| |
"Viña Montes tiene todo lo que un enólogo quisiera porque es una empresa a la que el éxito no le pesa, son capaces de arriesgar y estar siempre innovando", señala Aurelio Montes del Campo. Verónica Moreno
Una de las decisiones que más se demoró en tomar Aurelio Montes del Campo fue el ingreso a Viña Montes, propiedad de su padre Aurelio Montes Baseden junto a Douglas Murray, José Antonio Garcés y Sergio Barros -entre otros socios minoritarios-. Pero el momento llegó y desde el 1° de febrero pasado es parte del staff de enólogos, lo que Aurelio deja muy en claro: "soy uno más dentro de un equipo que es tremendamente afiatado. He llegado para aprender, mi venida a Montes no tiene que ver con un trabajo o proyecto específico, sino que para integrarme al grupo de enólogos, creo que yo solo y de manera gradual debo ir viendo hacia dónde pongo el énfasis porque además hay muchos enólogos destacados y entre ellos el personaje más importante, que es mi padre. Además, Montes no necesita a nadie que venga a cambiarles nada porque la verdad es que lo han hecho muy bien", explica.
Agrega que la posibilidad de trabajar en Montes es una experiencia única gracias a los negocios que ha ido desarrollando en Estados Unidos y la Viña Kaikén en Argentina, además de los 77 países a los que exportan. "Tiene todo lo que cualquier enólogo quisiera, es una empresa exitosa con un contingente humano consistente, con un tremendo equipo de enólogos. El éxito no le pesa, no se quedan pegados, son capaces de arriesgar y estar siempre innovando", puntualiza el enólogo.
Su paso por Ventisquero
Y si bien Aurelio Montes Jr., tiene claros las virtudes de la viña que lidera su padre, también tuvo claros los motivos por los cuales decidió dilatar la decisión de ingresar a la viña. "Mi oficio me encanta y en la Universidad Católica fui un alumno promedio, pero estudié mucho y me enamoré de lo que hacía por eso cuando egresé y tuve la posibilidad de entrar a Montes dije no, porque no quería que pensaran que estaba ahí sólo por ser hijo de quien soy, era preciso validarme y para eso tenía que tener experiencia fuera, hacer un camino independiente que me permitiera hacer una carrera sólida", señala.
Es por eso que luego de su paso por la universidad decidió irse de viaje a Nueva Zelanda, Estados Unidos y Australia donde trabajó como obrero, "con lo que me hice unas lucas para seguir viajando", pero también conoció de cerca la experiencia vitivinícola de Rosemount State y Margaret River, en el país continente.
Y en su retorno a Chile volvió a tener la oferta de trabajar en Viña Montes, pero de nuevo declinó y optó por ser parte del equipo de Viña Ventisquero, empresa en la que estuvo durante seis años y de la que Aurelio Montes no se cansa de decir que fue una experiencia altamente positiva. "Siento que gané desde todo punto de vista, no sólo en términos personales, sino que también profesionales. El haber sacado varias medallas de oro, además de la creación del vino Único de Luis Miguel y también de Ramirana, un vino muy exclusivo que ha sido bien exitoso".
Agrega además que la experiencia de haber trabajado en una viña que comenzaba de cero significó para él un aprendizaje constante. "Nos involucrábamos en todo el proceso, ¡si hasta hice comerciales! Formamos un grupo bien aclanado y por eso también me dio pena salir de Ventisquero, pero al mismo tiempo me fui con ese gustito rico de haber hecho bien el trabajo y con el sentimiento de que entregué lo mejor de mí y que respondí a la confianza que se me entregó. Fue una etapa muy buena porque afirmé mi confianza, me empecé a sentir cómodo, con más seguridad y autoridad", puntualiza.
Fue en ese contexto, de mayor seguridad y de haber probado su valor como enólogo, cuando Viña Montes le volvió a proponer que se integrara a sus filas y esta vez la respuesta de Aurelio fue distinta. "Ahora es un momento en que sé que estoy en Montes porque tengo un valor como enólogo. Básicamente yo quería que Montes me invitara a trabajar por mi calidad profesional y no por ser el hijo de
quería que fuera por mérito propio y la única forma era haciendo una carrera de manera más independiente. Además mi padre no es el único dueño de Montes, hay varios socios y por respeto a ellos también a mí me parecía importante ganarme el puesto más que heredarlo", sentencia.
Su sueño en Montes
Y sabe también cuál es el principal desafío para Viña Montes: "permanecer en el éxito, mantener la calidad y la imagen porque la viña ha logrado tener un prestigio gigante no sólo a nivel de críticos y especialistas, sino que también con la gente común y corriente que une el nombre de Montes con el concepto de calidad. Uno siempre está jugando al borde de pasar la delgada línea del error, una de mis misiones como parte del equipo es no permitir que esa línea se transforme en una amplia franja, porque ese es un peligro con el que uno juega día a día", explica y agrega que ese es un problema con el que hay que saber lidiar, "cuando te empieza a ir bien y las ventas crecen, como le ha sucedido a la empresa, la tentación de producir más siempre está, pero el éxito de Montes ha sido justamente no hacer eso y mantener el crecimiento de manera súper orgánica privilegiando la calidad".
En cuanto a un sueño personal, confidencia que está entre sus proyectos hacer un vino personal, "ése es el sueño de todos los enólogos, hacer un vino que sea 100% tuyo es como pintar un cuadro, una pequeña obra de arte. Ojalá lo pudiera hacer en Montes, aunque para eso falta tiempo y mucho que aprender todavía", finaliza.
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario