¿Por qué quieres ser famoso?
[Esta entrada es parte de una mini-serie sobre el estoicismo romano y cómo aprovechar sus fundamentos para una vida (no sólo) minimalista. No te pierdas los capítulos anteriores sobre principios y técnicas estoicas para una vida más tranquila.]
Hoy en día, lo que busca mucha gente, es la fama. La televisión e internet ofrecen miles de oportunidades de tener unos 15 min de fama, o quizás unos 15 segundos. Curiosamente parece ser una cuestión humana, porque los estoicos también observaban este comportamiento en sus contemporáneos. Hasta las personas que no persiguen la fama frente al público invierten mucho tiempo y energía en ser admirados por los amigos o vecinos (algo para evitar el "qué dirán").
Buscando el estatus social, pierdes tu independencia
El problema de buscar la fama (o la popularidad) es que darás a las otras personas el poder sobre tu estado de ánimo. Tendrás que calcular qué hacer, qué decir, cómo vestirte, a dónde ir, en qué gastar tu dinero, para asegurarte que tu popularidad no disminuya. De repente la meta de tu vida ya no será vivir una vida que te haga feliz, sino una vida que le complazca a los demás. A largo plazo es un comportamiento que te generará mucho estrés, ya que nunca tendrás control absoluto sobre lo que los demás piensan de ti y siempre habrá personas que no estén de acuerdo con tus decisiones.
Decir que no te fijes en lo que dicen los otros es una cosa, vivir con las críticas ya es una cuestión muy diferente. Lo bueno es que todos nos acostumbramos bastante rápido. Los estoicos entonces aconsejan utilizar la táctica de la abnegación voluntaria para que te acostumbres a soportar pequeñas quejas, mientras al mismo tiempo las otras personas se acostumbran que no siempre harás lo que ellos quieren.
Tus amigos quieren que falles
La razón número uno por la cuál mucha gente no vive a su manera es el miedo a fallar. La cultura española (y me atrevo a decir que en muchos países latino-americanos es similar) no le da merito a los proyectos en que han fallado. En vez de celebrar el aprendizaje, este comportamiento paraliza las nuevas ideas e impulsa las personas a conformarse con lo que tienen. Cualquier persona que se salga de la norma, muestra a sus amigos, vecinos, y compañeros que hay una alternativa (vivir con menos / vivir en el campo / recaudar fondos para una ONG / vivir en otro país / inserta aquí tu sueño). Si fallas, te dirán que ya lo sabían. Si triunfas ellos se sentirán mal, porque es una muestra más de que podrían llegar a ser lo que quieren si tuvieran el valor de enfrentarse sus miedos. Realmente quieres abandonar a tus sueños para que tu vecino se sienta mejor porque abandonó los suyos?
Lo que un(a) minimalista puede aprender de los estoicos
El problema de buscar la fama es que acabas dependiendo de la opinión de personas que tampoco son felices. A ellos no les conviene que tu realices tus sueños, con lo cuál intentarán desanimarte de distintas formas. Para salir de este círculo vicioso, tienes dos salidas. La respuesta estoica es ignorar a la gente y acostumbrarles a que vivirás tu vida como tu quieras. Personalmente creo que hay que ir un paso más allá: existen personas en este mundo que sí quieren que sigas adelante, que persigas tus sueños, que te auto-realices. Si te encuentras con un círculo de personas (como un grupo mastermind) que te apoya, entonces ya no te resultará nada difícil ignorar a los vecinos y colegas.
¿Alguna vez has dejado de hacer algo, por miedo a qué alguien te critique?
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Foto: shutupyourface / flickr
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CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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