Ya hemos dicho en un artículo anterior que existe una profunda relación entre la actual visión materialista de la vida, y la ausencia del desarrollo de nuestra inteligencia emocional. Hoy nos proponemos demostrarles cuan amplia es esta influencia y como se relaciona con la actual crisis económica.
En el siglo pasado, sobre los años 60 un psicólogo de la universidad de Standord, W. Mischel comenzó a llevar, con su grupo de trabajo, un experimento de largo recorrido en el que llevarían un seguimiento a lo largo de 20 años. La primera parte del experimento consistió, en lo que, con el tiempo, se ha denominado "el test de golosina".
La experiencia consistía en llegar a una clase (de infantil) y comenzar a desarrollar una dinámica con ellos, en un determinado momento se fingía que el animador tenía una llamada, y entonces, se hacía la experiencia: se colocaba encima de la mesa de cada uno de ellos una golosina (chocolatina) y entonces el animador decía: "debo de marcharme ahora porque tengo una llamada muy importante, creo que tardaré poco, como mucho 20'. Se pueden comer la chocolatina, pero si esperan a que yo vuelva sin comértela te daré dos". La chocolatina quedaba encima de la mesa delante de ellos para que la vieran perfectamente (aquellos 20' se hicieron eternos para algunos de los niños). Seguidamente se anotaban por el grupo de Mischel el comportamiento de cada uno de los niños (sin que ellos lo supieran), durante el tiempo que se quedaban solos en la clase. El estudio, como hemos dicho, implicaba el seguimiento del comportamiento escolar de los niños testados, hasta la misma universidad.
El experimento de Mischel comprobó que aproximadamente las 2/3 partes de los niños lograron controlar el impulso inicial de comerse la chocolatina hasta que el animador volviera a la clase, mientras que el resto no pudieron resistir la tentación y se la comieron.
Lo que más sorprendió del experimento se obtuvo a final, cuando se comprobó que con un altísimo porcentaje de acierto, los chicos que "pasaron el test", con el tiempo, eran personas más equilibradas, sociales, seguros en si mismo, emprendedores, y lograban sus objetivos no solo académicos, sino también personales (salir con chicas, tener buenos amigos, formar parte de un equipo o pandilla, cumplimiento de normas, etcétera). Por supuesto, las calificaciones y notas mantenían un abismo claro entre este grupo y el del grupo que no consiguió superar la tentación. Dentro de este grupo, una parte importante, no continuó sus estudios.
Bueno, ¿podríamos hacer una comparación entre esta experiencia, esta sociedad y la crisis económica que comenzamos a padecer?, es decir, pasa esta sociedad, es decir, sus miembros, el test de la golosina? ¿Cómo sería nuestro testa de la golosina? Veamos, ¿podría ser algo así como…?: ¿han resistido ustedes la tentación de comprarse una casa con los precios a los que costaban y las facilidades que daban?; ¿han resistido la tentación de sobornar para hacer negocios o de admitir "una ayudita" para permitir la construcción de un bloque de casas o un hotel sin seguir las normas y las leyes oportunas?
O también, ¿se han comprado un piso a 30 o 35 millones de las antiguas pesetas que no llega a 90 m2?; ¿sería esta compra una muestra de nuestro autocontrol? Pagar al banco casi dos casas por una hipoteca a 30 o 40 años ¿es una consecuencia del control de nuestros impulsos? Ir de vacaciones o cambiar de coche con una hipoteca de este tipo por pagar, ¿es una muestra de autocontrol emocional? Endeudarse con una 2ª casa para tener otra o para especular con ella, ¿ha sido una muestra de autocontrol emocional? Haber construido 400.000 viviendas en España más de las que se necesitaban, ¿ha sido una muestra de nuestro autocontrol? Vivir estresados, y ahora, desesperados para llegar a fin de mes, ¿es una demostración de nuestra inteligencia emocional?
Podemos comprender sin ser expertos en el tema que: 1.-la economía, el aspecto material de la vida, depende poderosamente del desarrollo de la inteligencia emocional, y 2.-no controlar nuestras emociones, nos lleva a pensar equivocadamente, y a decidir equivocadamente.
Se dice que la diferencia básica entre, cuando somos grandes (entiéndase más viejos) y cuando somos pequeños, estriba "en el precio de los regalos", pero también existe otra diferencia muy interesante a tener en cuenta. De pequeños levantamos los hombros y bajamos los ojos cuando nos preguntan por nuestra falta de autocontrol. De "mayores" hemos aprendido otras actitudes evasivas (menos honradas), que se suelen calificar actualmente a nivel social como inteligentes, y culpamos a los demás de nuestra incompetencia. En este caso, ¿quién es el culpable?, ¿mi vecino?,¿mi hermano?, ¿mi enemigo? ¡Está claro, ¿no?!
Seguro que los economistas no relacionarán este déficit emocional social con la actual crisis económica basada en un consumismo galopante –antes lo llamaban codicia- y en una ética corrupta, pero seguro que Mischel lo tiene claro.
La pregunta más obvia, entonces, parece ser: ¿pasaron o pasan ustedes el test de la golosina?
Salud y suerte.
José Ignacio Quintero Rosales es entrenador de la Inteligencia Emocional, Proffesional Coach y Life Coach y miembro del Instituto Internacional de Coaching.
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