| (La Tercera). Mal Paso fue un vino dulce que se consagraba en misas en Chile en los tiempos de las salitreras y que se producía en un fundo del mismo nombre, en las cercanías de Ovalle. Hoy ni el vino ni el fundo existen: el primero se dejó de fabricar y el segundo fue expropiado bajo el gobierno de Jorge Alessandri, en la década de los cincuenta, para construir lo que hoy se conoce como el embalse La Paloma. La marca, sin embargo, sigue intacta, y da su nombre al pisco premium que los hermanos Francisco, Juan y Jaime Prohens fabrican hace cerca de cinco años en sus campos en la IV Región, la zona que escogió su abuelo Jaime a comienzos del siglo XX para comenzar una vida nueva, tras dejar su Mallorca natal en España. Destiladores desde siempre, los Prohens -la tercera generación del grupo- quisieron dar un vuelco a una actividad en la que llevaban casi una centuria, cuenta Francisco Peñafiel, ejecutivo y empresario que desde inicios de esta década trabaja con ellos como asesor, en un negocio que conoce al revés y al derecho, tras 27 años ligado a la industria. "Producir su propio pisco, en un mercado que mueve anualmente US$ 100 millones, fue la consecuencia lógica del deseo de no seguir siendo eternamente productores anónimos de alcohol", dice. El proyecto, en estos años, ha avanzado en forma silenciosa, sin publicidad ni campañas masivas. Por lo mismo, su partida fue a una escala mínima, con apenas unas promociones en las playas de Tongoy y La Serena y una presencia discreta en algunas cadenas de supermercados. Pero el plan es más ambicioso. "Queremos llegar al 5% del mercado en un plazo mediano. No más que eso, para no cambiar volumen por calidad", cuenta Peñafiel. Para transformarse en los terceros operadores de este sector, detrás de Capel y el Consorcio Pisquero de Chile del grupo Luksic -que concentran cerca de 95% de la oferta-, la familia tiene en mente preparar una fuerte campaña publicitaria, para abrirse paso en el mercado nacional y, por qué no, partir en un par de años al extranjero con su producto. Eso significa pasar de las actuales 25 mil cajas a unas 100 mil cada año. La capacidad para hacerlo está, porque en este plan los Prohens han invertido sobre US$ 2,5 millones en ampliar las antiguas instalaciones, traer nuevas maquinarias del exterior, reciclar las tradicionales cubas de cemento donde almacenaban el alcohol, e instalar una nueva línea de embotellado. La distribución es otro tema resuelto. De las 25 mil cajas de 12 botellas que producen, la mitad se reparte a nivel nacional a través de Comercial Peumo, la misma que entrega los productos de Concha y Toro en el país. El resto va a la empresa Gigante, para la cual fabrican un pisco con la marca Señor del Valle. Historia familiar Los Prohens se ligaron a la agricultura apenas pusieron un pie en Chile, en una oleada de inmigrantes españoles en la que también llegaron familias como los Bauzá o los Artigues, que de igual modo prosperaron en la IV Región. Jaime Prohens dio origen en estas tierras a una larga tradición de productores de fruta y vinos. De uno de sus hijos, Guillermo, desciende la rama de los hermanos Prohens Sommella, que hoy controlan sobre 500 hectáreas, en las cuales no sólo fabrican pisco y vinos blancos genéricos -que se exportan, en parte, a EE.UU., mientras el resto se vende a viñas locales-, sino que, además, producen uva de mesa y paltas, el fuerte de sus ingresos familiares, repartidos en dos empresas, la Sociedad Agrícola Mal Paso y la Sociedad Agrícola Campanario. Los tres hermanos tienen asignados los roles en esta actividad: mientras Francisco es el gerente general del área pisquera, que ocupa poco más de 100 hectáreas, Juan se dedica a los campos palteros y Jaime a la uva de exportación. La base de su expansión está en el fundo Huamalata -que reemplazó al expropiado Mal Paso-, que en tiempos de la Unidad Popular fue sometido a la Reforma Agraria. Los Prohens, sin embargo, se las arreglaron para empezar de nuevo y sumar, con los años, nuevos predios para continuar con su actividad agrícola. En el área del pisco, saben que el terreno que pisan no es fácil. La crisis económica ha golpeado el poder adquisitivo de las personas, pero ese factor ha pesado menos en sus expectativas que el creciente consumo de ron a nivel local. Para ellos, sin embargo, ampliarse a otros licores no es una opción. "Los ciclos pasan y las cosas se van normalizando. Cuando eso ocurra, esperamos tener los recursos para que el producto pueda crecer", explica Peñafiel. El grupo que llegó de Mallorca Los Prohens tienen un nombre ganado en el mapa de los empresarios chilenos ligados a la tierra. Su historia partió con el inmigrante mallorquín Jaime Prohens. Juan, el tronco desde el cual se crearon tres ramas, a cargo de sus hijos Alfonso, uno de los mayores productores de uva de mesa en el valle de Copiapó hasta hoy; María, que inició el cultivo de olivos en la III Región, para la producción de aceitunas de mesa; y Guillermo, quien a su vez es el padre de Juan, Francisco (ambos en la foto) y Jaime Prohens Sommella, creadores del pisco Mal Paso. Fuente: Diario La Tercera |
Familia Prohens apuesta a convertirse en el tercer actor del mercado del pisco
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