio. Sin embargo, lo que caracteriza hoy a un grupo de ellos es su respuesta reactiva a los hechos, en especial a la voz y empoderamiento de la ciudadanía y sociedad civil, y/o demandas y exigencias ambientales. Más aún, sobresale el hecho que este mismo grupo de empresas en Chile no entienden su rol en la sociedad y siguen viéndose a sí mismas como un agente productivo focalizado en sus propios intereses de rentabilidad económica.
Y es en este sentido que el Ranking Nacional de RSE de PROhumana se plantea como una metodología que aporta a la gestión integrada de la empresa, considerando las tendencias y exigencias globales. Por esto las organizaciones que participan anualmente de éste se destacan en relación a sus pares: porque es posible comprobar su grado de compromiso -evaluado por sus propios empleados- y por la certificación de cómo implementan cada una de sus políticas, tanto en los ámbitos económico, social y ambiental, creando crecimiento y riqueza sustentable.
Por último, mirando hacia lo que viene, el reto de la segunda década del siglo XXI es generar una sociedad donde cada persona tenga acceso a un entorno que provea de una distribución económica y social equitativa, donde la competitividad responsable sea el eje. Sólo así se podrá detener la actual distribución de recursos, una en que la mayoría de los ciudadanos del planeta quedan fuera.
Así, en conjunto, será posible modelar esta nueva forma de construir sociedad, donde las promesas y acuerdos de las últimas décadas se cumplan para lograr, finalmente, que las empresas se integren con su entorno y con su gente. Porque esta es la única forma de lograr un desarrollo económico humano y sustentable.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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