El anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet de un paquete de estímulo económico que contempla recursos por US$1.150 millones, con un impacto potencial de US$6.520 millones, puede calificarse de oportuno, en el incierto escenario que vive el país. Las perspectivas de un pobre crecimiento del PIB en 2009 y de un consecuente aumento del desempleo, hacían urgente una intervención de la autoridad, de modo de atenuar y ojalá revertir la trayectoria decreciente del dinamismo económico y mejorar las expectativas de los agentes. Centrar el apoyo en la clase media, en el sector construcción y en las pymes, parece una buena combinación para generar un nuevo impulso a la economía y resguardar los puestos de trabajo. Y hacia allá apunta el nuevo subsidio para las constructoras habitacionales y el aumento de los beneficios del subsidio habitacional, lo que permitiría mantener un cierto ritmo de la oferta y demanda de viviendas. Con el objeto de respaldar a las pequeñas y medianas empresas, se destinarán US$800 millones. Para ello se inyectarán US$130 millones al Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios (Fogape), además de perfeccionarse su operación y ampliar su cobertura hacia compañías con ventas por hasta UF 100.000. Por lo mismo, BancoEstado será capitalizado en US$500 millones, mientras CORFO recibirá US$200 millones para hacer frente a los requerimientos de capital de trabajo. También se comunicó que aumentará la rapidez en la devolución del impuesto de renta e IVA, y la agilización de procedimientos clave para las empresas de menor tamaño, lo que colabora a descomprimir su ajustada situación. Si bien estos anuncios eran necesarios y van en la dirección correcta, son parciales y apuntan a las empresas relativamente sanas, olvidando a la mayoría que son las que arrastran altas deudas, tras una década de dificultades. Es ese grupo el que requiere con urgencia de una renegociación profunda para continuar sus operaciones y sólo así se dará viabilidad a una mayor generación de empleos. Esto último es crucial, pues son las perspectivas de ingresos futuros, las que permitirán a la clase media tomar la decisión de adquirir una vivienda y lograr, de esa manera, reactivar ese segmento de la construcción. |
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