Organizaciones civiles: un actor clave de la recuperación
| Alejandro Laurnagaray de Urquiza, consultor y analista político. |
No resulta ya hoy novedosa la notable y creciente participación de las organizaciones civiles en la vida política y social argentina; llamadas éstas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs) o Fundaciones, representan al llamado Tercer Sector; agrupando así, a todas las asociaciones sin fines de lucro que trabajan en el fortalecimiento de las distintas comunidades en el país y en todo el mundo.
Desde el 2001 representan un papel clave en la reconstrucción del tejido social de la Argentina y hoy, se afianzan como partícipes clave en la elaboración de políticas públicas detrás del poder estatal.
El Sector Público había dejado de lado gran parte de sus responsabilidades. A partir de allí, las distintas organizaciones comenzaron a multiplicar sus acciones y políticas en los ámbitos de la sociedad que habían sido desprotegidos: salud, educación, alimentación, cultura, medio ambiente, empleo y producción, entre otras. Así, mantuvieron una participación activa y creciente sobre todo cuando el Estado comenzó a retomar sus funciones una vez iniciada la recuperación.
De este modo, la crisis consolidó a este nuevo actor del sistema sociopolítico, el cual articula acciones precisas y casi de modo quirúrgico con el sector público y privado -que representan al primer y segundo sector- generando una sinergia positiva que reúne a las tres estructuras socioeconómicas y fortalece los lazos comunitarios.
Las organizaciones sin fines de lucro han adquirido a través de los años un importante grado de representatividad en las bases de la sociedad llamando la atención de la clase política y también del sector empresarial, actuando este último a través de los mecanismos de Responsabilidad Social Empresaria.
Podemos observar hoy como algunos representantes del tercer sector han asumido cargos en áreas gubernamentales o bien como destinan las distintas provincias partidas presupuestarias -aunque reducidas- a distintas asociaciones civiles. Y como numerosas ONGs aplican programas mediante la articulación de proyectos con las empresas privadas más importantes; es el caso de Repsol YPF, Arcor, Unilerver y otras tantas también firmantes del Pacto Global, un instrumento de las Naciones Unidas con fines exclusivamente sociales.
Una organización como Cáritas, que actúa tanto en el país como a nivel internacional, fomenta y aplica políticas junto con otras organizaciones también internacionales y locales, y con gobiernos y empresas multinacionales de manera de promover los principios socio-religiosos y fortalecer a las comunidades más vulnerables. Es además, un órgano consultivo por la Organización de las Naciones Unidas para el desarrollo de políticas sociales.
De esta misma manera interactúan cientos de organizaciones civiles en todo el planeta. Atraviesan todos los canales de participación política y social conocidos, sean los internos de un país o atravesando las fronteras nacionales, culturales y religiosas en los cinco continentes. Se las cuentan hoy por miles en la Argentina y cientos de miles en todo el mundo.
En el país hay registradas más de 13.500 y desarrollan sus actividades sobre problemáticas y ámbitos diversos: pobreza, salud, medio ambiente, cultura, educación, empleo, producción, defensa de pueblos originarios y trabajando por la integración en todos sus tipos y niveles, etc.
Sólo en Capital Federal y Gran Buenos Aires existen más de 5000. En la Provincia de Córdoba son más de 800, en Salta superan las 400, en Entre Ríos las 300, y otras miles distribuidas en el resto del territorio nacional.
Estas organizaciones no lucrativas representan a numerosos grupos de personas que han hallado otra manera posible de participación política en el sistema democrático. Y si bien restan ajustarse diversos aspectos en el funcionamiento de varias de ellas -en cuanto a cuestiones legales y mecanismos de financiamiento y control-, sin lugar a dudas protagonizarán en este siglo que recién se inicia junto al primer y segundo sector del desarrollo de una sociedad global cada vez más integrada e interdependiente.
A través de las organizaciones civiles se manifiesta -junto con el voto- una de las principales formas de participación ciudadana, representada en fuertes convicciones y a través de proyectos precisos para solucionar problemas comunes a toda la humanidad. Así, hay de manera conjunta entre los Estados, los organismos supranacionales, el sector privado y la ciudadanía representada en un cada vez más activo Tercer Sector.
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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