jueves, febrero 07, 2008

LOBBYING:

Cuando hablamos de proyectos europeos, y de la dificultad y competitividad para meterse en ellos y conseguir financiación, tarde o temprano alguien termina hablando de lobbying. Según el diccionario Merriam-Webster, por lobbying se entiende "to conduct activities aimed at influencing public officials and especially members of a legislative body on legislation transitive verb : to attempt to influence or sway (as a public official) toward a desired action". Así, existen numerosos lobbys, representando a grupos tan distintos entre sí como los distribuidores de queso de cabra y los productores audiovisuales. Sin embargo, no termina de estar claro a qué nos referimos con lobbying en el contexto de los proyectos europeos y del Programa Marco.



Lo que está muy claro es lo que queremos, financiación. Es decir que aprueben nuestras propuestas, y que los programas de trabajo tengan en cuenta nuestros intereses actuales y futuros. ¿Cómo conseguir esto? ¿Qué tipo de lobbying es el más adecuado?

En primer lugar, a la hora de presentar una propuesta con posibilidades de éxito es esencial que nuestro objetivo esté contemplado en los programas de trabajo elaborados por la Comisión Europea. Evidentemente, la Comisión no es experta en todos las áreas científicas y tecnológicas, de modo que los programas de trabajo reflejan en buena parte la contribución de los Advisory Groups y de las plataformas tecnológicas europeas (EPTs). Los Advisory Groups suelen estar formados por responsables de la política y estrategia de I+D de grandes organizaciones, y no es factible entrar en ellos. En cambio las plataformas tecnológicas, dirigidas por organizaciones industriales, son mucho más abiertas y editan un buen número de white papers y green papers, en los que es fácil contribuir y que la Comisión tendrán en cuenta para configurar sus próximos programas de trabajo.

Así pues primera receta de lobbying: estar atento a todo lo que hacen las plataformas tecnológicas y contribuir siempre que sea posible. Además, es una excelente manera de establecer contactos con grandes y pequeñas empresas con las que podremos montar consorcios y propuestas de éxito.

Esto nos lleva a la segunda manera de lobbying: los grupos de socios "amigos". Todos los que hemos participado en un proyecto europeo sabemos que hay socios con los que estaríamos encantados de repetir, y otros con los que no. Además, sobre los proyectos europeos pesa la reputación de que en muchos casos los resultados no terminan de ser los esperados. Si bien producen un buen número de publicaciones, los productos finales no son tan finales y tangibles como estaba previsto. Las excepciones a esta regla son los proyectos en los que la colaboración entre socios ha sido proactiva, amigable y fructífera. Así pues no es de extrañar que estos consorcios se repitan y propongan nuevos proyectos en los que sea difícil entrar. Del mismo modo, los evaluadores y la Comisión verán con mejores ojos propuestas que vengan de socios que hayan participado en proyectos exitosos. Con cuidado, porque la Comisión valorará también negativamente repeticiones de consorcios.

Segunda receta: construir una red de socios con los que hemos trabajado bien, e intentar construir una cartera de proyectos europeos de éxito en los que hemos participado.

En tercer lugar, podríamos intentar conchabarnos con el oficial de proyecto para que nuestras propuestas pasen para adelante. Por supuesto, la Comisión es humana, aunque a veces pueda no parecerlo, y estos casos de lobbying pueden darse y se dan, a pesar de ser una práctica éticamente inaceptable.. Ésta es una de las razones por las que los oficiales de proyecto rotan periódicamente entre diferentes unidades y áreas tecnológicas. Lo cual no deja de tener consecuencias negativas, porque cuando el oficial conoce bien el campo tecnológico en el que nos movemos y empieza a entender lo que explicamos en las reviews... ¡van y lo cambian! Bromas aparte, una relación amigable con los diferentes oficiales de proyecto de nuestra unidad nos facilitará muchos las cosas. Y por supuesto, lo esencial es comprender bien lo que la Comisión y los oficiales de proyecto quieren de nosotros, y lo que podemos ofrecerles.

Hacer lobbying y ganar una posición de fuerza y prestigio en el Programa Marco no es cosa fácil, y puede requerir muchos viajes a Bruselas. Así pues, ¿cuál es la mejor manera de implementar este proceso de lobbying dentro de nuestra organización?

Lo primero es definir una estrategia global que nos posicione en el contexto europeo, y crear una unidad dedicada al seguimiento y evaluación de la política europea de I+D, tal vez en colaboración con algunos de nuestros clientes y socios habituales. Con estos elementos, hay que lanzarse a participar en todos los foros y debates que se organizan a nivel europeo, colaborando en la edición de white papers, green papers, informes y recomendaciones, así como en sus grupos de trabajo, y construir una red de contactos potente y a la vez flexible, que incluya universidades y centros de investigación, grandes empresas y PYMEs.

Para terminar, os dejo algunas preguntas: ¿Qué importancia le dáis al lobbying en vuestra organización? ¿Cómo lo lleváis a cabo? ¿Habéis obtenido buenos resultados? ¿Qué pensáis en general de este tipo de práctica?

13:45 | gestionado por Oscar David Sánchez

Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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