EL CAMBIO CLIMÁTICO, ¿REALIDAD O CASUALIDAD?
"Las temperaturas en verano serán cada vez más extremas"
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Los últimos diez veranos han sido de los más calurosos de la historia. (EFE/Julio Muñoz)
Héctor G. Barnés - Sígueme en Twitter 07/08/2012 (06:00h)
Cuando los habitantes de Moscú vivieron en 2010 el verano más caluroso de su historia –o, al menos, de los años de los que se guarda un registro–, los defensores de la teoría del calentamiento global se lanzaron a afirmar que se trataba de una consecuencia evidente del cambio climático. Por su parte, los enemigos de dicha visión ecológica aseguraron que se trataba simplemente del producto de una situación específica (en este caso, un "bloqueo" atmosférico, tal y como defiende la NOAA) que no debe confundirse con un cambio en la tendencia global. Un reciente estudio realizado por James Hansen y sus compañeros Makiko Sato y Reto Ruedy defiende que tal cantidad de cambios significativos en la temperatura del planeta no pueden deberse a la simple casualidad.
A partir de los años ochenta, el calor es mucho mayor de lo estadísticamente probableHansen es una de las grandes autoridades desde que comenzó a estudiar el fenómeno a comienzos de los años ochenta. Hoy dirige el Instituto Goddard de Estudios Espaciales y admite "haber sido demasiado cauto" en su informe ante el Senado en 1988, tal y como explicaba el pasado sábado en las páginas de The Washington Post. "Fui demasiado optimista", reconocía Hansen en la columna de opinión titulada El cambio climático ya está aquí, y es peor de lo que imaginábamos.
Consecuencias letales
"Las anomalías en la temperatura han cambiado dramáticamente durante las últimas tres décadas, especialmente en el verano", concluyen los investigadores en el estudio, titulado La percepción del cambio climático y que será publicado esta semana en el PNAS, la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. "La distribución de la probabilidad de las anomalías de la temperatura se ha desviado más de lo esperado, hacia valores mucho mayores. Además, se ha ampliado especialmente en el sector de la población que sufría mayores temperaturas", lo que implica que los países más cálidos han tenido que enfrentarse con temperaturas más extremas durante los últimos años.
Nueve de los diez veranos más calurosos han tenido lugar durante la última décadaPara Hansen y sus compañeros, el desvío en las temperaturas veraniegas a partir de los años ochenta es tan acentuado que no puede explicarse por la mera casualidad. "Cualquier persona perspicaz lo suficientemente mayor como para recordar el clima entre 1951 y 1980 debería reconocer la existencia de un cambio en la temperatura, especialmente durante los veranos", señalan los científicos en el estudio, al mismo tiempo que recuerdan que no se trata de conjeturas sino de una revisión de los datos de que se disponen. Hansen y sus compañeros consideran que tanto el feroz verano moscovita de 2010 como la ola de calor que azotó Europa en 2003 y la sequía de los estados de Oklahoma y Texas el pasado año no se deben a fenómenos puntuales, sino que comparten un mismo origen: el calentamiento global.
Según los datos presentados en el estudio, la temperatura media del planeta ha subido unos 0,8 grados Celsius desde los años cincuenta, y nueve de los diez veranos más calurosos han tenido lugar durante la última década. La investigación sugiere que el calentamiento extremo durante los veranos se debe a la interacción de los ciclos hidrológicos y los ciclos de la energía, ya que los lugares donde se ha notado en mayor grado el calentamiento es en aquellos donde los períodos de alta presión atmosférica son más largos. Entre las consecuencias que se derivan de tal situación, según se sugiere en el estudio, se encontrarán los períodos prolongados de sequía y una mayor frecuencia de precipitaciones extremas que podrían dar lugar a inundaciones. Además, el agravamiento de dicho calentamiento provocaría migraciones masivas de especies hacia otros ambientes menos extremos y la posibilidad de la desaparición de determinadas razas que no pudiesen adaptarse a las nuevas condiciones.
Un problema de estadística
Precisamente, el pasado 23 de julio el Premio Nobel de Economía Paul Krugman se refería al trabajo de James Hansen en una columna dedicada al calentamiento global en The New York Times. Según el célebre autor de¡Acabad ya con esta crisis! (Crítica), es sencillo argumentar en contra del cambio climático ya que si por algo se define el clima es precisamente por ser variable, de manera que es de esperar que los detractores de la teoría se escuden en la casualidad para explicar el aumento de las temperaturas. Sería una mera cuestión de azar que ahora y no antes hayamos vivido veranos más extremos.
El estudio del profesor Richard A. Muller ha sido rechazado por sus inconsistencias metodológicasEl profesor Hansen fue precisamente el creador del concepto "dado del clima", que se refiere a las diferencias entre las fluctuaciones de la temperatura normales y esperadas, poco significativas –como las que se producen de un año para otro– y las tendencias generales que determinan un cambio global y que, según el investigador de la NASA y sus compañeros, poca duda hay de que se estén produciendo. Según señala Hansen, no tenemos la conciencia de que el calentamiento se esté produciendo debido a que las fluctuaciones interanuales nos llevan a pensar que estos cambios de temperatura son naturales, pero esto nos lleva a olvidarnos del panorama general.
El realizado por Hansen es un estudio muy similar al presentado por Richard A. Muller, en el que se analizaban las temperaturas de los últimos doscientos cincuenta años para concluir que el planeta es mucho más caliente ahora que entonces. Una investigación que no ha conseguido esquivar la polémica: aunque gozase de gran difusión, dichos estudios han sido rechazados por algunos científicos, como Ross McKitrick, que detalla en su blog personaltodos aquellos puntos en los que se muestra en desacuerdo con el investigador del BEST. Para el profesor de la Universidad de Guelph en Canadá, cuyo examen del estudio había sido solicitado por el Journal of Geophysical Research, el problema de Muller y su equipo es metodológico, lo que le llevó a rechazar el texto por dos veces sin que los investigadores del BEST se mostrasen dispuestos a modificar su sistema. Tanto en el caso de Muller como en el de Hansen, se trata de aproximaciones probabilísticas sobre un problema que aún no ha conseguido explicarse en profundidad: por mucho que la estadística resulte sospechosa, sólo futuras investigaciones dirán si es la acción del hombre la que ha alterado la temperatura del planeta o no.
Saludos
Rodrigo González Fernández
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