Este es un interesantisimo articulo que he encontrado en El aMaule, un excelente Diario de la Séptima Región que recomiendo leer. Este artículo, es de tal importancia ya que el acoso sexual y acoso moral o mobyng es cada dia más recurrente en Chile y es de tal gravedad que puede llegar a afectar las empress en forma dramática , incluso pudiendo causar el cierre de una compañía por las altas indemnisaciones que jueces muy sensibilizados con el tema ha aplicado a diversas compañías. Por ello SOFOFA dictó una Charla con el profesor Marcelo Montero Iglesis a fin de capacitar a personas, ejecutivos y a la empresa en general ya que esto requiere un cambio cultural Para mayores informes sobre estos cursos puedeen llamar al telefono: 2451168 para solicira Charlas. FELICITACIONES A LOS AUTORES.
Martirizarse para sobrevivir
Las difíciles situaciones por las que tienen que pasar personas que buscan realizarse por medio de su trabajo, y que por falta de leyes y fiscalización no consiguen más que malos tratos y abuso por parte de sus jefes y colegas.
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Escrito por Corresponsales El aMaule
Las difíciles situaciones por las que tienen que pasar personas que buscan realizarse por medio de su trabajo, y que por falta de leyes y fiscalización no consiguen más que malos tratos y abuso por parte de sus jefes y colegas.
Escrito por Camila Cuneo y Rafael Lafuente
Shakespeare en uno de sus tantos arranques de ingenio creatividad dijo un día que el trabajo nos alivia el dolor, frase que quedó en la historia y que a simple vista parece verdadera.
Lamentablemente, la realidad laboral en el mundo parece estar alejada de la poesía inglesa del siglo XVI. El acoso laboral o mobbing es cada día más común y parece tener un alarmante crecimiento.
Este fenómeno alarmó a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la que definió el acoso laboral como cualquier incidente en el cual una persona es abusada o maltratada en circunstancias relacionadas con su trabajo, ya sea por jefes o compañeros de trabajos.
Chile no está ajeno a esta negativa tendencia mundial. Según un estudio realizado por la Dirección del Trabajo, cerca del 70% de los trabajadores ha reconocido haber sufrido acoso laboral en cualquiera de sus categorías, lo que demuestra que la gran mayoría de los chilenos no está trabajando a gusto.
EL MARTIRIO
Francisca Godoy, cuyo nombre verdadero ha sido protegido, es una ciudadana chilena que como todos debe trabajar para subsistir. El problema es que sus escasos estudios la han limitado a ejercer como vendedora en diversas tiendas de Santiago, por lo que la única opción que tiene de obtener un cargo mejor es a base de esfuerzo.
A simple vista parece sencillo, sólo debe acatar las órdenes de su supervisor y cumplir con su labor de la mejor manera posible, pero en la práctica todo es distinto. Muchas veces las malas condiciones de trabajo, así como el mal trato que tienen los superiores sobre un empleado dificultan que se desarrolle en las condiciones óptimas lo que se le encomienda.
Francisca inició su vida laboral como vendedora en una conocida tienda de decoración para el hogar, en la que las condiciones de trabajo eran pésimas y era común que se infringieran las leyes laborales. “Trabajaba doce horas diarias de lunes a lunes, no tenía descansos, pero los días más críticos era durante el período de Navidad, ahí trabajaba 15 horas diarias, ya que después de cerrar había que ordenar”, comenta mientras prende un cigarro.
Lo problemático de esta situación, a parte de trabajar más de las ocho horas establecidas diarias por ley, es que no se pagaban las horas extras. “Era imposible pedir que te las pagaran, la respuesta inmediatamente era negativa y si insistías podías perder el empleo”, dice Francisca.
Aburrida de las malas condiciones y de la gran sobrecarga de trabajo, Francisca decidió renunciar y consiguió empleo en una conocida multitienda, lo que fue favorable, debido a que se respetaban las normativas laborales y el trabajo era más agradable, ya que al ser una empresa más grande había un sindicato de trabajadores que velaba por el cumplimiento de los derechos.
Pero la vida le tenía deparada una sorpresa a Francisca. Un día, mientras iba a almorzar decidió pasar al baño de los empleados y sorprendió al gerente del local teniendo relaciones con una promotora. “Ahí soné. Al día siguiente me despidieron sin una justificación válida”, ríe, como si fuera una anécdota más de su vida.
El período de cesantía fue corto para Francisca, ya que rápidamente consiguió trabajo en una conocida ferretería, pero nuevamente las condiciones para realizar la labor eran pésimas.“No podías alegar por nada, te hacían trabajar horas de más y no te las pagaban”, comenta un poco molesta.
Para colmo, fue víctima de acoso sexual por parte de uno de los jefes del local, quien le propuso celebrar el año nuevo solos en su departamento y festejar con algo más que un abrazo. “Yo me negué rotundamente, lo encontré una falta de respeto a mi persona, desde ese día todo cambió para mí en el trabajo”, relata mientras mueve las manos demostrando nerviosismo.
Efectivamente todo cambió, el jefe pasó del acoso sexual al psicológico, con continuas amenazas de despido y llamados de atención delante del público. Incluso una vez la obligó a escribir varias veces en un cuaderno, al más puro estilo colegial, “debo ordenar los canastos en forma lineal”, situación que colmó a Francisca y renunció.
Tras dos meses de buscar empleo, consiguió ingresar a una tienda de productos para niños en el Parque Arauco, pero las condiciones eran peores que en sus trabajos anteriores. “No se respetaban los horarios, la jornada duraba doce horas y no tenías tiempo para almorzar, muchas veces lo hacías a las cinco de la tarde”, declara mientras busca el tercer cigarro en la cartera.
Una vez habló con el jefe del local en representación de los demás empleados para exigir el pago de las horas extras. La respuesta la dejó atónita: “¿Usted quiere horas extras?, váyase a trabajar a otro lado, hay cientos de personas dispuestas a trabajar acá por usted”, desde ese día nunca más pidió algo.
Francisca comenta que para almorzar se turnaban con los otros empleados y muchas veces lo hacían en la bodega del local, en los estacionamientos del mall o en el Parque Araucano, ya que no podían usar el patio de comida del centro comercial, por lo que el escaso tiempo de relajo que tenían no era muy agradable.
Para rematar, cada día, al terminar la jornada, se hacía caja en el local, para ver que las ventas y los ingresos calzaran y cuando faltaba dinero, lo tenían que reponer entre todos los empleados mediante un descuento que se les hacía a fin de mes de sus sueldos. “Era súper
injusto, porque había una que robaba y el resto pagaba el pato”, dice con un tono de molestia en su voz.
Tras seis meses de horas extras, de descuentos injustificados de sueldo y de almuerzos apurados en cualquier lado, Francisca decidió renunciar y buscar nuevos rumbos, con la esperanza de encontrar un lugar que se le trate dignamente y se le respeten sus derechos.
LA SOLUCIÓN
Para Eladio Vallejos, asesor laboral de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), lo vivido por Francisca es algo común y que se repite a diario en cientos de empresas del país, por lo que no se extraña cuando llega una persona a contarle las irregularidades que se cometen en su lugar de trabajo.
Vallejos lleva cerca de 30 años asesorando a la CUT, por lo que su vasta experiencia lo transforma en una voz autorizada en el tema. “El acoso laboral se puede manifestar de diversas maneras (Ver Recuadro al final) y el trabajador debe estar capacitado para captarlas y denunciarlas”, dice el asesor.
Según Vallejos, la causa principal de que se produzcan todas estas irregularidades a diario es el sistema laboral actual, ya que la inspección del trabajo sólo está facultada para fiscalizar y multar y no para corregir el problema, por lo que muchas veces la empresa prefiere pagar la multa, cuyo monto es bajo y seguir cometiendo la infracción.
A todo esto se le agrega que el sistema para cursar una denuncia es lento, por lo que el trabajador deja de persistir en ella. “Es el principal error que comete el trabajador, ya que al no insistir con la acusación, ésta prescribe y no hay sanción”, dice Vallejos.
La solución del problema, según la visión de la CUT, no pasa por aumentar las multas, sino que hacerlas más efectivas para que cumpla con la finalidad que le confiere la ley. “El empresario debe entender que así como él, el trabajador también tiene derechos y deben ser respetados” afirma Vallejos.
Con respecto a las herramientas que tiene un trabajador para defenderse del acoso, el Código del Trabajo establece que un trabajador puede demandar a su empleador en tribunales bajo la causal de falta de probidad o de cambio de función que causa menoscabo, ya sea material –remuneración- o moral.
El inconveniente de este procedimiento, según Vallejos, es que una vez cursada la demanda, el trabajador debe demostrar que se produjo el acoso, para eso debe presentar evidencias como testimonios de testigos, memorándums, mails, entre otros, en que aparezca el trato ofensivo.
Es por esta razón que muchas veces las denuncias quedan sólo en el intento y no logran formalizarse, ya que es difícil comprobar que se produjo una infracción que establezca un acoso.
Además, Vallejos agrega que son escasas las demandas por acoso laboral que se interponen en tribunales. “Por lo general, el trabajador llega a la justicia por hechos puntuales, como incumplimiento de contrato o no pago de indemnización por años de servicio”, asegura el asesor.
Otro factor que perjudica al trabajador es el escaso conocimiento que tienen de sus derechos laborales, es por eso que la CUT meses atrás presentó un proyecto que busca agregar dentro del programa escolar un ramo que enseñe los deberes y derechos del obrero.
Por último, Vallejos da una pequeña luz de esperanza de que el sistema laboral se arreglará
en el corto plazo, ya que cree que cuando empiecen a funcionar los tribunales del trabajo orales en enero del 2007, las demandas se agilizarán y será más fácil llevar a cabo las denuncias.
NO TODO ES MALO
Luego de estar años sufriendo diversos tipos de vejámenes en los lugares donde trabajó, Francisca parece haber encontrado la calma al entrar a trabajar en una cadena de supermercados, que debido a la gran cantidad de empleados, debe mantener de la mejor manera posible las buenas condiciones de trabajo.
Francisca dice estar feliz, el buen trato que recibe, así como la buena disposición de los jefes para atender sus dudas o problemas, han hecho que mejore su disposición a trabajar, lo que se refleja en que cumple de mejor manera su labor.
Las diversas actividades recreativas que se realizan a diario en cada local antes de iniciar la jornada laboral producen un efecto positivo en los trabajadores que se sienten más integrados con la empresa. “Lo bueno de estos juegos es que participan todos, desde el jefe hasta el más bajo en la escala jerárquica, lo que une a todos para cumplir la meta que es vender y atender bien”, asegura Francisca.
Otro punto que destaca en comparación a otros lugares de trabajo es que en el proceso de capacitación previo a trabajar, al empleado se le enseñan sus derechos para que exijan su cumplimiento. “Cuando firmé el contrato me dieron un manual que contiene todos mis derechos y explica qué hacer cuando éstos son pasados a llevar”, comenta Francisca con una leve sonrisa.
Como Francisca Godoy, muchos son los trabajadores que han sufrido mal trato en sus lugares de trabajo, pero aún existe la esperanza de encontrar un lugar que cumpla con las óptimas condiciones para ejercer la labor. Por mientras es esencial que el empleado conozca sus derechos y los haga respetar. Cuando ocurra eso, el trabajo aliviará el dolor.
RECUADRO:
La Dirección del Trabajo define tres tipos de acoso laboral, según la relación de poder que existe entre las personas.
1. Acoso moral horizontal: se da entre compañeros de trabajo que se encuentran al mismo nivel. Generalmente se da por problemas personales, envidia o por competencia. El que realiza el acoso busca obstaculizar el trabajo de su colega con el fin de dañar su imagen y carrera dentro de la empresa.
2. Acoso moral descendente: es cuando existe una relación de jerarquía entre acosador y acosado. Generalmente, suele ser del jefe al empleado.
3. Acoso moral ascendente: no suele darse comúnmente, pero es cuando el acosador se encuentra en menor jerarquía que la víctima. Suele darse cuando hay cambios en la estructura de la oficina por la llegada de un directivo nuevo que implanta nuevos métodos, o bien cuando el acosador asciende de puesto y sus antiguos colegas pasan a ser sus subordinados.
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