viernes, agosto 17, 2007

Las dificultades del conejito Playboy

Las dificultades del conejito Playboy
Helen Soteriou
Los Ángeles

Conejita con un número de la revista
La imagen de la rubia platinada que tanto vendió en el pasado parece haberse devaluado.
El largo camino que hay que recorrer desde el portón hasta la idílica Mansión Playboy hace pensar que la casa es mucho más grande de lo que es en realidad, y menos hogareña.

Las paredes están recubiertas de obras de arte del siglo XX de Matisse, Dalí y Pollock; los estantes, atiborrados de libros sobre cine.

Hugh Hefner, el octogenario fundador de una de las marcas más reconocidas del planeta, la recorre en pantuflas seguido de cerca por Littlefoot, un perro viejo.

Pero aunque Hefner parece muy cómodo, los años no le sientan tan bien a su empresa Playboy.

El valor de sus acciones ha caído en picada desde su cima de 1999, cuando se vendían por US$35. Hoy por hoy, cada título se vende a US$10, y no ha superado los US$20 en lo que va del siglo XXI.

Una vida estructurada

Hugh Hefner, el fundador
Hugh Hefner se prepara para abrir clubes de apuestas por todo el mundo.
En casa, Hefner asegura llevar una vida absolutamente estructurada.

Durante el día se ocupa de las cuestiones editoriales cotidianas y por la noche participa en eventos previstos que encajan cual piezas de relojería en su organizadísima semana, incluyendo noches de películas con sus amigos en su sala de cine particular.

Cuando se lanzó en 1953, Playboy se presentó al mercado como un "manual para el hombre urbano", y el conejito del corbatín -con cierta connotación sexual y un aire de sofisticación- se eligió como logo.

Las ventas pronto se dispararon y un año después Playboy vendía más que Esquire, la revista donde se inició Hefner.

Pero la imagen de la rubia platinada que tanto vendió en el pasado parece haberse devaluado, y el negocio de la publicación -enfrentada a rivales digitales y otras revistas de estilo no pornográficas- ya no es el que era.

Cambio de rumbo

El poder de resolver la situación está en manos de la hija de Hefner, Christie, directora ejecutiva.

Bajo su mando, un 40% de los altos mandos de Playboy son ahora mujeres, y la empresa pretende diversificar y animarse en nuevos campos, como las apuestas.

Fuera de la marca Playboy establecida y las conejitas, el grupo se distingue poco de otros sitios de apuestas
Ed Barton

Pero aunque la compañía progresa, Christie enfrenta una tarea difícil.

En el segundo trimestre de este año, Playboy se hizo con ganancias de apenas US$1,9 millones, comparado con las pérdidas de US$3,3 en el mismo período del año pasado.

De acuerdo a Hefner, las dificultades que enfrenta la revista en Estados Unidos "no están mejorando".

Pero las ganancias de los negocios paralelos de Playboy crecieron un 36% hasta US$5,5 millones.

Apuntando a la mujer

La mansión Playboy
En casa, Hefner asegura llevar una vida absolutamente estructurada.
Esta división apareció por primera vez en la década de 1980 en respuesta a una cultura underground en la que la gente estaba literalmente arrancando las tapas de la revista para pegarlas en buzos y camisetas.

La empresa aprovechó la oportunidad y comenzó a vender lencería con la marca del conejito, así como artilugios eléctricos, en más de 150 países. De esta forma llegó a un público mucho más amplio que con la revista, que apenas se distribuyen en 21 países.

El público objetivo de de Playboy es joven y está a la moda, y hasta el 80% es mujer.

Para ellas, dice uno de los directores de Playboy en Europa Markus Grindel, "Playboy representa la buena vida".

Esto se transmite a través de "la sensualidad de la marca, su glamour y estilo único", dice, para agregar que "en un nivel más profundo, Playboy defiende la libertad de elección y la expresión personal".

Saludos
Rodrigo González Fernández
Renato Sánchez 3586 of. 10
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santiago-Chile
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