América Latina ha crecido en los últimos cinco años a una tasa interanual del 4.7% la mejor en 30 años. Hay un momento de oportunidad muy importante para encarar las agudas brechas sociales. Casi 200 millones viven en pobreza. Uno de cada 4 jóvenes está fuera del sistema educativo y del mercado laboral. Excluidos son vulnerables al delito juvenil que crece en toda la región.
La situación puede empeorar por el aumento del precio de los alimentos, el rubro en que más gastan los hogares pobres. Ya los aumentos producidos han generado 10 millones más de pobres según la Cepal. Según el BID, un aumento sostenido del 30% en rubros básicos como harina, maíz, carne, soya, azúcar y arroz, significaría que por lo menos 26 millones de personas caerían de nuevo en la pobreza extrema.
En este contexto junto a las políticas públicas, cabe un rol clave a la responsabilidad social de la empresa privada, (RSE). En el mundo desarrollado hay gran presión para que la empresa se involucre activamente con los grandes problemas sociales, aportando no sólo recursos sino también su arsenal de tecnologías. Es lo que están haciendo Gates y Buffet a través de la Fundación Gates dedicada a salud pública y educación, y muchas otras empresas de punta. Es lo que exige el creador de Davos, Klaus Schwab: "las corporaciones globales no tienen sólo una licencia para operar sino un deber cívico en sostener el bienestar mundial en cooperación con los gobiernos y la sociedad civil... deberían cooperar en áreas que puede tener un impacto dramático sobre el futuro del globo como entre otras: cambio climático, falta de agua, enfermedades infecciosas, educación, pobreza extrema, corrupción, respuesta a los desastres". The Economistinforma que en una amplia encuesta, sólo 4% dijeron que la RSE "era una pérdida de tiempo y dinero". Enfatiza que la "RSE ha ganado definitivamente la batalla de las ideas".
En América Latina a pesar de avances falta mucho por hacer en este campo. Hay cierta creencia en la región de que una empresa es responsable si paga sus impuestos y cumple con las leyes. La demanda social dice que no basta, que debe involucrarse en los grandes problemas colectivos. Impulsarla y asumir la RSE no es un lujo. A nivel internacional las empresas con mejor RSE se han mostrado más competitivas, se posicionan mejor con los consumidores, tienen más sostenibilidad, mayor productividad de su personal, y generan más confianza en los pequeños accionistas. Empresas ejemplares como Natura, Tierra América, y otras ya están publicando el triple balance: financiero, social (qué hicieron por la comunidad), y medio ambiental. Ante las demandas sociales en aumento por más ética a los políticos, pero también en las empresas, la RSE no es una opción. Seguir en los viejos modelos autocentrados sólo en el cortoplacismo, es hacer gerencia mediocre, hacer bien y a fondo RSE es gerencia de excelencia.
Autor de diversos best sellers;
su más reciente obra preparada con el Nobel de Economía Amartya Sen "Primero la Gente" (Planeta/Deusto, 2008)
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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