Hablábamos la semana pasada sobre competitividad y sus alcances. Hoy quiero sugerir un par de temas de alta significancia y que, por no considerarlos claves, se ha perjudicado al sector agrícola durante años. Me refiero a la escasez de financiamiento y a la estructura de comercialización.
Ayer, en una reunión con connotados actores del sector agrícola, conversábamos sobre como los dineros que a veces se le asigna a la Corfo. Aparentemente son traspasados al sector agrícola mediante engorrosos mecanismos y temo que, muchas veces, la banca a objeto de no compartir utilidades, simplemente no asigna fondos Corfo pero sí asigna sus líneas propias. Es sólo una impresión personal.
Todos hemos visto con asombro las excesivas utilidades de la banca en este año, y digo excesivas pues cuando uno observa el jueves negro que tuvimos el día 4 de agosto, donde el IPSA se hundió, por decir lo menos, y las bolsas del mundo en estado de alerta por la situación en España e Italia y el zapato chino de la economía norteamericana.
Simplemente llama la atención que la banca Chilena tenga un nivel altísimo de utilidades, lo que sencillamente tiene una explicación: Monopsonio de la oferta crediticia –pocos competidores y tasas de interés excesivas– que rayan en la usura cuando aplican legalmente la famosa tasa máxima convencional. Y sumado a lo anterior costos financieros altísimos por conceptos de mantención y otros ítems que nunca se explican claramente.
Solución sugerida: crear un banco o entidad que financie directamente al sector agrícola chileno y que se especialice en el sector. Algo parecido al banco Credit Agricole de Francia. Que lo manejen ejecutivos ligados a las profesiones del agro y no aquellos que encuentran bonita la flor del yuyo en una sementera de trigo, frase que más de alguna vez he escuchado.
Indap ya atiende crediticiamente a casi el 44% de las explotaciones agrícolas del país; el 56% restante lo atiende la banca que en ningún caso está especializada en el sector.
Otro gran tema es la comercialización de los productos agropecuarios, la cual sufre de las estructuras oligopsónicas de compra. Diversos estudios demuestran el grave costo social que implican estos poderes de compra.
Solución sugerida: Dar, de una vez por todas, el espaldarazo que necesita la Bolsa de Productos. Entidad financiera que financia facturas de venta, a menos de un 1% mensual, mientras la banca lo hace
a más de un 2% ó 3%. Entidad que permite operaciones de retrocompra de la producción, a tasas menores que si se operara con la banca.
Y por último, ojalá una de las conclusiones de la flamante mesa agrícola, sea desarrollar un programa de apoyo a la Pyme agrícola para que utilice, casi por obligación, el seguro agrícola y los seguros de precios. Así, se permitirá mejorar su situación financiera y mejorar en consecuencia la rentabilidad sectorial.
Jorge Neira, Economista Agrario.
IM Trading
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