viernes, julio 06, 2007

Dios los cría. ¿El demonio los junta? eL CHE GUEVARA Y FIDEL CASTRO

 

INTERNACIONAL

Dios los cría… ¿El demonio los junta?

Fernando Pintos

por Fernando Pintos

Si alguien me pidiese, en algún momento, un perfectísimo ejemplo de falacia periodística, entre la infinidad que todos los días ofrecen los medios convencionales (en una sola semana alcanzarían para llenar una guía telefónica) podría citar, sin vacilaciones, un artículo que se publicó en el matutino «Prensa Libre» (de Guatemala), el sábado 28 de abril de 2007, bajo el título siguiente: «Che Guevara, héroe de los maestros». Firmado por «corresponsales, Claudia Méndez Villaseñor», el articulito de marras, que no tiene desperdicio, expresaba textualmente lo siguiente

            «…La imagen que recuerda a un joven Ernesto Che Guevara, el extinto guerrillero argentino-cubano, se ha convertido en ícono recurrente de las protestas magisteriales.

            La fotografía del revolucionario se observa en todas partes: en los pañuelos que utilizan los jóvenes para cubrirse la cabeza, en las banderas que ondean en las caminatas, en playeras, incluso en las mantas donde se leen las reivindicaciones magisteriales.

             "Ha sido el líder de la juventud. La mayoría de maestros hemos leído el Diario del Che, lo que hizo en Bolivia, donde lo tienen como un santo", comentó Édgar Santizo, docente de una escuela en San José Pinula.

            Santizo, quien adquirió en Cuba una medalla con la efigie del revolucionario, no duda en colgársela del cuello cada vez que la Asamblea Nacional del Magisterio (ANM) convoca a alguna protesta.

             "El Che Guevara luchó por las clases desposeídas, marginadas y oprimidas, por eso es un ejemplo de las luchas que deben hacerse cuando las cosas no andan bien", dijo Rafael Barrios, dirigente magisterial de Chimaltenango. "Nos sirve de inspiración del modelo de Gobierno que anhelamos", expresó Flor de María Elías, maestra de Baja Verapaz.

Opinión: Por qué el Ché
Grandes mayorías.

            Joviel Acevedo, dirigente de los maestros, expresó que el Che Guevara representa los intereses de las grandes mayorías. "No sólo los del magisterio, sino de los niños, niñas, adultos, viejos".

             De acuerdo con el sindicalista, no todos los maestros lo tienen como héroe, por las diferentes ideologías. "El Che no representa ni a Marx ni a Lenin, ni tampoco a Bill Gates, sino a las grandes mayorías desposeídas del mundo", agregó…».

            Aleccionadora lectura, ¿no les parece? Si buscáramos el lado positivo de este asunto, podríamos inferir que con tamañas declaraciones bien pudiera escribirse, en tiempo récord, una completísima enciclopedia del disparate y el despropósito. Y bien: suele afirmarse, casi siempre con razón, aquello de que «Dios los cría y el demonio los junta». Pero en la práctica existen algunos personajes que, de tan nefastos, no requieren intervención demoníaca, pues ellos mismos se bastan y se sobran. En consecuencia, también suele expresarse que «Dios los cría y ellos se juntan», mucho más adecuada a la terminología uruguaya. He aquí, entonces, la frase que más se ajusta a esta situación. Pero, para decir verdad: sería injusto atribuir a Dios la existencia de cierta clase de engendros y alimañas.

            Para decir verdad, el Ché Guevara era un personaje de igual o peor calibre que Fidel Castro y, en vista de ello, hubiera o no sido verdad aquello de que «Dios los crió» (a ese respecto abrigo las más serias dudas), cuando menos cumplieron con la segunda parte de la sentencia. De manera que, muy rápida y fraternalmente, se juntaron. Y el resultado de tales juntas no requiere mayor explicación, pues apenas transcurridos 52 años del primer feliz encuentro entre ambos personajes (lo cual aconteció en México), y a 48 años y medio de que consiguieron derrocar a Fulgencio Batista, la desdichada isla de Cuba es un perfecto muestrario de las rocambolescas «bondades» y «virtudes» que a estas dos fichitas adornaban.

            Un país hundido en la miseria y la ignominia. Un pueblo donde las mujeres deben prostituirse para conseguir un sustento más o menos decente. Una nación en ruinas. Una patria traicionada y envilecida hasta la saciedad… En fin, una ínsula que fue cuna y altar de José Martí, pero que ha sido sojuzgada por liberticidas infames… Amordazada por verdugos y esbirros. Espiada y denunciada, a diario, por un ejército de soplones. He ahí la obra viva de Ernesto Guevara y de su amiguito del alma, el asqueroso tiranuelo Fidel Castro.

            No es de extrañar que el señor Joviel Acevedo y sus seguidores, es decir, esa partida de oscuros personajes que ha conseguido secuestrar la dirigencia sindical del Magisterio en Guatemala, expresen tan encendidos amores por el Ché Guevara. En realidad, todos estos individuos deben saber poco y nada acerca del personaje. En vista del paupérrimo nivel intelectual que han exhibido durante los últimos meses, cualquiera se daría cuenta de que lo que todos ellos admiran del Ché consiste en apenas una proyección puramente icónica del personaje. Es de dudar muyu seriamente que hayan siquiera ojeado el Diario del Ché y, más aún: en el caso que lo hubieran hecho, que hubiesen… podido… llegar… a… entenderlo… siquiera… por… retazos… (¡Ejem!). Pero, en la práctica, tanto ellos como su rocambolesco y bombástico líder (quien manifiesta adherir a un culto religioso donde se explica que Jesucristo vino a este mundo montado en un platillo volador), sí que tienen bien clara la idea de utilizar al Ché como una bandera, un hecho que, de ser explicado metafóricamente, se podría ejemplificar con dos expresiones harto frecuentes en el léxico popular: La primera: agarrarse de un leño ardiente. La segunda: aferrarse a un madero en alta mar… Aunque, bien pudiera ser que alguna de esas mentalidades corroídas por el humor negro (que es también humor del absurdo) acertara a ejemplificarlo utilizando aquella memorable frase publicitaria (me refiero a la publicidad de Poxipol): «¡Agarrate del pincel, que voy a sacar la escalera!»… En política, que es a donde tales personajes «magisteriales» pretenden llegar utilizando botas de siete leguas y garrocha olímpica, esta última imagen resultará, por lejos, la más realista. Y si no, que lo diga el doctor Francisco Arredondo.

            Ya sea que la dirigencia sindical del Magisterio pretenda utilizar a Guevara como leño ardiente, madero solitario que flota en alta mar, o hipotético pincel que oscila con desesperación en el aire (mientras el ingenuo que lo aferra se desploma entre angustiosos aspavientos), queda muy en claro que está por completo de más utilizar valioso espacio periodístico para publicar tamaña sarta de insensateces, aunque sea en tamaño reducido. Muy probablemente, el propósito de los periodistas haya consistido en demostrar a la población qué clase de dirigentes y activistas infestan (he aquí el verbo más indicado) el gremio magisterial de Guatemala.

            Porque, si hay maestros tales como éstos (supuestos) que salen opinando estupideces en el reporte de «Prensa Libre», los padres deberían comenzar a imaginarse qué clase de personajes de pesadilla están a cargo de esa educación que sus hijos habrán de recibir en escuelas y colegios… Una caterva de individuos mal entrazados, quienes encuentran tiempo sobrado para manifestar y provocar mil inconvenientes a los ciudadanos decentes, que son la inmensa mayoría en Guatemala. Una manada de malvivientes, quienes pretenden convertir a Guatemala en una nueva Cuba. Una confusa mara (patota) de esperpentos, los cuales se aprovechan de la libertad en que aquí se vive, con el único propósito de socavarla, primero, y sustituirla, después, por ese «precioso» modelo que el Ché Guevara y Fidel Castro impusieron en la desdichada Cuba. Que Dios nos libre de tales maestros, porque, decididamente, es el mismo demonio quien nos los quiere endilgar.

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Saludos
Rodrigo González Fernández
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