El cambio climático calienta el valor de las compañías 'verdes' en la Bolsa
Las ayudas públicas propician las subidas, pero también suponen un riesgo
MANUEL V. GÓMEZ - Madrid - 26/11/2007
Apenas hace cinco meses que Solaria salió a Bolsa. Un tiempo más que suficiente para que el fabricante de módulos solares brille con luz propia en el parqué. Lo hace desde el primer día: subió un 36%; un 25% al siguiente. Y así hasta casi duplicar su precio de salida a Bolsa (9,5 euros por título). Tanto es así que sus máximos accionistas, la familia Díaz-Tejeiro, poseen un patrimonio valorado en más de 1.100 millones contando sólo su participación en la sociedad cotizada (el 61,5%, según fuentes de la compañía).
IBERDROLA (Iberdrola, S.A.)
A FONDO
- Sede:
- Bilbao(España)
- Sector:
- Eléctricas, Gas y Agua
- Cotización:
- IBE 0.36%(29/11/07 13:04)
- Presidente:
- José Ignacio Sánchez Galán
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El despegue de las acciones ha atraído a los gestores de fondos de inversión
La firma manchega, que nació hace ahora cinco años, no ha estado sola en la escalada bursátil. La incómoda verdad en que se ha convertido el cambio climático ha beneficiado la cotización de las compañías verdes.
Iberdrola, la primera generadora mundial de energía eólica -en diciembre tendrá unos 7.700 Megavatios-, acumula este año unas ganancias en Bolsa de casi un 40%. Fersa, con apenas una capitalización de 525 millones, lidera las subidas del mercado continuo este año (un 179%). Acciona, la constructora de la familia Entrecanales con grandes intereses en energías renovables, hace lo propio en el selectivo Ibex 35 (53%). Y Gamesa, el fabricante de aerogeneradores, se ha revalorizado un 36% desde enero.
Más allá de las fronteras españolas, el escenario no cambia. Vestas, el rival danés de Gamesa, ha subido un 84% y la filial de renovables de EDF, con apenas un año en Bolsa, casi ha duplicado su valor. El paradigma de todas las beneficiadas se encuentra en Estados Unidos. El fabricante de módulos solares First Solar casi ha multiplicado por seis su valor desde enero.
Al calor de los incentivos y las primas de los Gobiernos para reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera -causantes del cambio climático-, las compañías que han hecho una apuesta ecológica han recibido el espaldarazo de los inversores. También a lomos de la galopada del petróleo hacia los 100 dólares por barril.
"Las ayudas públicas permiten la rentabilidad [de estas empresas]", afirma César Rodríguez, analista de Atlas Capital. En España, la energía fotovoltaica cuenta con una prima por Megavatio producido que oscila entre los 33 y los 41 céntimos durante un cuarto de siglo, cuando producirlo cuesta 25 céntimos. El resto de energías renovables también cuentan con respaldo oficial.
Este clima ha llevado hasta el parqué dinero ávido de valores verdes. Peter Sweatman, director de Climate Change Capital, atribuye el calentamiento de este tipo de acciones a la poca oferta que hay de valores medioambientales y a la gran cantidad de dinero presente en los mercados dispuesto a invertir en ellos. Una opinión que comparte con Raimundo Fernández Cuesta, de Credit Suisse: "Hay escasez de compañías de este tipo que cotizan en Bolsa".
A la hora de explicar esta gran demanda, Sweatman suma cuatro causas a las ayudas gubernamentales: Europa tiene que aumentar su producción de energías renovables un 250% hasta 2020; la tecnología de las energías renovables avanza, por lo que los costes de producción bajarán; la escalada de los combustibles fósiles las hace competitivas; y la posibilidad de encontrar nuevos mercados resulta más sencilla por tratarse energías limpias.
En este contexto, Iberdrola Renovables saldrá a Bolsa el próximo 13 de diciembre para captar 300.000 pequeños accionistas. La firma está valorada entre 22.500 y 30.000 millones y su consejo de administración, de 15 miembros, percibirá cinco millones de euros en 2008 (al margen de las acciones que se les entreguen).
Pero la inversión en estas compañías no está exenta de riesgos. La volatilidad hace acto de presencia tanto a corto como a medio plazo. Solaria logró su máximo histórico (24 euros por acción) el pasado 8 de noviembre. Desde entonces acumula una caída de casi un 25%. Los títulos de Abengoa, la compañía andaluza con una dilatada trayectoria en energías renovables y biocombustibles, han perdido en lo que va de año un 18,37%. Lejos queda Abengoa de la productora alemana de biodiésel Verbio, que en 2007 ha perdido un 80%.
Los riesgos, por contradictorio que parezca, provienen del sector público. Así piensa Lluis Peralta, de Gaesco Valores: "Hay primas a las energías renovables en la tarifa, pero una vez se llegue al objetivo de generación previsto desaparecerán". Las pronunciadas subidas de algunas compañías traen al sector la palabra maldita: burbuja. "Hay mucha demanda y suben los precios. El peligro es que pase lo que sucedió en los noventa [en referencia a la burbuja tecnológica]", añade Peralta.
El despegue bursátil de las acciones verdes no ha pasado desapercibido a los gestores de fondos de inversión. Comienzan a proliferar productos financieros con etiqueta ecológica y sostenible. Su rentabilidad es muy superior a la de otros productos comparables.
No es extraño encontrar en el mercado fondos verdes que paguen una rentabilidad muy superior. Víctor Alvargonzález, consejero delegado de Profim -empresa independiente de análisis de fondos de inversión-, explica que la rentabilidad media de los fondos en el mercado este año es de un 2%. Sube hasta el 12% si el fondo se dedica a la inversión en energía en general. Pero se dispara hasta una media del 32% si sólo apuesta por compañías verdes.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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