martes, marzo 16, 2010

El mayor desastre es la pobreza

Hernán Büchi

Martes 16 de Marzo de 2010

El mayor desastre es la pobreza


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El Instituto Libertad y Desarrollo surgió del convencimiento de que era necesario continuar difundiendo las ideas que permitieran a Chile avanzar. El país había vivido un largo proceso de reformas políticas, económicas y sociales pioneras en su momento y que iniciaron un camino de progreso, luego de décadas de estancamiento y caos político. La tarea en ese momento era que el Gobierno que asumía en marzo de 1990 no desandara el camino.

Hace unas semanas me correspondió explicar a los jóvenes del Instituto, muchos convocados a formar parte del Gobierno recién asumido, las consecuencias que se producen cuando no se implementan las políticas públicas adecuadas. Tomé como ejemplo el Haití devastado por un terremoto hacía días y el drama económico y principalmente humano que estaba viviendo. Mientras que en los 50 era una isla superior en ingresos a Singapur, hoy Haití es el país más pobre de América mientras que Singapur tiene ingresos superiores a varios países europeos.

La idea era que Chile debía volver a crecer para escapar de un destino similar y que ellos asumían la responsabilidad de lograrlo. Nunca imaginé que pocas semanas después viviríamos el segundo terremoto peor de nuestra historia – y 500 veces superior al de Haití por la energía liberada— que ha dejado dos lecciones: hemos avanzado mucho pero también falta mucho por hacer.

El crecimiento experimentado en los últimos 25 años ha permitido que el país cuente con edificios mejor construidos y mejor mantenidos, esquemas de seguros y reaseguros, mejor infraestructura productiva, una economía más diversificada, una mejor habilidad para recuperarse ante emergencias y acceso al ahorro y al crédito entre otros factores.

Pero tenemos importantes tareas pendientes. Por un lado, debemos ser capaces de utilizar sin titubeos las instituciones que existen y están sólidamente preparadas para mantener el orden público en situaciones de crisis. Si algo necesitan los ciudadanos en esos momentos es la seguridad pues están vulnerables y expuestos. El gobierno saliente no lo hizo a tiempo.

Por otro lado, debemos alcanzar un grado de desarrollo mucho mayor al actual para que llegue a las áreas más pobres y les permita superar su condición. Así como estamos a la altura de lo mejor del mundo en aspectos como los mencionados, en otros estamos en condiciones tremendamente precarias, mostradas durante este último terremoto.

Chile tiene la capacidad de seguir creciendo para alcanzar un nivel de desarrollo que llegue a todos y este terremoto podría ser el salto que dé el empuje perdido. Hace 25 años vivimos un terremoto de gran magnitud, cuando el país estaba débil económica y financieramente, y en lugar de ser un obstáculo se transformó en el incentivo para implementar las políticas públicas que en el largo plazo darían los resultados que tenemos en términos de institucionalidad y riqueza.

Todavía es difícil hacer una estimación precisa de los daños, pero entre el ahorro público y el privado existen recursos suficientes para crear un programa de reconstrucción que cubra los daños producidos. Ese no es el problema.

El punto central es que para volver a crecer debemos revitalizar el deseo de emplear, invertir y producir. El factor que permitirá retomar la senda del crecimiento será levantar los impedimentos para crear y emprender. Hay que eliminar los falsos complejos y antinomias introducidos en los últimos 20 años, esa siembra marginal negativa que hicieron los gobiernos de la Concertación y que dañó los incentivos que permiten el desarrollo.

Se trata de una tarea compleja que abarca muchos y diversos frentes que deben coordinarse entre ellos pero soy optimista al respecto: si tuviera que mencionar la principal virtud del equipo de gobierno que acaba de asumir diría que comparten una visión común del Chile al que se quiere llegar y la forma de lograrlo.

Ahora es más imperativo que nunca hacerlo y la población lo va a apoyar porque sabe que es capaz de mejorar su condición si tiene una oportunidad llamada empleo, la que depende, a su vez, del crecimiento económico de nuestro país.

FUENTE:
Saludos,
 
RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIMIENTO DE ONU
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