Hipertensión, la vida en un hilo
El incremento en el número de hipertensos se debe, principalmente, al estrés por el ritmo de vida de las grandes urbes. ID
- La presión arterial alta se presenta en 20 millones de mexicanos
El padecimiento se explica como el exceso de trabajo al que es sometido el corazón
CIUDAD DE MÉXICO (02/SEP/2011).- La diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo se han convertido en serios problemas de salud pública. Cada uno de ellos cobra por su cuenta sus propias víctimas, pero no son pocos los casos en que una persona conjunta a dos o más de ellos, lo cual reduce considerablemente su perspectiva de vida.
Particularmente, la hipertensión (presión arterial alta) se presenta en 20 millones de mexicanos, de los cuales la mitad se saben enfermos y la mitad recibe tratamiento, y de esa población sólo 3.4 millones están controlados, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006.
Ahora bien, uno de cada tres mexicanos que supera los 20 años de edad es hipertenso, y si se contempla que 75 por ciento del total de la población tiene menos de 55 años, el nuestro es un país de jóvenes con presión arterial alta.
La hipertensión se explica como el exceso de trabajo al que es sometido el corazón debido a que las ramas más pequeñas y las más grandes de sus arterias se angostan o pierden su elasticidad normal. Lo que sucede entonces es que el flujo de sangre se ve disminuido, y la consecuencia es que este importante órgano tiene que bombear más fuerte para mantener constante la circulación de la sangre en todo el organismo.
Aunque se conoce que retina, corazón y cerebro son los órganos que se ven directamente afectados por la hipertensión, el riñón es el que más se deteriora. "En México, buena parte de los enfermos de insuficiencia renal son hipertensos mal manejados", declara el doctor Abraham Majluf Cruz, miembro Titular C en la Coordinación de Investigación en Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El internista y hematólogo explica la afectación debido a que el riñón cumple su función como filtro de todas las sustancias en el organismo en base a la presión sanguínea, es decir, marca su ritmo de trabajo, de manera que cuando ésta tiende a irse muy abajo es malo para su desempeño, y al subir es peor.
El incremento en el número de hipertensos se debe, principalmente, al estrés por el ritmo de vida de las grandes urbes y a obesidad o sobrepeso. Lamentablemente, este mal no siempre manifiesta síntomas, por lo cual es llamado "asesino silencioso". Algunos signos que pueden hacernos sospechar de su presencia son dolor de cabeza persistente, ver lucecitas (fosfenos), tener zumbido de oídos (acufenos), sentir fatiga o malestar general, pero no siempre tenemos atención en ellos.
Tratamiento conjunto
Una vez diagnosticado, el hipertenso debe tomar medidas drásticas si quiere que el problema no le traiga consecuencias graves. A decir del hematólogo Majluf Cruz, lo primero que se indica es el cambio de estilo de vida, por ejemplo, si se es obeso hay que modificar los hábitos alimenticios y hacer ejercicio a fin de bajar de peso, además de dejar el consumo de sal, controlar el estrés y si fuma, olvidarse por completo del tabaco.
Además debe respaldarse con tratamiento farmacológico. "La oferta en el mercado es mucha por la variedad de medicamentos que hay; actualmente olmesartán es una molécula combinada en una sola tableta que brinda importantes resultados en sólo dos semanas, lo que ningún otro consigue en tan poco tiempo", puntualiza el doctor Abraham Majluf.
Sin embargo, existen en el mercado una gama de productos farmacéuticos que pueden ser de mucha utilidad para controlar el padecimiento, y éstos se indicarán de acuerdo a la evaluación que haga el especialista.
Además de la administración de fármacos como el anterior, la labor del médico es hablar con claridad al hipertenso y hacerle ver que esta enfermedad no se cura y que deberá seguir tratamiento de por vida, además de mantener los cambios en el estilo de vida, pues de no ser así siempre se correrá el riesgo de pérdida de la vista, sufrir infartos al miocardio o insuficiencia renal, sólo por mencionar algunas consecuencias.
Majluf Cruz, también miembro en nivel II del Sistema Nacional de Investigadores, advierte: "Sucede que en algunos casos cuando se inicia un tratamiento empiezan los síntomas que no se tenían, pues el organismo está acostumbrado a vivir con la presión alta, y cuando ésta tiende a bajar a niveles normales el cuerpo lo resiente, y ello motiva a que la gente abandone el tratamiento; de ello también debe hablar el médico, para que el paciente no se extrañe de lo que le sucede".
Finalmente, el especialista señala que en México no es raro encontrar pacientes con obesidad o sobrepeso que tienen diabetes e hipertensión, y que genéticamente nuestra raza tiene cierta disposición a la dislipidemia (aumento de grasas en el torrente sanguíneo), lo cual pone en entredicho su salud; pero además hay quienes con estos problemas fuman, lo que orilla a pensar que el paciente está condenado a morir joven.
Con información de la Agencia ID
Particularmente, la hipertensión (presión arterial alta) se presenta en 20 millones de mexicanos, de los cuales la mitad se saben enfermos y la mitad recibe tratamiento, y de esa población sólo 3.4 millones están controlados, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006.
Ahora bien, uno de cada tres mexicanos que supera los 20 años de edad es hipertenso, y si se contempla que 75 por ciento del total de la población tiene menos de 55 años, el nuestro es un país de jóvenes con presión arterial alta.
La hipertensión se explica como el exceso de trabajo al que es sometido el corazón debido a que las ramas más pequeñas y las más grandes de sus arterias se angostan o pierden su elasticidad normal. Lo que sucede entonces es que el flujo de sangre se ve disminuido, y la consecuencia es que este importante órgano tiene que bombear más fuerte para mantener constante la circulación de la sangre en todo el organismo.
Aunque se conoce que retina, corazón y cerebro son los órganos que se ven directamente afectados por la hipertensión, el riñón es el que más se deteriora. "En México, buena parte de los enfermos de insuficiencia renal son hipertensos mal manejados", declara el doctor Abraham Majluf Cruz, miembro Titular C en la Coordinación de Investigación en Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El internista y hematólogo explica la afectación debido a que el riñón cumple su función como filtro de todas las sustancias en el organismo en base a la presión sanguínea, es decir, marca su ritmo de trabajo, de manera que cuando ésta tiende a irse muy abajo es malo para su desempeño, y al subir es peor.
El incremento en el número de hipertensos se debe, principalmente, al estrés por el ritmo de vida de las grandes urbes y a obesidad o sobrepeso. Lamentablemente, este mal no siempre manifiesta síntomas, por lo cual es llamado "asesino silencioso". Algunos signos que pueden hacernos sospechar de su presencia son dolor de cabeza persistente, ver lucecitas (fosfenos), tener zumbido de oídos (acufenos), sentir fatiga o malestar general, pero no siempre tenemos atención en ellos.
Tratamiento conjunto
Una vez diagnosticado, el hipertenso debe tomar medidas drásticas si quiere que el problema no le traiga consecuencias graves. A decir del hematólogo Majluf Cruz, lo primero que se indica es el cambio de estilo de vida, por ejemplo, si se es obeso hay que modificar los hábitos alimenticios y hacer ejercicio a fin de bajar de peso, además de dejar el consumo de sal, controlar el estrés y si fuma, olvidarse por completo del tabaco.
Además debe respaldarse con tratamiento farmacológico. "La oferta en el mercado es mucha por la variedad de medicamentos que hay; actualmente olmesartán es una molécula combinada en una sola tableta que brinda importantes resultados en sólo dos semanas, lo que ningún otro consigue en tan poco tiempo", puntualiza el doctor Abraham Majluf.
Sin embargo, existen en el mercado una gama de productos farmacéuticos que pueden ser de mucha utilidad para controlar el padecimiento, y éstos se indicarán de acuerdo a la evaluación que haga el especialista.
Además de la administración de fármacos como el anterior, la labor del médico es hablar con claridad al hipertenso y hacerle ver que esta enfermedad no se cura y que deberá seguir tratamiento de por vida, además de mantener los cambios en el estilo de vida, pues de no ser así siempre se correrá el riesgo de pérdida de la vista, sufrir infartos al miocardio o insuficiencia renal, sólo por mencionar algunas consecuencias.
Majluf Cruz, también miembro en nivel II del Sistema Nacional de Investigadores, advierte: "Sucede que en algunos casos cuando se inicia un tratamiento empiezan los síntomas que no se tenían, pues el organismo está acostumbrado a vivir con la presión alta, y cuando ésta tiende a bajar a niveles normales el cuerpo lo resiente, y ello motiva a que la gente abandone el tratamiento; de ello también debe hablar el médico, para que el paciente no se extrañe de lo que le sucede".
Finalmente, el especialista señala que en México no es raro encontrar pacientes con obesidad o sobrepeso que tienen diabetes e hipertensión, y que genéticamente nuestra raza tiene cierta disposición a la dislipidemia (aumento de grasas en el torrente sanguíneo), lo cual pone en entredicho su salud; pero además hay quienes con estos problemas fuman, lo que orilla a pensar que el paciente está condenado a morir joven.
Con información de la Agencia ID
Fuente:
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU(
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