Resultado de LA compleja tramitación del Presupuesto para Educación
La oposición cierra la puerta a la política de consensos con el gobierno
Pese a que los partidos nominaron a un equipo que, liderado por el senador DC, Andrés Zaldívar, se abocó a construir un acuerdo, los sectores más duros lograron abortarlo.
Por Blanca Arthur
DF
Con las manifestaciones estudiantiles como telón de fondo, la intensa batalla que se libró en el Congreso durante la tramitación del presupuesto para el Ministerio de Educación, fue la expresión más sintomática del complicado escenario que enfrentará el gobierno en sus relaciones con la oposición.
En La Moneda acusaron el golpe. Porque aún cuando celebraron como un triunfo la aprobación de la partida presupuestaria, logrando que la batalla no continuara en la comisión mixta, admiten que no pudieron cumplir con la expectativa de sellar un acuerdo como el que se habían propuesto.
Para las autoridades, las que terminaron recurriendo al respaldo de tres diputados independientes, la actitud opositora de negarse a última hora a sellar el pacto que se había intentado construir, fue la notificación de que el ánimo imperante entre los dirigentes es negarse a una política de consensos con el gobierno.
Tras la constatación de que el acuerdo fue abortado porque primaron las posiciones más duras por sobre las de aquellos que estaban dispuestos a aprobarlo, en palacio asumieron que deberán enfrentarse con una oposición decidida a hacer sentir su peso en el Congreso.
Como quedó demostrado que, pese a las profundas diferencias que existen en su interior, al final se impone la actitud unitaria, en La Moneda admiten que no les resultará fácil sacar adelante algunas de las reformas que están pendientes, u otras importantes que están en su agenda.
Falta liderazgo
Uno de los principales problemas que perciben tanto las autoridades como los máximos dirigentes políticos del oficialismo, es la dificultad de contar con interlocutores en la Concertación que representen el sentir de todo el bloque.
De hecho, en esta oportunidad era tal la importancia que le otorgaban a la necesidad de llegar a un acuerdo, que se preocuparon especialmente de elaborar un diseño tendiente a conseguir ese propósito.
En primer lugar, La Moneda optó por establecer que las negociaciones serían conducidas por el ministro de Educación, Felipe Bulnes -sin perjuicio de la colaboración que le pudiera prestar su par de la Secretaría General de la Presidencia, Cristián Larroulet- en concordancia con el titular de Hacienda, Felipe Larraín, quienes trabajarían junto a un equipo de parlamentarios de los dos partidos de la coalición, nominados para el mismo efecto.
Con el oficialismo ordenado de esa manera, buscando además, que el presidente Sebastián Piñera interfiriera el mínimo, se buscó que la oposición hiciera lo propio, para lo que se les pidió a los presidentes de los partidos que designaran a un grupo para que negociara.
Pero aún cuando se suponía que éste contaba con el respaldo institucional para tratar de llegar a un acuerdo con el gobierno, las múltiples gestiones en esa dirección que estaban ad portas de lograrlo, se toparon, a último momento, con que no tenían el piso necesario en el resto de la dirigencia de la Concertación.
Las concesiones que había hecho el gobierno -como ampliar las becas al 60% de los estudiantes o subir los aportes basales a las universidades del consejo de rectores- eran consideradas un logro importante para el equipo que aparecía liderando el senador DC, Andrés Zaldívar, e integraban también el senador radical José Antonio Gómez, más los diputados Carlos Montes (PS), Pepe Auth (PPD) y Guillermo Teillier (PC).
Tanto es así que, exceptuado a Montes -para quien la propuesta no respondía a las demandas de fortalecimiento de la educación pública- lo mismo que Gómez, el resto se inclinaba por cerrar el acuerdo al considerar que era beneficioso para sus propios intereses.
Pero al final ninguno de sus argumentos, que básicamente apuntaban a que era posible exhibir como un triunfo opositor o de los estudiantes las concesiones del gobierno, fue suficiente para anular la posición más dura que sostenía gran parte de los dirigentes de la Concertación.
Se imponen los duros
Como lo planteó no sólo el ministro Bulnes, sino fue una realidad reconocida por los propios parlamentarios opositores -entre ellos Auth-, el acuerdo se frustró fundamentalmente porque se impuso la postura de aquellos que estiman que a la oposición no la beneficia una política de consensos con el gobierno.
Fue ése el argumento con que comenzó a gestarse la desautorización al equipo negociador entre los senadores del bloque opositor.
Un destacado papel en abortar el acuerdo cumplió, en primer lugar, el senador PS, Camilo Escalona, quien tras socializar su postura frente a sus pares, encontró un fuerte respaldo en el PPD, Ricardo Lagos Weber, posición que compartieron incluso algunos DC, como Jorge Pizarro, Eduardo Frei o Ximena Rincón.
En el mundo concertacionista apuntan a que la dureza de Escalona, el que contó con la anuencia del presidente de su partido, diputado Osvaldo Andrade -quien incluso lo puso como reemplazante de Montes cuando éste se ausentó de las negociaciones- se sustenta, en gran medida, en que considera necesario demostrar que no sólo la izquierda que se expresa en la calle es la que se opone al gobierno, sino también aquella que está en la política.
En la mirada de los líderes del PS, mostrarse duros frente a las autoridades es la única actitud que les permitiría capitalizar el descontento social para el posible retorno de Michelle Bachelet, tesis que compartirían aquellos DC que también están jugados por la candidatura de la ex presidenta.
No es lo mismo que el caso del PPD, donde lo que más sorprendió fue el endurecimiento de Lagos Weber, reconocidamente moderado e incluso proclive a los consensos. Pero en esta oportunidad ni siquiera respaldó la postura del diputado Auth que era el negociador nombrado por su partido, lo que algunos explican por su interés en perfilar un liderazgo presidencial alternativo a Bachelet, para lo que no puede aparecer en sintonía con el gobierno, sino más cercano tanto a la izquierda, como al mundo social.
Cuáles sean las razones de fondo de quienes lideraron las posturas tendientes a abortar el acuerdo, lo concreto es que en medio de serias tensiones, lograron imponerse.
Con ello, como destacan personeros tanto del oficialismo, como de la oposición, el episodio implicó una derrota tanto para Zaldívar -a quién le desconocieron facultades para liderar el proceso- como a aquellos sectores de la DC encabezados por su presidente, Ignacio Walker, que no sólo eran partidarios de concretar un acuerdo en esta oportunidad, sino que se inclinan por llegar a consensos en todos los grandes temas.
Nuevo escenario
Como quedó demostrado que ésa es un posición minoritaria, a lo que se agrega que en ningún caso quienes la comparten están dispuestos a mantenerse firmes frente al resto de la Concertación, en La Moneda tomaron nota de dicha realidad.
Especialmente sintomático consideraron que, luego de haber decretado libertad de acción tras la imposibilidad de concordar una postura única, la opción final de todos los senadores concertacionistas fuera abandonar la sala, de manera que se permitiera aprobar la partida para Educación, pero sin que ellos exhibieran públicamente sus diferencias.
Éste es el escenario en que las autoridades saben que deberán manejarse en adelante, en el que todo indica que será casi imposible construir acuerdos.
Es que tal como indican quienes participaron más de cerca en el proceso de negociaciones, el problema es que las discrepancias, no sólo responden a distintos cálculos de estrategia política, sino también se basan en miradas ideológicas contrapuestas, lo que dificulta aun más que concilien criterios frente a temas importantes.
Frente a esta realidad, en La Moneda aluden a que ni aún en temas que ha impulsado la propia oposición, como la reforma tributaria, u otras de similar trascendencia, puedan salir adelante como parte de un consenso.
Es por eso que, tal como se abordó en un encuentro entre el presidente con sus principales colaboradores, más algunos parlamentarios, lo más importante es replicar el modelo de coordinación en el oficialismo, aunque saben que para cada situación deberá diseñarse la estrategia que les permita, o aprobar sus propuestas o al menos, mostrar la disposición a hacer aquellos cambios que estiman necesarios.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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