Hace unos meses en ALT1040 os contábamos la historia de Paul Winchell, uno de los ventrílocuos más famosos de Estados Unidos, que puso voz a Gargamel y Tigger, entre otros personajes. Winchell no fue solo conocido por sus trabajos en Hollywood, sino que también fue un prolífico inventor, al crear, por ejemplo, el considerado como primer corazón artificial.
Aquel dispositivo, cuya patente sería cedida luego a la Universidad de Utah, para desarrollar el modelo Jarvik-7, marcaría un antes y un después en el desarrollo de órganos artificiales para trasplantes. En particular, el corazón artificial desarrollado por Jarvik e ideado por Winchell, sería implantado por primera vez en 1982.
Durante esos años, casi un centenar de personas recibirían el trasplante de este corazón artificial, pero en la mayoría de casos, no aguantaban más de seis meses con el corazón artificial implantado. Durante los últimos años ha habido más avances en el desarrollo de estos órganos artificiales, como en el caso del modelo AbioCor. Sin embargo, el éxito no ha sido total, ya que en medicina aún se necesitan de órganos naturales para realizar trasplantes, y la apuesta por el corazón artificial no es segura.
Por este motivo, la compañía francesa Camat ha querido ir un paso más allá, y desarrollar un dispositivo que mezclara tejidos extraídos de vacas y componentes microelectrónicos, con el objetivo de crear un corazón artificialtotalmente funcional.
La innovación de este dispositivo radica en estar compuesto en sus membranas interiores por poliuretano, y estar controlado por una compleja red de sensores y microelectrónica. En su parte externa, la que estaría en contacto con la sangre, este corazón artificial presenta membranas creadas a partir de tejido de vacas.
El desarrollo de este corazón artificial ha tardado quince años en conseguir este modelo final, que será probado enpacientes con insuficiencia cardíaca en Bélgica, Polonia, Arabia Saudí y Eslovenia. En Francia, país donde se encuentra la compañía, las autoridades han solicitado más ensayos en modelos animales, para asegurar la eficacia y no toxicidad de este dispositivo.
La forma en la que Camat ha conseguido situar las superficies y membranas biológicas con la microelectrónica puede ser una ventaja a la hora de que este dispositivo sea implantado en los pacientes. Esto es debido a que podrían originarse menos casos de rechazo y evitarse problemas de anticoagulación, dos situaciones que suelen darse en el trasplante de este tipo de órganos.
A la espera de que se realicen los primeros ensayos en humanos, el desarrollo de este órgano es, sin lugar a dudas, una buena noticia para la medicina y para todos aquellos pacientes que esperan un trasplante. Quizás en los próximos años se pueda utilizar este dispositivo tan innovador en la práctica clínica.
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